Esteban Volkov Bronstein, nieto del líder revolucionario ruso León Trotsky y guardián de la memoria histórica del revolucionario ruso, falleció anoche a los 97 años en la ciudad de México, la misma donde hace 82 años el español Ramón Mercader asesinó a su célebre abuelo.
La noticia del deceso fue comunicada por amigos y familiares en redes sociales, en las que se reconoció el compromiso que Volkov Bronstein mostró a lo largo de gran parte de su vida para preservar y difundir el legado de su abuelo. Entre otras acciones, lo hizo con un museo dedicado a ese personaje histórico en la capital mexicana. "Ha partido de este mundo nuestro director, compañero y amigo don Esteban Volkov, a los 97 años de edad", comunicó la institución.
Tras sobrevivir al terror estalinista, siendo niño Volkov fue testigo directo del asesinato de su abuelo, uno de los hitos de la historia política del siglo XX. Fue en aquella casa de aires coloniales donde él solía jugar con los galgos rusos de la familia y que décadas después acabaría convirtiendo en un museo para honrar la memoria de su abuelo, que marcó de forma trágica a toda su familia.
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El encargado de custodiar el legado del líder revolucionario había nacido en Yalta, en la península de Crimea, el 7 de marzo de 1926, y llegó a México a los 13 años procedente de Europa, gracias a los oficios de Trotsky y su segunda esposa, Natalia Sedova.
Algunas tragedias marcaron los primeros años de vida de Bronstein, que pasó la mayor parte de su infancia emigrando de un país a otro con su madre, Zinaida, hija de Trotsky, tratando de protegerse de la persecución de Stalin. En 1932 madre e hijo se mudan a Berlín, donde el partido nazi empezaba ya su ascenso al poder y a las pocas semanas ella, enferma de tuberculosis, se quita la vida dejando abierto el gas de la cocina.
El niño permanece entonces un año y medio en un internado de Viena dirigido por discípulos de Sigmund Freud y en 1934 lo envían a París con su tío León Sedov, mano derecha de Trotsky, que moriría delirando en una clínica, supuestamente envenenado, apenas cinco años después. Su padre y sus tíos abuelos acabarían también fusilados.
El nieto de Trotsky relataba que vio a su abuelo por primera vez cuando vivía en el exilio en Turquía: "Fui allí con mi madre Zinaida, a comienzos de 1931. Y vivimos en casa del abuelo en las Islas de los Príncipes, en el mar del Mármara", contó alguna vez.
Fue en 1990 cuando convirtió la casa donde vivía con sus abuelos, en Coyoacán, en el Museo Casa de León Trotsky. Allí mismo había sido asesinado su abuelo el 21 de agosto, años después de haber llegado exiliado a México.
En una entrevista con el periódico El País, Volkov rememoraba en 2015 los detalles del funesto acontecimiento. Ese día había llegado de la escuela solo unos minutos después de que su abuelo fuera asesinado por Ramón Mercader, el agente estalinista que durante meses se había infiltrado en el círculo más cercano de Trotsky. "Cuando escuchó mis pasos, les dijo a los guardias: 'Mantengan a Sieva alejado. No debe ver esta escena'", recordaba.
Tres meses antes, en mayo, un primer ataque a balazos liderado por el muralista estalinista David Alfaro Siqueiros y en el que una veintena de hombres armados irrumpieron en la casa de Trotsky ametrallando las habitaciones, había dejado algún rasguño en el pie de Volkov. "Tuve mucha suerte. Un asaltante vació seis disparos, en mi colchón. Pero me refugié bajo la cama. Recuerdo el ruido terrible, el olor a pólvora", recordaba en otra entrevista. La familia decidió extremar la seguridad de la casa del barrio de Coyoacán, al sur de la capital.
Con el paso de los años, Bronstein estudió química y en los años cincuenta formó parte del laboratorio mexicano que sintetizó por primera vez en la historia el elemento base de la píldora anticonceptiva. Después montó una pequeña planta de reciclaje de desechos.
El nieto de Trotsky fue el albacea de su memoria más que de su doctrina. "Yo siempre he estado alejado de la política. Mi papel ha sido dar testimonio de lo que viví. La persecución feroz que sufrió mi familia, el alud de mentiras y de falsedades monstruosas", solía decir.
Con información de Télam