Susana Rinaldi: “De Julio Cortázar me enamoré al instante de conocerlo”

En diálogo con El Destape, la legendaria actriz y cantante de tango Susana Rinaldi habló de su presente y recordó sus grandes amores, mientras se encamina hacía su retiro de los escenarios.

02 de mayo, 2022 | 18.19

Susana Rinaldi comienza a despedirse de los escenarios con 4 fechas únicas en el Torquato Tasso (Defensa 1575, CABA), bajo la dirección de Juan Carlos Cuacci en formato de quinteto. Acompañada de invitados especiales, la legendaria actriz y cantante de tangos repasará su larga trayectoria de éxitos en la música. En diálogo con El Destape. "La Tana" habla de su presente, sus amores y su historia en Francia, donde conoció a Julio Cortázar.

- Te retirás de los escenarios

Sí. Fundamentalmente, lo que me llevó a esa decisión es la edad que tengo. Nunca he chicaneado con ella. No es lo mismo que ser una chica de 30 años, que puede decir cualquier cosa y se le perdona. A mi edad existen otras fórmulas de llegar a quienes tienen la generosidad de seguir mi carrera. He sido una mujer muy salidora, he estado poco en Argentina. Ese poco tiempo se visibilizó recién ahora y observo un reconocimiento por ello.

Siempre fui sincera y me encantaría cerrar este capítulo por mí misma. Me pasa que olvido algunas cosas, quizás mañana me olvide que viniste y de lo que hablamos. Tengo por suerte dos hijos que me lo hacen saber al otro día. Pero no yo. Y la verdad es que no quiero arrepentirme de nada de lo que hablemos.

- Me gusta esto que decís, tratar de adueñarse de los momentos y decisiones.

Y sobre todo, sin perder la alegría. Hay gente que puede hacer eso, yo quiero ser una y no por eso negar que la edad me jugó una mala pasada. Siento que es bueno haber salido airosa y verdadera, no hay nada que tengas que inventar con lo que me está sucediendo. A veces resulta todo lo contrario y una lamenta la gente hermosa que ha tenido cerca y no recuerda.

- ¿Qué te gustaría hacer después de la música?

Tengo un físico bien tranquilo, no tengo una manera de ser ni de hablar. Soy naturalista, lo que se da, se da y lo que se dice, se dice. Yo no digo a nada ‘esto se acabo acá’. Vivo el presente.

- ¿Estás en pareja?

No. Hace tiempo que estoy sola.

- ¿Te gustaría encontrar un/a compañero/a?

Me he convertido en una señora molesta. Digo cosas que el otro no quiere oír. Tampoco encontré una persona por la que me volviese a entregar en el amor. Esa fórmula de acercamiento y pasión verdadera ya pasó.

Ahora me gusta explorar otros vínculos, como los que me permiten conocer gente como vos, que producen homenajes de lo que ha sido uno. Son hermosas demostraciones de amor. Todo eso -desde el principio de mi persona, en favor y en deseo de que lo que estoy diciendo llegue con la misma cariñosidad con lo que la que lo expreso- vale, porque me recuerda los momentos inolvidables de mi vida. Los momentos desgraciados prefiero dejarlos atrás, ya me dolió lo suficiente. Es así la vida. Si no, nos tiramos al río y nos ahogamos a los cinco minutos.

- ¿Cómo eran tus papás?

Mi papá era una persona con la manera de ser de un señor de buen estado económico y muy inteligente. Era un señor mayor cuando se enamoró de mi madre, una piba. Ella fue siempre una mujer alegre, y él no era triste, pero sí muy estricto. Creo que los dos han sabido quererme, de distintas maneras. Aunque, para decirte la verdad, no viví una relación de padre e hija como las de hoy, ni por asomo. Para empezar, nos tratábamos de usted, muy finamente.

- Un poco frío.

Más que frío. Él lo hacía desde el cariño, pero también respondía a una mentalidad compleja. Era el tipo de padre que decía ‘usted no se tiene que quedar acá porque están hablando los mayores’, por ejemplo. Parece una tontería pero no lo es. Era una forma de vida. 

Para cuando empecé a hacer teatro, papá ya estaba muerto. De lo contrario nunca hubiese sido actriz. No me lo hubiese permitido. Al mismo tiempo, previamente y gracias a él teníamos a este acompañante en la casa (el piano) al que no solo sí podía utilizar, sino que te metía en historias y juegos maravillosos que no te hacían a la necesidad de, día tras día, salir a la calle a buscar la vida desde otro lado. Hoy a los 85 años me río, pero en aquella época la situación me generaba muchas preguntas sobre mi futuro.

- ¿Y tu mamá?

Era una gloria desde todo punto de vista. Me entristece mucho que no haya conocido la verdadera razón por la que me fui de Argentina en el ’75, momento brutal y desagradable de nuestra historia. Y ella no supo los motivos, tampoco supo que me llamaron y me dijeron ‘usted se tiene que ir’ y yo creía que me estaban tomando el pelo. Fue un episodio atroz.

- ¿Cómo viviste los años de fama en Europa sabiendo los horrores que ocurrían en Argentina?

Extrañé mucho, pero nunca me callé la boca. Y los franceses me ayudaron mucho a saber vivir. Fueron años que pasé, con momentos lindos y con otros de introspección. Estuve metida hacía dentro un tiempo. Hoy me pienso una rara avis que convive en un presente totalmente cambiado. Volviendo a Francia, una de las cosas que más agradezco fue haber podido conocer compañeros de vida maravillosos que de otra forma no se hubieran cruzado en mi camino.

- Aprovecho el tema para que hablemos de Julio Cortázar. En muchos artículos observé que hablás de él, pero siento que también te guardás mucho. ¿Cómo se conocieron?

Todo comenzó con una reunión en París. Gente que había conocido allá me invitó, sin decirme que me iba a encontrar con Julio. Llego al encuentro y en plena charla, de pronto, siento un cuerpo que se para detrás de mí. ‘¿Quién será?’, dije. Y él, con su forma tan particular de arrastrar las erres (imita el acento de Cortázar) dice: ‘perdone que moleste’. Me di vuelta, lo vi y me enamoré al instante. No nos desprendimos en todo el tiempo que pasamos juntos en París. Fue uno de los grandes amores de mi vida, me fascinaba su forma de ser. De hecho, lo estoy viendo ahora.

- ¿Te quedó algo para decirle?

No, porque no lo estaba mirando en ese momento. Le agarró un ataque al corazón y ahí se terminó su camino. Él venía sufriendo y falleció en Europa, cuando yo me fui. Me interesa mucho saber que hay ciertas cosas que él, sin tener la voluntad de hacerlo, enseñaba, si vos tenías la capacidad de escucharlo. En el corto lapso que estuvimos, Cortázar me enseñó la importancia de no adherirme al otro, porque uno siempre es uno. Cuando mi madre me comunicó la muerte de Julio, quedé con la esperanza de que hubiese leído mal. A los cinco minutos me di cuenta que no era así, y ahí me quedé sola por mucho tiempo. 

Luego llegaría Osvaldo (Piro), el padre de mis hijos. Ese fue un capítulo muy importante en mi vida. Si bien no estamos más en pareja, sí seguimos en contacto y en ocasiones charlamos. Lo que nunca hemos hecho los dos es hablar de Julio como si fuera nuestro amigo. Él sabe quién es Cortázar y lo que significa para mí, pero hasta el día de hoy nunca hemos hablado de ese tema.

- ¿Fantaseás con una hipotética charla al respecto?

Siento que en algún momento, antes que yo me vaya, el tema va a surgir. Tímidamente, como muchas otras cosas. Pero me parece importante que pasemos por esa instancia.

  • Susana Rinaldi se presenta en el Torquato Tasso todos los viernes de mayo a las 22 horas. Apertura de sala: 20.30 horas. Entradas en venta en Passline. La ubicación es por orden de llegada.