Tabaré Rivero, íntimo: "La Tabaré no es una banda comercial"

El artista uruguayo dialogó con El Destape Web sobre sus próximas presentaciones en Argentina, su percepción de los cambios en la industria musical y el vínculo de la gente con la música.

06 de julio, 2022 | 12.19

Tabaré Rivero reflexiona sobre el grupo artístico que lidera desde hace más de 35 años, La Tabaré, y analiza la industria musical actual, días antes de sus presentaciones en Argentina. En diálogo con este medio, el uruguayo habla sobre sus recuerdos de los inicios de la banda, con un público post-dictadura muy diferente al de hoy, y adelanta de qué se tratará su próximo trabajo discográfico.

La Tabaré se presentará el 14 de julio en el CC Güemes (Güemes 2808, Rosario), el 15 en Niceto Club (Niceto Vega 5510, CABA) y el 16 en Pura Vida Bar (Diag. 78. Esq 8 y 61, La Plata).

 

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¿Qué se puede adelantar de las próximas presentaciones?

- Fundamentalmente que después de tres o cuatro años que no vamos a tocar a Buenos Aires, vamos con mucho entusiasmo a mostrar otra vez lo que es La Tabaré. Después de dos años de tocar acá en Montevideo, vamos a hacer un recorrido por los 14 discos que tenemos, para mostrar más o menos de qué se trata esto, aunque ya hay gente que nos conoce. Esperemos reencontrarnos con aquellos que fueron antes a vernos. 

Teniendo tantos discos, ¿cómo es el tema de elegir un repertorio para un show?

- Es complicado porque somos una cooperativa donde todos opinamos, pero ya más o menos sabemos cómo llevarnos entre nosotros y no discutir demasiado. A la hora de elegir los temas, tratamos de poner los más representativos; no digo los que la gente más quiera escuchar, porque no somos una banda de hits, pero sí aquellos que más nos representan. No va a ser todo de crítica social ni todo con la misma música, aunque la base de power trío de rock va a estar en todo el espectáculo. Buscamos distintos climas y pasajes sonoros para armar un show, siempre dentro del rock y el blues.

Están trabajando en un disco nuevo, ¿qué se puede saber de eso?

- Ya grabamos las bases y algunas guitarras también. Es un disco doble; el primero va a salir este año y el segundo, el año que viene. Va a salir en vinilo, si todo marcha bien. Eso fue lo que le exigí a la compañía; las plataformas y todo eso no es de mi generación ni me interesa demasiado como hecho artístico. Para mí un disco debe escucharse lo más entero posible, sé que en estos tiempos es casi absurdo pedirle eso al público pero tratar de escuchar el lado A y el B. Las plataformas virtuales se saltean canciones, no hay información de quién lo grabó, dónde, quién masterizó, ni absolutamente nada. Prefiero el vinilo. Se va a llamar Urutopías, en referencia a Uruguay y a las utopías que perseguimos siempre.

¿Cómo te llevás con las nuevas maneras de hacer música y el nuevo vínculo del público con la música?

- Es difícil, por suerte los músicos que me acompañan tienen todos 30 años menos que yo y de alguna manera tratan de aggiornarme. Además, tengo un hijo joven que me rezonga cada concepto de vejez que me mando, a veces, cuando digo que el rock era mejor antes. Los tiempos corren más rápido ahora que cuando yo era joven; la gente no tiene tiempo para escuchar la cantidad de información -tanto musical como de cualquier tipo- con la que es bombardeada. Sé que no puedo defender al tranvía cuando estamos en la época del super jet. 

La Tabaré comenzó y se desarrolló con un discurso antisistema. ¿Qué lugar tienen este tipo de manifiestos en el panorama musical actual? ¿En los 80 el público estaba más abierto a esos discursos que ahora?

- Sí, sin lugar a dudas. De todos modos, en Uruguay la mayoría de los músicos del rock de los 70 como el público emigraron en la dictadura. El rock desapareció y cada vez que aparecía un grupo que enchufaba una guitarra, venía la policía y nos prohibía. Nadie decía “está prohibido el rock”, pero te prohibían si tocabas, así que era lo mismo. Desde el 86 al 87 hubo un gran auge de rock acá y después lograron que el rock fuera considerado peligroso, demoníaco, de drogadictos, etc. Así se vive hasta ahora: hay momentos en que el rock tiene mucho auge, con festivales para 100 mil y pico de personas, y al año siguiente de pronto no va nadie. 

Ahora es un momento distinto. La gente ve al rock como una música de gente mayor. A muchos jóvenes capaz les gusta, pero la música que más se escucha ahora sabemos que no es rock, sino trap, reggaetón u otro tipo de música. Algunos de ellos tienen cosas muy interesantes que decir, por ejemplo, Wos. Me parece que es muy bueno, mi hijo me lo mostró y tuve que darle la razón y decirle “esto está bárbaro”.

Pero ya no es como antes, cuando en cada liceo había diez banditas que se armaban de gurises que querían gritar y expresar lo suyo, ahora están cada uno en su casa con su computadora grabando, muy individual. Aunque también me parece positivo, hay una resistencia desde ese lado.

¿Cómo era el vínculo de La Tabaré con su público en los comienzos y cómo es ahora? ¿Cambió?

- Evidentemente cambió, porque los tiempos han cambiado muchísimo. El rock en los 80 y hasta la mitad de los 90 era muy enérgico y el público venía de una dictadura muy dura de 14 años. Había una necesidad de destrozar todo, de romper todo y de armar quilombo después o durante los conciertos. Había mucha pelea con la policía, también nos ha pasado en Argentina. Hemos tenido que lidiar con eso, el público se sentía respaldado e identificado con nuestro contenido y, bueno, la furia para contestar era mayor.

A mediados de los 90 la cosa cambió y hoy van aquellos que armaban líos a las salidas de los recitales con sus hijos o nietos en sus hombros mientras escuchan a la banda. Algunos poguean y otros prestan atención especial a la música y los textos. Hay una relación de amor con el público; antes era una relación de amor-odio y violencia (risas).

La Tabaré ha tenido varios cambios en su formación, ¿cómo se vive esto?

- Los cambios han sucedido por varias razones. Muchos porque emigraron, se fueron del país; Uruguay es un país del que se emigra mucho. Otros porque consiguieron otro trabajo, se casaron y tuvieron hijos. Además, ninguna banda de rock acá en Uruguay vive de la música, esa es otra razón por las que se han ido de la banda. También han habido peleas, a veces conmigo, a veces entre ellos, por problemas de ego. Cada vez que un músico se va es un pequeño duelo que yo hago personalmente porque siempre quise que la banda sea una especie de familia en la que estamos todos unidos ideológica y artísticamente, pero después de 37 años me he acostumbrado y sé que puede pasar.

¿Cómo definirías a La Tabaré en pocas palabras?

- Antes había una página web que decía: “Si el rock no fuera un negocio tan sucio, esto podría ser rock”. Ahora bien, dentro de ese negocio sucio, de alguna manera tenemos que estar para que se nos escuche; pero muy sucio no es porque acá dinero no hay. Hacemos esto porque de verdad nos encanta musiquear y hacer arte. A La Tabaré la defino como una cooperativa de 7 u 8 tipos que van al frente con una ideología en común, ya sea musical como política. Nunca nos gustó la moda y siempre estuvimos por fuera, si algún día llegamos a estar de moda, algo que me parece imposible a esta altura, siempre y cuando sea a pesar nuestro, estaría bárbaro. (Risas). Por ejemplo, como los Redonditos de Ricota, que se hicieron muy famosos a pesar de ellos; no salieron a buscar fama pero lograron el reconocimiento. Eso me parece admirable y respetable. No estoy a favor del under y esa gente que dice “quiero que nadie me vaya a ver”; La Tabaré siempre fue una banda que quiere que el público la acompañe y por suerte ha sido así. La definiría como una banda que no sale a componer canciones para que a la gente le guste lo que hacemos. No somos una banda comercial.