Mientras el Museo Histórico Nacional hace foco en el rock de los 80 al albergar una megamuestra que reúne instrumentos, fotografías, discos, afiches, vestuario, manuscritos y archivo audiovisual de bandas y artistas como Charly García, Fito Páez o Los Redondos, la Manzana de las Luces dio inicio a una exposición que dialoga de manera directa con esa propuesta pero que se centra en el rock que surgió en las provincias durante la misma década y se expresó más allá de la escena porteña.
La exposición titulada "Manzana Rock Provincial: la Efervescencia Interior" ahonda en la irrupción del rock en los años 80 en las provincias, una investigación encarada por la Manzana de las Luces como una suerte de work in progress que espera completarse con la interacción del público, y que a priori muestra una gran abundancia del heavy metal y del punk.
"Las provincias son metaleras", dice a Télam Gustavo Blázquez, antropólogo musical y director de la Manzana de las Luces.
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El itinerario por la muestra se enmarca en un tiempo de semillero no sólo de bandas y artistas sino también de un movimiento under de personajes y de lugares que se convirtieron en íconos de encuentro de esa transición del rock hasta la masividad que llegó después de la última dictadura cívico militar.
Esta muestra está en diálogo con la del Museo Histórico pero mientras aquella enfatiza en el mainstream de Buenos Aires, eso que pasaba en Capital también pasó en las provincias.
"Si bien muchas de esas bandas no llegaron a Buenos Aires sí tuvieron un importante eje de resonancia en sus propias provincias, de muchísima relevancia y muchos seguidores, explica Blázquez.
"Hay una idea de que la música provincial es folklore pero no es así. La escena under no dialoga con ese género musical sino que directamente rompe con él. Entonces en las provincias no solo era difícil hacer rock, sino que se hacía el rock menos interesante para el mercado porteño: el rock pesado", analiza.
Cientos de globos de colores serpentean por el suelo de las dos salas que ocupa la muestra -hay que abrirse paso entre ellos-, mientras que las luces de colores acompañan el clima que busca generar esta propuesta federal: un carácter lúdico, interdisciplinario, experimental que apunta a las emociones, a romper con lo cotidiano de la percepción. Allí mismo, una suerte de tótem -una torre kitsch- con tres televisores de los de antes, de caja grande, proyectan fragmentos de recitales y fotografías de archivo.
Lo que acá en Buenos Aires se llama under allá no existía. Lo oficial era el folklore, entonces el under de las provincias es directamente la escena del rock, desmenuza Blázquez, director de este emblemático edificio porteño, investigador del Conicet y doctor en Antropología Social.
Mientras a nivel nacional acaparaban la atención bandas como Los Abuelos de la Nada, Los Twist, Soda Stereo, Sumo, Virus, Los Redondos, Viuda e Hijas de Roque Enroll ¿qué ocurría en cada una de las provincias? En un garaje o en un departamento de estudiantes se ensayaban acordes, surgían letras de canciones y se organizaban bandas de rock.
También se hacían presentaciones en bares donde se reunían los seguidores y las seguidoras que también se encontraban en una disquería o en el patio del colegio. Sin embargo, pocos grupos fueron los que lograron grabar discos y asomar a la escena porteña sin poder conquistarla.
Se cree que no hay nada escrito sobre el rock en las provincias, pero hay muchísimo, muchas investigaciones locales publicadas por editoriales universitarias que no llegaban a capital o de diarios de allá. Y cuando no llegan a Buenos Aires pareciera que no existen, y eso es lo que queremos discutir: esa idea errónea de que todo pasaba acá y allá nada, expuso.
Además, en las provincias tenemos todos los grandes festivales de rock nacional. Uno de ellos, el de La Falda, será el antecesor del actual Cosquín Rock. En Cipolletti, Formosa y otras ciudades del interior había mega festivales donde tocaban tanto los artistas locales como los de Buenos Aires. Muchos músicos que luego fueron famosos se consagraron en La Falda, detalla Blázquez.
La Manzana de las luces es uno de los más icónicos edificios porteños. No hay salas del estilo cubo blanco en su interior y en estas paredes en las que late el eco de la historia argentina, se acomodan en las paredes una veintena de afiches, ploteados -imagen y texto- que repasan lo más destacado de cada una de las provincias argentinas.
Años agitados los de los 80, que coinciden con una ola que recorrió el territorio nacional para generar en jóvenes y adolescentes un grito de libertad y pasión; ganas infinitas de ensayar una subjetividad diferente, se lee en el ingreso a la primera sala de la muestra, en el afiche que da la bienvenida, y que refiere a una ola que movió las aguas de grandes ciudades y pequeños pueblos.
En esa época, el rock provincial crece y crece, tratando de llegar a Buenos Aires, que parecía el único camino para hacer en ese momento y aún hoy. Pero en 1989, con la crisis económica, la hiperinflación acaba con esa movida, porque estos jóvenes no habían conseguido profesionalizarse, no habían conseguido el éxito en los parámetros de su momento, por lo que se empieza a desarmar el movimiento cultural, y a transformarse en otra cosa, repasa el director.
Y añade: Algunos sí llegaban a Buenos Aires. Grabar un disco era muy barato. Las compañías tenían mucho interés y les sobraban horas de estudio, pero después no se invertía en la distribución. Entonces había muchos discos que nadie se enteraba que existían. Eso se repite provincia tras provincia, detalla Blázquez.
Esta muestra, entonces, quiere recuperar esa experiencia de los 80 dando cuenta de la gran producción cultural que hubo. Para ello, la Manzana encaró una investigación para relevar a todas las bandas que estaban funcionando en los 80 en las provincias.
Cada provincia tiene su propio afiche, repleto de bandas, artistas, lugares y personajes de rock que allí aparecen. En el centro de la escena, de la sala, un inmenso mapa del territorio argentino, acostado sobre una mesa, exhibe mediante alfileres que lo pinchan cada una de las bandas de rock allí surgidas. Los alfileres se amontonan notoriamente en algunos territorios (la hipótesis indica que cerca de la vida universitaria), y se vuelven escasos en otros puntos del mapa. Nada hay en las Malvinas.
Una batea, como las que otrora exhibían álbumes en las disquerías, ubicada cerca del mapa, permite a cada visitante completar su propia ficha, sumar sus memorias, y completar este rescate, en caso de que algún nombre o proyecto que conozca esté ausente aquí. Si una banda no está acá el visitante podrá sumarla, la vamos a corroborar y luego la incorporamos a la muestra, que queremos que sea una construcción colectiva del conocimiento, dice Blázquez.
Está claro que la ciudad de Buenos Aires no tiene su afiche aquí -ya tiene toda una muestra con 800 objetos en el Museo Histórico- pero lo que sí hay es una referencia a la Manzana de las Luces: Hubo mucho rock y punk en los 80 acá. Muchas bandas que empezaban, Los Cadillacs, Vivi Tellas y sus performances, Todos tus muertos, pasaron por acá.
Un último punto, aclara el director de la Manzana: todo lo análogico que se ve aquí tiene su correlato en digital, en una app construida especialmente bautizada Rock provincial: No hace falta venir a Buenos Aires para ver la muestra entonces, se ufana.
Finalmente, Blázquez dedica un momento de la entrevista a repasar a los curiosos nombres de las agrupaciones de entonces -hoy impensados, dice- como Los viejos putos (de Córdoba), Hijos de mil (de Santa Cruz), Sangre en polvo (de Jujuy), Meada Korrosiva de La Pampa, Agresor de Río Negro, Big Bardo Brothers de Tierra del Fuego o Dokumentos por favor de Santa Fe. Inevitable leer estos nombres en relación a la época. Al igual que en la muestra del Museo Histórico Nacional, aquí es ínfima la presencia de mujeres en el rock de los 80, sin importar el punto cardinal.
La exposición permanecerá hasta el 31 de julio, de miércoles a domingos de 12 a 19, en el Complejo Histórico Cultural Manzana de las Luces, ubicado en Perú 294, con entrada libre y gratuita.
Con información de Télam