Signo del inesperado recorrido que puede tener un acontecimiento percibido inicialmente como una mala noticia, el "Ecce Homo", la obra que hace diez años fue intervenida de manera grotesca por una mujer que intentó restaurar el desgaste sufrido a lo largo del tiempo, se convirtió en un potente centro de atracción que ha convocado desde entonces a unas 300.000 personas y le ha generado a la localidad española de Zaragoza -donde está emplazado el cuadro- ganancias por casi 450.000 dólares en concepto de entradas, derechos de imagen y venta de merchandising.
El arte retuerce sus límites y a veces se presta al equívoco y a las derivaciones ridículas: pasó con la banana pegada a una cinta adhesiva a la pared que el artista italiano Maurizio Cattelan presentó en Art Basel Miami Beach como una obra titulada "Comediante" o con la escultura invisible -literalmente el vacío absoluto- que otro italiano, Salvatore Garau, vendió en 18.300 dólares en junio de 2021. Esta onda expansiva que inserta a lo creativo en el territorio de lo insólito alcanza también al óleo pintado el siglo pasado por Elías García Martínez y restaurado groseramente por Cecilia Giménez Zueco, una mujer de 81 años que decidió darle una "refrescadita" a la pintura.
La noticia de la restauración espontánea recorrió el mundo y se convirtió en un fenómeno que dio lugar a la popularidad de la iglesia donde está emplazada la obra en cuestión -el Santuario de Misericordia de Borja- y generó un montón de derivaciones ruidosas como documentales, canciones, libros, tesis doctorales, un museo, un centro de interpretación y hasta una ópera en clave humorística. Compuesta por el director americano Andrew Flack, "Behold the Man" -tal el nombre de la obra- se ha presentado en Arizona (Estados Unidos) y se estrenará en 2023 en Las Vegas.
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Mientras tanto, la protagonista de la intervención, Cecilia Giménez Zueco, lejos de haber sido condenada por su insólita tentativa de restauración sigue recibiendo mensajes de cariño provenientes de todo el mundo. El periódico El Mundo consigna que a sus 91 años está delicada de salud y vive con su hijo que sufre parálisis cerebral en una residencia geriátrica.
El episodio que dio la vuelta al planeta se hizo conocido hace exactamente diez años, cuando el boletín del Centro de Estudios Borjanos publicó fotografías que exhibían el antes y el después de la pintura mural de García Martínez, un pintor y docente de renombre que había decorado también el techo del Teatro Principal de Zaragoza y colaborado también con el Gran Teatro del Liceo de Barcelona.
La pieza no era original ya que constituía una representación de Jesús similar a una que había realizado dos siglos antes un artista italiano llamado Guido Reni y no fue plasmada con los mejores recursos, lo que generó un deterioro al cabo de un tiempo: en ese marco aparece en escena Cecilia Giménez Zueco, que ayudaba en las tareas de mantenimiento del Santuario y con algunos conocimientos en pintura concretó lo que se conoce como "la peor restauración de la historia".
La metamorfosis sufrida por la obra, un óleo sobre la pared, de unos 50 centímetros de alto por 40 de ancho, fue registrada por los medios locales y rápidamente trepó a los portales de noticias de todo el mundo. Rápidamente se trasladó al formato de meme -una de las maneras contemporáneas de editorializar sobre la realidad- y recorrió todas las redes sociales.
Para ese entonces, la mujer estaba de viaje, pero a su regreso se encontró con el revuelo que se había creado. En su defensa, argumentó que ya lo había hecho "otras veces" y que no le habían dejado "terminar la restauración". No obstante, reconoció que la tarea se la había ido de lados manos.
Al principio arrecieron las críticas y tanto el municipio como la familia del pintor anunciaron demandas contra la improvisada restauradora. Luego se discutió sobre si había que completar la restauración de la pintura o si era mejor dejarla como había quedado. Triunfó esta segunda línea y las autoridades locales evaluarán seguramente que no fue una elección desacertada: la imprudente restauración -que incluso puede llegar a ser interpretada como un involuntario acto vandálico- ha generado ganancias por casi 450.000 dólares, entre los ingresos por entradas al Santuario para ver la pintura, derechos de imagen y venta de artículos diversos.
Por su parte, Giménez Zueco tiene actualmente el 49% de los derechos de imagen de su obra y recibe beneficios por todo lo que se realice con la imagen del Ecce Homo, desde llaveros a poleras, aunque parte de ese dinero igual lo dona a una fundación.
La figura deforme del "Ecce Homo" se ha estampado en etiquetas de vino, llaveros, ositos de peluche, dedales, camisetas, aplicaciones para móviles, almohadillas para el mouse de la computadora o caramelos a cargo de una empresa japonesa. Por su parte, el cantautor Ángel Petisme le dedicó una canción y la "restauradora" protagonizó el video musical de la canción "Ecce Homo", incluida en el álbum "El ministerio de la felicidad".
A su vez, se creó en Borja el primer Museo Internacional del Ecce homo, que cuenta con 26 pinturas inéditas sobre esta obra de autores de distintos puntos del mundo, desde México a Italia, y principalmente de España.
Desde 2012, la obra fue visitada por más de 300 mil personas de 110 países distintos .Solo el primer año aumentaron sus visitas en un 900%, pasando de 5 mil visitantes anuales a 45 mil, algo que se estabilizó con el paso de los años a 10 y 11 mil anuales.
Con información de Télam