Este lunes 8 de marzo cumple 80 años Palito Ortega, uno de los máximos referentes de la cultura popular, a partir de una exitosa carrera como cantante, que trajo aparejada una prolífica y redituable incursión en el cine, pero que además extendió su dominio hacia la producción artística y la política nacional en el más alto nivel.
Nacido en Lules, Tucumán, Ramón Bautista Ortega fue nombrado Rey de la Canción por la industria a partir de una interminable catarata de hitos populares como La felicidad, Yo tengo fe, Despeinada, Sabor a nada, Decí por qué no querés y El changuito cañero, por citar apenas un puñado entre decenas. Palito Ortega se crió en la absoluta pobreza, debió trabajar desde muy chico y sufrió el abandono de su madre. Con apenas 14 años, se trasladó a Buenos Aires y, entre otras labores, se empleó como cafetero, una actividad que eligió realizar en la puerta de canales de televisión y radio, de manera que pudiera codearse con las figuras que admiraba.
Así logró colarse en emisoras en donde pudo comenzar a mostrar sus canciones hasta que llegó el gran salto y la coronación como Rey en la troupe de El Club del Clan, un fenómeno que inundó los hogares argentinos y presentó un ideal de juventud, despolitizada y concentrada en divertirse "sanamente" antes de seguir inexorablemente el destino de sus padres. Esas características le valieron el mote de "música complaciente" por parte del sector juvenil nacido al calor del hippismo, que venía a cuestionar los poderes establecidos; sin embargo, esto no impidió su éxito en amplios sectores de la sociedad.
Y a partir de finales de esa década y a lo largo de la siguiente, el intérprete mantuvo una constante presencia en la pantalla grande, con más de 30 películas aptas para todo público, primero como actor y, más adelante, como productor y director, con títulos como La sonrisa de mamá, Mi primera novia, Los muchachos de mi barrio y Un muchacho como yo, entre otros.
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Fue grabando Mi primera novia en donde conoció a Evangelina Salazar, con quien se casó en una mediática ceremonia y tuvo seis hijos. Años después, ella abandonaría su carrera artística para dedicarse a la crianza de sus hijos. El matrimonio perdura y es uno de los más estables de la farándula local. En 1981, Palito se asoció al empresario Ricardo Finkel y cumplió el sueño de traer a la Argentina a Frank Sinatra. La operación resultó un desastre económico debido a una recordada disparada del dólar, pero logró reconstruirse en Miami, ayudado por La Voz, en un período sobre el que abundan extrañas e incomprobables versiones.
El regreso al país en los principios de los `90 fue en su faceta política al ganar la Gobernación de Tucumán e impedir la llegada al poder por vía democrática del genocida Antonio Bussi. Pero la gestión de Palito osciló entre la ola privatizadora de la época y algunas denuncias de irregularidades en estos procesos. La derrota electoral a nivel nacional en 1999 de la fórmula en la que secundaba a Duhalde, ante Fernando de la Rúa, puso fin a su carrera política.