En un regreso esperado, Paul McCartney se presentó en el Estadio Mâs Monumental como parte de su gira "Got Back Tour". La emoción fue total desde la llegada al lugar: 70,000 fans de todas las edades, familias, parejas y grupos de amigos se congregaron para disfrutar de una noche que quedará grabada en la memoria de todos.
A medida que caía la noche, la atmósfera se cargaba de expectativa. A las 21:00, tras un breve vistazo a imágenes de los Beatles en pantallas gigantes, el legendario músico salió al escenario, guitarra en mano, y dio inicio al espectáculo con "Can’t Buy Me Love", un clásico de The Beatles. Las voces del público resonaron en una sola, creando una marea de emoción que no cesaría durante más de dos horas y media.
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McCartney, con su carisma intacto, saludó en un perfecto español: “Hola Argentina, estoy muy feliz de volver a verlos”. Esa conexión con el público, esa capacidad de hacer sentir a cada asistente como parte de una gran familia, es -entre otras cosas- lo que consolidó su estatus como ícono de la música.
En un momento conmovedor, tras "Letting Go", el público sorprendió al artista con una pancarta gigante que decía "Welcome back Paul", creando un ambiente de pura felicidad. El repertorio fue un viaje a través de las diferentes épocas de su carrera, incluyendo clásicos de los Beatles como "Drive My Car", "Blackbird" y "Something", intercalados con temas de su etapa con Wings y su carrera solista.
Paul McCartney emocionó a todos con su primer concierto en River
Sin embargo, un momento especialmente emotivo fue cuando McCartney regresó a sus raíces con "In Spite of All the Danger", un guiño a sus inicios en The Quarrymen, dejando claro que, aunque el tiempo pasó, su esencia permanece intacta. Las canciones de Wings también tuvieron su lugar destacado, con joyas como "Let Me Roll It" y "Jet", mientras que su material solista resonó con fuerza en el estadio.
La interacción con el público fue constante y en "Hey Jude", una ola de carteles con corazones con los colores de la bandera argentina llenó el recinto, simbolizando la profunda conexión entre el artista y sus seguidores. Cada acorde, cada letra, generó momentos de pura catarsis.
El show culminó con un explosivo medley que incluyó "I've Got a Feeling" y "Live and Let Die", esta última con los ya clásicos fuegos artificiales y explosiones sobre el escenario que iluminan todo el recinto, dejando a todos boquiabiertos ante la energía del artista y la euforia del público. Finalmente, McCartney se despidió con "Golden Slumbers", cerrando una velada que será recordada como una de las más emblemáticas en la historia de los conciertos en Argentina.
Este domingo 6 de octubre, el ícono del rock volverá a subirse al escenario en un segundo show en River, antes de continuar su gira por Latinoamérica.