A más de un año del lanzamiento de su nuevo disco 39 de febrero, Tabaré Cardozo encaró estos días una fugaz gira por Argentina, con cuatro conciertos en Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Rosario y La Plata. El reconocido artista uruguayo presenta su más reciente placa y en la previa habló en exclusiva con El Destape sobre la dualidad permanente entre su proyecto solista y su actividad en Agarrate Catalina, la popular murga uruguaya que fundó con sus hermanos, la necesidad de la sátira y el humor en crisis, y su incomodidad con las redes sociales.
¿Por qué recién ahora, a más de un año de su lanzamiento, venís a presentar 39 de febrero?
- Me gusta mucho dejar pasar un período prudencial entre la salida del disco y la presentación para que la gente vaya al show con el disco escuchado. Para que se disfrute más. Fue un disco que empecé a grabar en el 2019 pero que terminó saliendo en el 2023, producto de que en el medio estuvo la pandemia y retrasó los relojes del mundo entero. Ahora sí ya hace un año y medio que el disco salió, ya tuvo su difusión y es un poco más orgánica las presentaciones porque son canciones que uno ya conoce.
Es un disco bastante largo, con 21 canciones. ¿Tiene esa cantidad de temas por lo que se demoró en salir?
- Sí, porque entré a finales del 2019 a grabar el disco, ya con un disco compuesto, uno normal con 10, 12 canciones. Y ahí se detiene todo por la pandemia, entonces me quedo un año y medio sin poder ir al estudio a grabar. Y como no tengo home studio como para poder laburar desde mi casa, lo único que podía hacer era seguir componiendo canciones. Este monstruo se engendró de esa manera. En el parate no tenía nada que hacer, no podía grabar las canciones que tenía y encima no podía salir a tocar. La máquina siguió funcionando con la fábrica cerrada. Se acumuló la producción.
Hay muchas colaboraciones también. ¿Cómo las elegiste?
- A lo largo de todos estos años de carrera, que en realidad no me gusta llamarle carrera porque no voy corriendo a ningún lado, de estar en la música, de transcurrir en el ambiente, se ha dado naturalmente que hemos conocido mucha gente, muchos compañeros y compañeras que se dedican a lo mismo y que te los encontrás en los festivales, que empieza a haber onda. Siempre invito mucha gente para los discos, y con la pandemia todo se virtualizó. Cuando pudimos empezar a grabar, pasó que había muchas cosas que las tenías que hacer virtual. Entonces una persona que vivía a tres cuadras del estudio o de tu casa, estaba técnicamente a la misma distancia virtual que una persona que vive en Nueva York o que está en Nueva Zelanda. Entonces ahí la cuestión de la cercanía también empezó a ser elástica. La cercanía era la persona que tenía a disposición ganas y tiempo, donde había amistad o afinidad artística. Yo tenía un disco largo, que me resultaba a priori bastante aburrido sacar un disco de 21 temas totalmente monocorde cantado por mí todas las canciones, más allá de que yo hago una música que es bastante disímil entre sí. No es ya de por sí un disco aburrido porque no es un disco de estilo, donde hay todo solo murga y chau. Entonces hay todo tipo de canciones, pero igual no deja de ser un disco largo para ser cantado por una sola persona. Entonces se me ocurrió invitar a muchos amigos y amigas. Este es el disco más rioplatense que hice, porque la mitad de los invitados e invitadas son de Argentina.
Con tantos años en la música rioplatense, ¿te sentís un referente?
- No siento que sea un referente de nada. Siento que me dedico a esto, que dediqué toda mi vida a este oficio, que no lo aprendí en ninguna academia, que no tengo ningún título teórico. No siento que sea un referente de nada, ni me lo propuse nunca. De verdad, no es una declaración de falsa humildad. Siento que soy uno más dentro del género murga, que hice mi aporte y que tengo la suerte de poder trabajar de lo que me gusta y disfrutar de eso. En una región donde no todo el mundo tiene trabajo, que yo tenga trabajo y encima me guste y mi vocación es una bendición. Es una cuestión de bienes y servicios. ¿Qué le puedo aportar yo a la sociedad? Este arte que escuché de otras personas y que doy mi versión de eso y siento que hay gente a la que esto le gusta. Así como hay gente que trabaja en la panadería y yo voy y compro esos bizcochos, hay alguien que paga la entrada para escuchar mis canciones. Y me tomo ese trabajo con responsabilidad y con alegría sobre todo. Porque siento que de alguna manera es útil eso que estoy haciendo. Lo tomo por ahí.
¿Qué te ofrece tu proyecto solista que no lo hace la murga? ¿Trabajás a la vez en ambos?
- Es medio psiquiátrico el proceso, porque siento que estoy disociado en el sentido que estoy a dos calderas permanentemente. Es como mantener una doble vida, el estrés de querer tener ese proceso. Esa es la parte mala. Porque además soy una persona que puede concentrarse en una sola cosa: o chiflo o como gofio. Pero durante los últimos 25 años tuve que hacer las dos cosas al mismo tiempo. Me obligó a esa tarea esquizofrénica que significa el estado de bilocación. Esa es la parte mala.
¿Y la parte buena?
- La parte buena supera ampliamente los pequeños contratiempos de procedimiento. En la banda puedo poner toda la parte de proceso personal, de ser yo mi propio conejillo de indias espiritual y emocional. Y a su vez poner mi visión del mundo acerca de las cosas, lo que veo y contar historias de gente que me parece que tiene historias interesantes. Tengo esa libertad de interpretar el mundo pasado por mi tamiz, mi visión. Y tener también la licencia de hablar de mi y hablar de los otros. Por el otro lado en la murga tengo la posibilidad del humor, de la caricatura permanente, de la sátira, de la risa, del teatro. En la murga tengo la chance de sentarme a escribir junto con mis hermanos y de guionar un libreto donde la caricatura y la sátira se expresen.
¿Es más necesario el humor y la sátira en tiempos de crisis?
Sí, siento que siempre estamos en crisis, que los tiempos nunca son óptimos. El mundo siempre está en colisión y en conflagración permanentemente. Siempre es una tragedia terrible. A veces es necesaria la visión que desdramatice, sin faltar el respeto. Porque nos ha tocado también viajar por el mundo y hacer los libretos que teníamos escritos para acá, donde la guerra nos queda lejísimos. Si tenés que ir a un país que está en plena guerra, uno tiene que tener cuidado con esas cosas, es como un límite delgado entre descomprimir y que la caricatura sirva como cohesión y como un bastón para soportar la realidad. En ese límite delicado tenemos que aprender a movernos los que tenemos la herramienta de la lapicera, ser cuidadosos para que eso no transforme en un arma de destrucción, no sé si masiva, pero por lo menos colectiva.
Noté que no usas redes, ¿no te gusta lo que generan?
- Tal vez soy un poco anacrónico, me siento el último de los mohicanos. Siento que por ahora no he ingresado en este mundo. Me tomé un tiempo al principio cuando recién empezó este fenómeno, que parece que hubiera sido desde siempre pero no es algo tan viejo. Ahí empecé a campanear, a mirar un poco de afuera, para ver cómo era la onda, qué pasaba con la gente. Y me di cuenta que yo no era gaucho para ese pingo. No estoy en contra de eso, pero me di cuenta que yo no me iba a sentir cómodo en ese mundo, no lo iba a saber manejar. No sentí ningún tipo de necesidad de formar parte de ese mundo. Y sí obviamente entiendo que es algo muy necesario y que el mundo de hoy pasa por ahí, es la autopista de ahora. Entonces estoy tomando unos caminos alternativos que ya se van cerrando. Va a llegar un momento que no se va a poder desarrollar una carrera si no tenés redes.
Igual, evidentemente, tampoco son tan necesarias a nivel laboral en tu caso, porque no dejás de llenar conciertos.
- Yo no tengo redes personales, nunca las tuve y tampoco uso redes sociales. Yo me he manejado sin eso, analógicamente, y todavía está pudiendo acontecer el evento. La gente me va a ver por ahora, pero también siento que es una escala más humana. Quien se interesa realmente por mi proyecto, me va a ver. Capaz llega un momento que no cautivo nuevas plateas, aunque tampoco estoy en ese plan de expandir demasiado. Mi sueño no es tener una canción de fama mundial o viral. Si pasa alguna vez, bueno, no la voy a rechazar.
Disfrutás más de otro tipo de relación con tu público.
- Cada vez me gusta más la escala peatón, la escala humana. Conocer a las personas que me conocen. Tuve ese primer cimbronazo de pasar del anonimato a la mínima notoriedad pública y no es algo que lo haya transitado con especial interés. Yo quería hacer canciones, no quería que me conozca gente que yo no conozco. Hay como un efecto raro en alguien que se hace conocido que es como dice una de las canciones del disco nuevo "te saluda gente que no conocés y la gente que conocés no te saluda". No me gusta eso y siento que las redes son una gran plataforma de lanzamiento para alguien que le interesa eso, ser conocido o tener followers. En mi caso no me interesa que nadie me siga a ningún lado porque yo mismo no sé ni a dónde voy. Lo único que hago es hacer canciones y si hay alguien que me conoce, o que le interesan mis letras, que me vaya a ver y a la salida conversamos.
Entradas para Tabaré Cardozo en Argentina
Todavía quedan entradas para los shows que dará Tabaré Cardozo en Rosario y La Plata este sábado 28 y domingo 29 de septiembre, respectivamente. Quienes deseen ir al concierto en Casa Brava, en la ciudad santafesina, pueden comprar sus tickets en el siguiente link. Mientras que aquellos que quieran hacer lo propio para el recital en La Plata, en El Teatro Bar, pueden adquirir sus entradas en este enlace.