(Por Leila Torres) "Un instante en la oscuridad", novela ganadora del premio del concurso organizado por editorial La Bestia Equilátera, retrata a una mujer a punto de cumplir 50 años que indaga en los claroscuros de su pasado para detenerse en una etapa fugaz pero significativa: una residencia de escritura que realizó en una cabaña aislada en medio de la selva y que compartió junto a un enigmático escritor con el que creó una atmósfera, según la autora, de "un silencio que está todo el tiempo a punto de romperse".
Gemma Urraka nació en San Sebastián, España. Estudió Comunicación Audiovisual y Filología Inglesa en la Universidad Complutense de Madrid con el fin de fusionar sus dos pasiones: el cine y la literatura. Actualmente, se desempeña como programadora de cine para Warner Bros, Discovery.
Con una pequeña editorial española publicó en 2020 su primera novela titulada "Las vidas secretas" y este año recibió el Premio La Bestia Equilátera de Novela con "Un instante en la oscuridad".
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"Sigo a muchas editoriales en Instagram, y no solo españolas, sino muchas latinoamericanas, porque leo mucha literatura latinoamericana y empecé a seguir a la editorial. Un mes después me saltó la convocatoria que ya llevaba unos meses abierta y no me había dado cuenta", relata Urraka en diálogo con Télam sobre cómo se enteró del certamen.
Como la escritora ya tenía una novela preparada, tomó la decisión sin pensarlo demasiado. Casi un año después, recibió la noticia de que había resultado ganadora. "Estoy un poco incrédula con esto, porque se acaba de publicar hace tres semanas y voy recibiendo notificaciones y gente que me comparte y gente que me comenta. Para mí es un poco surrealista porque yo estoy aquí super lejos, no tengo el libro todavía en mis manos, todavía no lo he visto en persona. Entonces, voy viendo lo que me comparten y me hace muy feliz, me da mucho orgullo y mucha alegría", comparte sobre las primeras lecturas y devoluciones.
Todos los días Urraka trabaja en una oficina. Escribir es algo que realiza en sus tiempos libres. "Y como te puedes imaginar, ahora tengo mucho menos tiempo que antes, pero para mí siempre ha sido algo que, aunque haya estado relegado al tiempo libre, ha sido tan importante o más que el resto de cosas obligatorias", dice ahora que fue madre de gemelos.
En "Un instante en la oscuridad" el rol del escritor y su vínculo con el proceso creativo está en el centro de la novela. Consultada sobre cómo fue que se convirtió en escritora, Urraka responde: "Escribo desde siempre pero es verdad que hace poco me acepté como escritora. Para mí era un hobby".
"Recuerdo la cabaña como si fuera parte de un sueño", empieza una novela que introduce al lector en un paisaje selvático para acompañar a la protagonista, Alma, que se interna en una cabaña a escribir. Durante unas vacaciones, la escritora conoce a una mujer mayor dueña de una "Residencia de escritores" y ella, que había abandonado su oficio, no le queda más remedio que aceptar la invitación de la señora a pasar una temporada allí, en la naturaleza, retirada de distracciones con el fin de dedicarse a escribir.
La naturaleza acoge el proceso de escritura de la protagonista y el libro por momentos parece el diario de un escritor, donde se reflexiona sobre el proceso creativo y el oficio del escritor. De este modo, afloran reflexiones del estilo: "¿Es posible dejar de ser escritor?".
"Cuando la dueña de la cabaña dice: 'Lo desees o no, se es escritor. No se puede serlo un rato y luego dejar de serlo', creo que quería convencerme que un escritor no es aquel que publica y tiene éxito sino que es una persona que es perseverante con su escritura, que siente la escritura de una manera determinada y que la necesita un poco en su vida. Y eso ya está. No hace falta más que eso", señala la autora.
Al concluir el libro, queda la sensación de dos caminos que se abrieron. Por un lado, la residencia que ayudó a desbloquear la escritura y por otro, la ayuda a la protagonista a sanar un trauma del pasado, a causa de un hijo que muere durante el parto. ¿Por qué incluir la pérdida del bebé?¿Qué simbolismo tiene en la historia? "Cuando escribí este libro yo no había estado embarazada nunca, pero sí que era para mí un tema muy, muy importante, no tanto el de la maternidad en sí como la pregunta sobre la maternidad. Está muy presente el deseo de la maternidad o el rechazo pero no hay mucho sobre la duda", contesta la joven escritora.
En la novela, el tiempo libre conduce a la narradora por un viaje al interior de su memoria fragmentada, por momentos segura de sí misma y en otros casos, débil y olvidadiza. "A veces nos queremos aferrar a la memoria como si toda nuestra vida dependiera de ella cuando realmente es muy poco fiable porque obviamente los acontecimientos que recordamos nunca son realmente como ocurrieron", señala.
Su estadía la comparte con un escritor misterioso y distante, llamado Duncan Parker, que por momentos bebe alcohol casi tanto como escribe. "La memoria no existe, nos la inventamos y con esa idea tenía claro que quería contar la historia desde el punto de vista de ella. Porque al final esto es una historia de dos personajes y seguramente si le preguntáramos a Duncan cómo recuerda él ese mes de septiembre pues su relato sería totalmente distinto", dice Urraka.
"También me apetecía trabajar la parte sensorial de la memoria, cómo muchas veces recordamos más un olor o el tacto de algo... Cuando pensamos en la infancia, recordamos ciertas sensaciones que se nos quedan grabadas más que los hechos o las palabras en sí mismas", reflexiona la autora que escribió el libro durante la pandemia y el tiempo congelado y aislado reverbera en la atmósfera de la historia.
Con los infortunios propios de una convivencia en un pueblo alejado, Duncan y Alma no tienen otra opción que entablar una relación que, con el tiempo, se vuelve más fuerte. Los días pasan y la atracción entre ellos traspasa las páginas del libro pero su encuentro se demora. A lo mejor, no todas las historias de amor merecen concretarse. O quizás los involucrados deban encontrar nuevas formas de amar.
"Para mí era importante que hubiera misterio desde el principio hasta el final. Un amigo, de los primeros que leyó la novela, me dijo una frase que me gustó: 'Es un silencio que está todo el tiempo a punto de romperse'. Eso era un poco lo que quería hacer. Escribir sobre ese silencio que no sabés bien, pero sí, pero no y que no termina de explotar", cuenta Urraka sobre esta decisión narrativa.
"Es un poco como una burbuja suspendida en el tiempo", resume.
Con información de Télam