Periodismo y literatura, dos registros para rastrear la cara social del delito

13 de abril, 2022 | 17.55

Entre el periodismo y la literatura, Osvaldo Aguirre despliega en "Contraseñas" un registro coral que cruza fuentes históricas, judiciales y de los medios de comunicación y también incorpora voces que disputan sentidos a los relatos "autorizados" sobre el delito y el crimen.

-T: En estos textos se ofrecen perspectivas distintas de las que se suelen ver en los medios, ¿qué voces te interesa rescatar en la complejidad que supone el delito o lo criminal?

-A-O: A poco de empezar con la crónica policial, me llamó la atención el hecho de que había voces autorizadas y voces a las que no se concedía ningún crédito. Todavía hoy escuchamos con desconfianza las historias que cuentan personas cuyas vidas están atravesadas por el delito o que viven en la marginalidad, como si no hubiera nada de verdad en esas historias. Inversamente, estamos dispuestos a creer sin mayores reparos en las versiones de la policía y de la justicia, cuando tenemos múltiples demostraciones de su falsedad o del modo en que encubren los hechos. Entonces, mi interés es por un lado trabajar contra los consensos que rodean a estas versiones –que además operan para sostener políticas represivas- y por otro escuchar esas voces desautorizadas, sin los prejuicios habituales.

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-T: Posicionás tu práctica como periodista en contra del orden establecido ¿cómo ha sido tu experiencia en los medios?

-O.A: Como periodista recibí a veces indicaciones sobre no mencionar a tal o cual persona o empresa involucrada o investigada en hechos policiales, o la orden de pasar en limpio escritos que ya venían redactados, en el mejor de los casos, desde alguna dependencia de gobierno u oficina de prensa. Por supuesto que estas cosas producen bronca, pero también aprendí que hay formas de gambetear estas interferencias y sobre todo cuando uno apuesta a los sobreentendidos y a la inteligencia del lector y cuando toma distancia del medio para el que trabaja. Por otra parte me parece que hoy es más difícil para los grandes medios ejercer ese poder de censura y silencio, por la presión de las redes sociales y por la proliferación de medios alternativos.

Con información de Télam