En el vibrante panorama musical actual, Zenón Pereyra se destaca como uno de los artistas más prometedores. Su anterior trabajo, Clandestino (2021), no solo le abrió las puertas a imponentes escenarios como Lollapalooza y Cosquín Rock, sino que también consolidó su nombre en la escena artística. Ahora, el tandilense está listo para llevar su carrera al siguiente nivel con el lanzamiento de La Cura, un álbum que refleja una notable evolución en su sonido y estilo, y que presentará en vivo el próximo 13 de septiembre en el Centro Cultural San Isidro.
"Siento que este disco me ayudó mucho tanto en lo personal como en lo profesional, para mí estar triste es como estar enfermo, las canciones me ayudan mucho con mis procesos y este disco no fue la excepción. Elegí el nombre La Cura porque a mí la música me salva, y lo que te salva de una enfermedad es la cura", aseguró Zenón, quien en diálogo con El Destape dio detalles de su show, así como también de su ausencia en el estudio de grabación durante tres años.
¿Cómo te estás preparando para la presentación de tu disco en el centro cultural San Isidro?
- Lo estamos armando, va a estar buenísimo. Voy a aprovechar también para tocar el disco anterior, que siempre me quedo con ganas de tocarlo. Tal vez hagamos algunas reversiones y otros los vamos a tocar tal cual están. Estoy muy entusiasmado con salir a tocar estas canciones. Siento que son temas que le hacían falta a mi show. Por un lado, algunas tienen mucho power, más eléctricas, y después hay otras más tranqui, más deep. También me gusta que mis shows tengan un momento acústico, quizás yo solo con la guitarra o a dos guitarras con un corito.
¿Va a tener una puesta en escena especial?
- Estamos preparando más que nada todo alrededor de la peluca. De la estética, claro. Creo que no nos vamos a distraer mucho de ahí. Los outfits van a estar medio girando en torno a eso. Que la atención esté en la peluca, pero será un show simple que irá más por la musicalidad. No va a haber pantallas, por ejemplo, va a haber luces. Va a ser más una apuesta de luces, ropa y la peluca y la bola, que va a ser medio el centro de todo.
¿Por qué hubo un bache en el medio entre tu primer álbum y este último?
- Bueno, me costó hacer un segundo disco. Me pasó algo re loco: Clandestino, fueron canciones que fui juntando a lo largo de mi vida, canciones que coleccioné, hice una selección y que escribí para que escuchen mi familia, mis amigos y no mucho más; y en menos de un año esas canciones me llevaron a tocar al Cosquín Rock, a Lollapalooza, de cero oyentes en Spotify a 80.000 oyentes. Y de repente, empecé este segundo disco ya con gente que lo esperaba. Entonces me puse presión y empecé a tirar canciones al tacho. Realmente sentía que la vara con Clandestino había quedado alta. Entonces me fue difícil encontrar las canciones, encontrar de qué hablar. Lo sobrepensé mucho en algún punto y creo que por eso me llevó mucho tiempo.
Después se empezó a allanar un poco, empezaron a aparecer las canciones y ahí se fue facilitando todo. Hoy estoy súper orgulloso y súper tranquilo del trabajo que hice y por suerte no tengo un contrato que me haya apretado el cuello. Por eso también se llama La Cura. Todas estas cosas me trajeron un montón de quilombos personales, viste, como preocupación, ansiedad... Fue como rearmarme, aprender un montón, aprender también de las personas que te rodean y que trabajan con vos y lo importantes que son. Entonces estuvo bueno también este tiempo que pasó.
¿Cómo fluyen en tu mente las canciones? ¿En qué te basas?
- Este disco está todo basado en cosas reales que me estuvieron pasando en el último tiempo. Yo soy muy así, de escribir de cosas que me pasan, que es un poco una falencia porque a veces cuando no me están pasando muchas cosas... Me gusta escribir de la melancolía o de la tristeza. Entonces cuando está todo bien me cuesta escribir. En este disco son todas canciones nuevas, de los últimos nueve meses, no hay nada que sea viejo, solo el último tema, Luna Intermitente, es una canción que escribí antes de que salga Clandestino en 2020.
¿Cómo es ser un artista independiente? ¿Cómo te organizás?
- Tiene lo mismo de lindo que de difícil. Yo siempre digo que es un poco el desafío de pensar cosas que sean realizables. Siendo independiente siempre estás haciendo cosas sin presupuesto: videoclips sin presupuesto, armando equipos sin presupuesto. Pero bueno, también en la carrera te encontrás con cosas tremendas como de repente laburar con un montón de gente que se te acerca realmente por amor al proyecto y por cariño. Y que laburan hasta no sé qué hora de la madrugada en un videoclip, cansados, pero bancando. Eso es hermoso y ojalá yo algún día les pueda devolver a toda esta gente todo eso que hacen. Está bueno, es difícil a veces cuando uno tiene un bajón y está solo porque en una banda quizás si uno tiene un bajón, el otro lo levanta. Porque hoy solo con canciones no alcanza y hay que hacer muchas otras cosas más. Así que tenía ganas de hacer videos para todos los temas. Tenía ganas de hacer un visualizer. Tenía ganas de hacer tapas. Esto de la idea de la peluca. Y es un desafío lindísimo que después, cuando se logra, se te infla el pecho.
¿Qué planes tenés o cómo querés seguir, después del show en el CCSI?
- Se armó una linda gira: Rosario, Córdoba, La Plata. Después quiero hacer Mar del Plata. Quiero ir a Tandil, mi ciudad. Tengo ganas de que empiece a pasar algo piola allá con artistas más emergentes que no sucede todavía, y es tan cerquita de acá que debería empezar a pasar. Así que ese es un proyecto que me gustaría de acá a un par de años, que haya un lindo festival en Tandil. Y después, un gran deseo que tengo es entrar a varios festivales. Es el mejor programa: tocar y ver bandas. Por último, sé que en Montevideo me agitan bastante, así que me dan ganas por lo menos de ir con la guitarra o algo. Y nada, viendo la que se arma, nosotros nos prendemos. Siempre y cuando se pueda, estamos dispuestos a tocar.