En "Mabel y Rubén", las parejas también pueden estar conformadas por dos "mabeles" o dos "rubenes" (incluso se exploran temáticas que hacen referencia al poliamor y al amor romántico) y para Tute, practicar un humor que incluya la perspectiva de género fue un gran desafío por dos cuestiones: los propios pensamientos a los que el creador recurre para generar chistes y las limitaciones del humor gráfico, que se apoya en estereotipos fuertemente consolidados.
- Télam: A veces recurrís a situaciones de la vida cotidiana protagonizadas por parejas del mismo sexo. ¿Hubo una intencionalidad en incluir una perspectiva de género o surgió dentro del mismo proceso creativo?
- Tute: Trato de incluir todo el universo que está dentro de mis intereses. Y por supuesto hay parejas de "rubenes" y de "mabeles", hay poliamor, hay de todo. Ya hace unos años empecé a hacer humor donde aparecían parejas homosexuales a partir de un mensaje que me llegó de una lectora que decía, de manera muy amorosa, que le encantaba el material y que me leía siempre pero que le daba pena no poder sentirse nunca cien por ciento identificada con los personajes porque siempre eran parejas heterosexuales. Entonces yo le respondí que tenía razón y que, sin duda, se debía a una limitación de mi parte. Esto me quedó rumiando y empecé a investigar por qué no lo hacía. Me encontré con algunas de las dificultades propias del humor gráfico que tenían que ver con su apoyatura en estereotipos. El humor en general y el humor gráfico en particular, se apoyan sobre estereotipos para generar una rápida identificación y lograr ser sintético sin tener que explicar demasiado.
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Para poder generar un humor donde hubiera una pareja homosexual, sin tener que explicar que eran del mismo género pero no eran amigas, tenía que dar una vuelta más que hacía que se diluyera parte de la potencia humorística del material. Entonces, fue todo un desafío trabajar en el papel eludiendo los estereotipos pero poder seguir siendo sintético, contando un chiste rápidamente en el que participara una pareja homosexual. Me llevó unos meses.
- T.: ¿Cómo cambiaste eso?
- Tute: Un día me senté y salió un chiste que funcionaba fenomenal, no tenía que explicar nada. Eran dos hombres (una pareja homosexual) en el contexto de legalización del matrimonio igualitario. El chiste era que uno le preguntaba al otro si el divorcio también era igualitario. A partir de ahí, se abrió una puerta con mucha naturalidad y pude empezar a crear un humor que incluyera las relaciones homosexuales sin ningún problema. Una vez que logras desbloquearlo, surgen más chistes. A su vez, era un doble bloqueo: desde lo que uno piensa personalmente para generar humor, pero también con el género del humor gráfico. El desafío era cómo destruir un estereotipo, en el que se basa el humor gráfico, sin que pierda potencia.
- T.: Desde el feminismo, surgen discursos que cuestionan el amor romántico y plantean su deconstrucción, ¿cómo dialoga tu nuevo libro con estos postulados?
- Tute: Creo que juego con el amor romántico y con lo contrario, con sus luces y sombras, con el más verdadero. En el libro están estas ideas y supongo que se traslucen en mi laburo: a veces criticando el amor romántico y otras aspirando a él. Por momentos, pienso que no sé qué rol tiene el libro respecto de esas ideas. Me siento con una pata en cada lado. Soy un tipo de 48 años que se formó en la idea del amor romántico y también siempre hubo familiares e intelectuales que eran contrarias a esta idea.
Hay chistes que juegan con la idea del tipo que se pone en el lugar patriarcal y otros que la mujer rompe con todo. O el padre que le dice a la nena si quiere una muñeca que llore en sus cumpleaños y la niña que responde: No, quiero una que pelee por sus derechos. Están siempre los dos universos en pugna. En lo personal, cuando se habla del amor romántico y solamente se lo critica fuertemente, se lo ridiculiza, me da ganas de defenderlo. Y si pasa lo contrario y veo solamente el ensanchamiento del amor romántico, me dan ganas de atacar. Me imagino que son dos universos en pugna y hay cosas que están bien en los dos lados. Es mucho más real el que no es el amor romántico, porque la romanización del amor lo que genera es una idealización y lo idílico siempre esta muy lejos de la realidad. Nunca hay acceso a lo real. Como decía Perón: Lo mejor es enemigo de lo bueno. Mejor pensar algo que sea real, que funcione, que sea lo más justo posible. No me gustan las posiciones extremas.
Con información de Télam