Una de las figuras más queridas del folklore argentino falleció dejando un gran vacío en el mundo de la música. Con su partida, se apaga la voz de un referente que supo combinar sus raíces árabes con el profundo sentir de la cultura argentina, creando un estilo único que cautivó a generaciones. Las redes sociales también lamentaron su muerte.
“El Turco Yamil”, cuyo nombre de pila fue Carlos Alberto Farah, nació en la provincia de Tucumán en una familia de origen árabe, donde desde joven mostró un fuerte interés por la música. Su talento natural lo llevó a integrar algunos grupos de folklore en su juventud, pero fue como solista que encontró su verdadero lugar. Desde sus primeras presentaciones, logró destacar por su peculiar tono de voz y su carisma en el escenario, lo que rápidamente lo posicionó como uno de los grandes del género.
Considerado el folklorista "más querido" del norte argentino, El Turco Yamil recibió estas sentidas palabras de despedida por parte de su colega Mario Cabrera: "A la memoria de quién me abrió las puertas de su casa después de muchos años de no cantar en Tucumán. Hice esta zamba luego de mi primera presentación en su peña. Gracias Turco por todo, por estar siempre, por tu bombo amigo, por amar las canciones, a los cantores y a la música de nuestro pueblo. Hasta el próximo vino de la amistad Yamil".
A lo largo de su carrera, Yamil se convirtió en un ícono del folklore nacional, fusionando los ritmos tradicionales con sonidos árabes que evocaban sus orígenes. Este enfoque particular no solo lo diferenció de otros artistas, sino que también le permitió conectar con un público diverso que veía en su música una muestra de la multiculturalidad que caracteriza a la Argentina. “El folklore es mi pasión, pero mi alma tiene un toque árabe”, solía decir en sus entrevistas, donde explicaba cómo esa mezcla lo definía tanto artística como personalmente.
Vida y obra de El Turco Yamil, ícono del folklore argentino
Entre sus mayores éxitos se encuentran canciones como Zamba del Turco y Alma y Quena, temas que se convirtieron en himnos no solo en las peñas y festivales del país, sino también en el exterior. Su música traspasó fronteras, y en varios países de Latinoamérica fue recibido con los brazos abiertos por seguidores que admiraban su capacidad para unir culturas en cada interpretación.
A lo largo de los años, “El Turco Yamil” fue distinguido con numerosos premios y reconocimientos. Fue honrado en diferentes festivales de folklore por su contribución a la música popular argentina. Pero más allá de los galardones, lo que más valoraba era el cariño del público. "No hay mayor premio que el aplauso de la gente", decía con humildad cada vez que le preguntaban por sus logros.
Las tradiciones argentinas, grandes pasiones de El Turco Yamil
Además de su carrera musical, Farah también fue un comprometido defensor de las tradiciones argentinas. Participaba activamente en eventos culturales y benéficos, y fue mentor de jóvenes artistas que veían en él una figura a seguir. Su generosidad y amor por la música lo convirtieron en un pilar fundamental para la nueva generación de folcloristas.
Su fallecimiento deja un gran vacío en el corazón de los seguidores del folklore. Muchos colegas y admiradores se volcaron a las redes sociales para expresar su pesar, recordando anécdotas y vivencias compartidas con el artista. Figuras como Soledad Pastorutti y Abel Pintos manifestaron su tristeza por la partida de alguien a quien consideraban no solo un referente, sino también un amigo.
Carlos Alberto Farah, “El Turco Yamil”, será recordado por su talento, su pasión por la música y su capacidad para unir mundos aparentemente distantes a través de sus melodías. Su legado perdurará en cada canción, en cada festival y en cada corazón que alguna vez vibró con su música.