Poesía, dispositivos y lenguajes hoy: una cartografía posible

12 de febrero, 2022 | 11.27

En la medida que la plasticidad de la que goza la poesía le permite entreverarse con otros lenguajes y dispositivos, su potencia atraviesa otras disciplinas y territorios, ¿de qué modo se resignifica la poesía a la luz de intervenciones tan distintas como las redes sociales, la intimidad o la prosaica cultura del yo, lo sonoro o la experimentación con la palabra?

Si no es la poesía -es decir, quienes la escriben, la leen, la difunden y la ponen en movimiento- lo que está en auge porque ella habita en los costados, o -en todo caso- la eclosión de nodos que la tienen como protagonista es la continuidad de su insistencia ¿se puede pensar que lo que está en boga es la experimentación con o en el lenguaje, algo que se observa en una creciente producción de libros fronterizos donde más importa la posibilidad que supone el género de abrazar todos los formatos, todas las posibilidades? La respuesta de los tres consultados por Télam coincide en un posicionamiento crítico a la pregunta.

Gabriela Borrelli Azara, por ejemplo, piensa lo contrario. Para ella "está faltando esa experimentación con y en el lenguaje. Siguen estando en auge los estertores realistas emparentados con la literatura del yo o el testimonio y solo pocas expresiones, sobre todo narrativas, tensionan la lengua, intentan lo poético". Y en esto subraya "la relación íntima que lo poético tuvo últimamente en las luchas por la ampliación de derechos que se sucedieron: el feminismo, el ambientalismo, lo lgttb unido en sus expresiones políticas con lo poético. Todo eso convive, todo es parte de una misma lengua".

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"Hay sí, dentro de la poesía como especificidad una convergencia de estilos, temáticas, publicaciones y un ímpetu que no deja de crecer. Por supuesto que la poesía es el lugar donde se quiebra siempre lo real o el lugar en el que lo real se agranda y profundiza. Aunque el poema sea anecdótico o testimonial, se enfrenta a aquello que lo convierte en un poema: la maravilla del corte de verso. La aparición de la belleza que permite ese corte abre lo poético, abre el mundo y una lengua. La exploración es la experiencia sobre ese corte y sobre las palabras que combinadas arman y desarman la realidad, la lengua en la que esa realidad es posible", dice la escritora, crítica y periodista.

En opinión de Cristian Wachi Molina, lo que ocurre es una "eclosión de los formatos y los encasillamientos disciplinares, y ahí la poesía encuentra mucho más fácil el terreno para su expansión. Nunca estuvo ajena al cruce con otros lenguajes. Pienso, por ejemplo, en la notable articulación entre música, teatro y poesía que recorrió la tradición occidental desde la antigüedad griega. O, en Argentina, esos inmensos poemas narrativos que trazan horizontes para el género como son ´La cautiva´, de Esteban Echeverría o ´Martín Fierro´, de Miguel Hernández. En pleno barroco centroamericano Sor Juana componía versos para el carnaval. En culturas milenarias como Japón o China, la poesía está unida, aún hoy, al dibujo caligráfico".

Por eso Molina no ve nada novedoso en el presente, en todo caso se trata de la "reconfiguración de una duración de lo que la poesía es o ha sido en la tradición mundial de las letras: la apertura a todas sus potencialidades en y con el lenguaje. Claro que lo que regresa no es lo mismo, no, porque actualmente, lo performático, teatral y las experiencias (no experimentaciones) con lo visual se dan en el marco de una cultura prosificada, espectacularizada y de la imagen", argumenta.

Por su parte, Pablo Gabo Moreno piensa que "el reflejo en nuevos usos literarios tiende a perder la verdadera esencia y todo es soslayable ante la urgencia de publicar". Categórico, asegura: "experimentación mata construcción. Hay mucha puesta en escena de poemas con demasiados compromisos estéticos y lo que puede llamarse auge a la larga se transforma en contenido efímero. La proliferación de gente que escribe en poesía en Instagram por ejemplo".

Si bien Molina advierte que no toda la poesía que se escribe está atravesada por el "fenómeno audiovisual", sí "por negación o por afirmación, la poesía forma parte de ese entramado de lenguajes audiovisuales. Los ciclos de lectura, los festivales, las publicaciones y promociones en redes sociales de los libros, hacen que la poesía atraviese esas experiencias".

Y ante eso, hay diferentes posicionamientos: "En mi caso, he sostenido que escribir poesía, hoy, no es solamente hacer un libro, aunque este sea importante; es más, siendo extremo, hoy la poesía no está solo en el libro. Hay un ida y vuelta entre la puesta en voz, la circulación y lo que decanta en libro. Algo completamente diferente al predominio textualista del pasado".

Para Moreno, "en un punto se somete a la poesía a esas prácticas en nombre de un acontecimiento cercano al de la conciencia conflictuada y con la herramienta del lenguaje, pero con convicciones que adolecen el verdadero trabajo de la palabra. Muy pocos poetas contemporáneos que han sostenido de un momento para acá su obra, lo han hecho por su gran fe en el lenguaje y aún con ingenuidad, con confianza en el trabajo, en lo que de verdad representa en términos de la poesía el discurso periférico como lugar privilegiado de la resistencia".

El cruce de lenguajes, de formatos, deformaciones o intervenciones es propio del arte y "lo poético atraviesa lo artístico", como sostiene Borrelli. Lo que si ocurre, dirá, es que "las temáticas pueden cambiar pero en el centro de lo poético anida la posibilidad de que esa pequeña voz del mundo que es la poesía de cuenta de lo más profundo o simplemente sea música vana, música porque si, como afirmaba Conrado Nalé Roxlo. Lo que no podemos es vivir sin poesía, sin abrazarnos a una palabra que calme, cure o simplemente no haga más que estar ahí y ser algo parte de nosotros mismos".

Con información de Télam