Después de décadas de evasivas sutiles y no tanto, de contrapuntos e intercambios de reproches entre los gobiernos del Reino Unido y Grecia, los célebres mármoles del Partenón podrían ser devueltos próximamente a territorio griego gracias a un acuerdo de "intercambio cultural" que están llevando adelante el Museo Británico y las autoridades de Atenas,
Los mármoles del Partenón, expuestos desde 1839 en una enorme sala del Museo Británico, podrían estar más cerca de Grecia tras el diálogo abierto a lo largo del último año, que culminó con una serie de encuentros entre el primer ministro griego Kyriakos Mitsotakis y George Osborne, exsecretario del Tesoro y actual presidente el museo, según informó el diario británico The Daily Telegraph.
El periódico anunció que Osborne, estaría a punto de cerrar un acuerdo con el Gobierno griego para devolver esas piezas en el marco de un "intercambio cultural" que permitiría eludir una ley británica que impide a la institución londinense desmantelar su impresionante colección.
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"Ya hemos dicho públicamente que buscamos activamente una nueva asociación en relación con el Partenón con nuestros amigos de Grecia y, al entrar en un nuevo año, las conversaciones están en marcha", aseguró hoy un portavoz del Museo Británico, sin dar más detalles.
Las dos partes han reconocido que "ha habido progresos" para intentar resolver el eterno caballo de batalla entre Londres y Atenas en los 200 últimos años. Así lo reconoció el propio Mitsokakis en un acto en la London School of Economics (LSE) en el que aseguró que "una solución en la que salgamos todos ganando es finalmente posible".
Los polémicos mármoles llegaron a suelo británico entre 1801 y 1805, de la mano de Thomas Bruce, conde de Elgin, embajador en el imperio otomano al que pertenecía entonces Grecia. El aristócrata aseguró alguna vez que contó con el visto bueno de las autoridades, aunque la evidencia ha demostrado que gran parte de los 75 metros de los 160 del friso del Partenón -que hace 2.500 años habrían sido esculpidos por el escultor Fidias- pudieron ser desprendidos de forma violenta.
Con el tiempo, Elgin se declaró en bancarrota y decidió vender la colección al Parlamento, que votó a favor de su adquisición pese las dudas sobre la ética y la legalidad de su procedencia. Así fue como acabaron en el Museo Británico, que atesora una de las mayores colecciones mundiales de piezas de arte de la Grecia clásica.
La llegada de Osborne a la presidencia del Museo Británico cambió la dinámica y ha creado un vínculo muy directo entre la institución y el Gobierno conservador. En su reciente visita a Londres, Mitsotakis tuvo la ocasión de expresar su visión sobre el futuro de las esculturas del Partenón al rey Carlos I y al premier Rishi Sunak.
El convenio negociado entre el museo y Grecia sería, según fuentes citadas por el Telegraph, un acuerdo de préstamo para que el friso sea devuelto rápidamente a Grecia. Pero este "gesto" no pondría fin a la disputa, ya que Atenas tiene la intención de seguir exigiendo la restitución íntegra.
El Gobierno británico recordó entonces que el Museo Británico está sujeto a una ley de 1963 que le impide transferir o vender objetos de su colección, salvo en condiciones muy limitadas.
Otros países, como Egipto o Chile, reclaman asimismo la devolución de piezas de la colección como bustos de faraones o el moái Hoa Hakananaia, el de mayor valor espiritual de la Isla de Pascua.
Egipto ha dado los primeros pasos para intentar recuperar la piedra Rosetta, otro de los tesoros del Museo Británico, donde se exhibe del 1802. Más de 110.000 egipcios se han sumado a la petición popular lanzada por el exministro de Antigüedades Zahi Hawass, que asegura que la codiciada estela (fundamental para descifrar la escritura jeroglífica) fue arrebatada a su país injustamente y en "un robo anglo francés".
La piedra Rosetta -inscrita en el año 196 antes de Cristo en nombre del faraón Ptolomeo V- fue hallada en 1799 por el capitán Pierre-François Bouchard en el delta del Nilo durante la campaña francesa en Egipto. El ejército británico derrotó sobre el terreno a las tropas napoleónicas y la pieza fue transportada a Londres tras la firma de la Capitulación de Alejandría.
Con información de Télam