El pequeño palacio de la Isla Fiscal, uno de los sitios más icónicos de Río de Janeiro donde el emperador brasileño Pedro II celebró una última fiesta antes de ser derrocado por los republicanos seis días después, reabre hoy sus puertas al público para conservar el estilo arquitectónico del Imperio del Brasil, tras casi dos años de reformas.
El lugar, denominado Isla Fiscal porque originalmente había sido pensado para servir de aduana por su estratégica localización a la entrada del puerto de la ciudad, fue construido bajo los patrones del neogótico y pintado de verde, informó hoy la prensa local.
Ubicado en medio de la bahía de Guanabara, tiene vista panorámica al centro histórico y los principales puntos de la ciudad: el Cristo Redentor y el cerro de Pao de Açúcar.
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Inaugurado en abril de 1889 y considerado una de las construcciones más elegantes de Río en la época, la fama del "castelinho" obedece a que allí tuvo lugar un fastuoso baile de gala que terminó siendo el último del imperio, pues el 15 de noviembre de 1889, seis días después del encuentro, un golpe cívico militar proclamó la República derrocando a Pedro II. Por eso, algunos lo llaman "El palacio del último baile".
Desde hace décadas, el sitio pertenece a la Marina y en 1998 se convirtió en museo y abrió las puertas de sus salones y jardines al público, informó la agencia de noticias AFP.
El "castelinho", como lo denominan en Río, es uno de los sitios más apetecidos por la alta sociedad brasileña para fiestas y eventos.
El emperador Pedro II, en realidad, imaginó otro destino. Quería que la Aduana fuera fuera la imagen del esplendor de Río, que en aquel entonces era la capital del imperio. Basado en un pequeño castillo de estilo gótico-provenzal de Francia, fue proyectado por el ingeniero Adolpho Del Vecchio. La torre central tiene 53 metros de altura con un reloj alemán y varios chapiteles a su alrededor. Sus más de 70 ventanas tienen todas entre uno y dos centímetros de diferencia, una diferencia que apuntaba a consolidar la idea de una construcción artesanal.
Con información de Télam