Damián Mahler, uno de los nombres más destacados de la música sinfónica en Argentina, cierra el 2024 con una agenda espectacular en el icónico Teatro Gran Rex de Buenos Aires. Compositor, director de orquesta y arreglador, Mahler forjó un camino que combina la excelencia musical con propuestas innovadoras que cruzan generaciones y géneros.
En una maratónica seguidilla de shows, presentó el 24 de noviembre Sinfonía para tres, un tributo sinfónico que reunió a la aclamada banda homenaje El Cuarto Soda con una orquesta de 30 músicos, en un homenaje épico a Soda Stereo. A esto le sigue el estreno de su ambiciosa producción The Beatles Symphonic Fantasy, el 30 de noviembre, donde reimagina los clásicos de los Fab Four en clave sinfónica. Finalmente, el 1 de diciembre, cierra este tríptico de espectáculos con su ya clásico Back to the Orchestra, un viaje musical y audiovisual por las bandas sonoras más icónicas del cine junto a 70 músicos en escena.
¿Qué elementos específicos buscaste destacar de la música de The Beatles en este formato sinfónico? ¿Cómo lograste mantener la esencia de sus composiciones mientras explorabas nuevas texturas orquestales?
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- El desafío tenía que ver con cómo salir y entrar de la zona de confort musical, de ese espacio sonoro que todos conocemos, y que ese diálogo entre orquesta y banda de rock que vaya permitiendo que cada uno tenga mayor protagonismo en distintos momentos. La esencia de su música está anclada en la banda, que interpreta con exactitud milimétrica cada nota tal como ellos la concibieron, mientras la orquesta se encarga de agregar estas texturas nuevas.
La música de Soda Stereo tiene una fuerte conexión con el público latinoamericano. ¿Cómo lograste capturar y amplificar esa energía en un formato sinfónico, sin perder el espíritu rockero que caracteriza a la banda?
- Planteamos Sinfonía para Tres como un recital de rock con orquesta, no queríamos que se perdiera ese espíritu. Y bajo esa premisa es que encaré las orquestaciones, buscando lo viceral. El resultado superó incluso nuestras expectativas: un público coreando las canciones durante todo el show y los últimos 7/8 temas todos de pie. Fue una verdadera fiesta.
El show de Back to the Orchestra se consolidó como un favorito del público. ¿Qué creés que lo hace tan especial y cómo planeás mantenerlo vigente a lo largo del tiempo?
- Hay algo dentro de esa nostalgia de ese pasado analógico que siento que crece cada vez más. Este espectáculo invita a recordar esa niñez a través de estas películas y series inolvidables. Hacemos mucho foco en eso. Cada vez atesoro más haber pertenecido a esa era, haber luchado por conseguir ese VHS con la película que deseaba o ir al video club a alquilarlas para el fin de semana y tener que devolverlas rebobinadas porque sino te multaban, o buscar incansablemente ese cd que era difícil de conseguir. El repertorio además es infinito e inabarcable, siempre quedan muchas cosas afuera que nos encantaría hacer.
Trabajás con repertorios icónicos y transformas clásicos en experiencias sinfónicas. ¿Cómo equilibras la fidelidad a la obra original con la innovación que el formato orquestal permite?
- Un poco lo que decía al principio, creo que el diálogo de la orquesta tiene que ser buscando enaltecer la obra tal como fue concebida. Todas las decisiones musicales están dispuestas en ese sentido. Busco que la orquesta siempre sume en este aspecto, y no que atente en contra. Pienso estos proyectos recordándome escuchando sinfónicos de chico y tratando ser fiel a lo que me hubiera gustado escuchar en ese momento sin los conocimientos musicales de hoy, por eso intento no ponerme excesivamente intelectual e ir más directo a lo emotivo.
Además de estas tres propuestas tan ambiciosas y diversas, ¿hay algún otro artista o género que sueñes con reinterpretar desde el lenguaje sinfónico?
- Dentro del puñado de bandas favoritas está Queen, ojalá llegue el momento pronto de llevarlo adelante.