La muestra "Medianoche" reúne dos trabajos en torno a la disposición de las estrellas en la bóveda celeste del Hemisferio Norte, realizados por el artista argentino Nicolás Bacal a partir de objetos cotidianos, y se inaugurará el jueves próximo a las 18 en el porteño Museo Nacional de Arte Decorativo, en el marco de Bienalsur.
Con la curaduría de Francisco Medail y Diana Wechsler, directora artística de la bienal, la exhibición que desde el 16 de noviembre podrá verse en el edificio de avenida del Libertador 1902, de la ciudad de Buenos Aires, reúne dos trabajos sobre el Cielo y la Tierra llevados a cabo por Bacal (Buenos Aires, 1985).
Las imágenes y objetos exhibidos "reproducen la disposición de las estrellas y nebulosas en la Vía Láctea a partir de objetos cotidianos", con una poética que gira en torno al cruce entre la inmensidad y la pequeñez, lo terrenal y lo celestial, explica el texto curatorial.
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Por un lado, una instalación de 36 banquitos de madera maciza con objetos incrustados trae a escena las constelaciones que forman parte del Hemisferio Norte.
Se trata del capítulo norte de "La velocidad de las cosas", cuyo capítulo sur forma pare de la muestra colectiva "EXTRA/ordinario" con que la Bienalsur inauguró su cuarta edición el 1 de julio último en el museo MAR, de Mar del Plata.
"Cada banco puede ser utilizado y tiene tallado en su base una constelación. Mientras que la disposición de las patas contribuye al dibujo de éstas, los objetos incrustados funcionan como comentarios sobre mitologías existentes, como líneas de fuga o puntos de partida para nuevas imaginaciones", indica Medail.
Por el otro, se exponen una serie de fotografías que también funcionan como una especie de traducción de mapas estelares, un trabajo en formato fotográfico que lleva por título "La profundidad de las cosas".
"Aislé dentro de un mapa planisferio del cielo la franja que corresponde a la Vía Láctea y fragmenté eso en 24 cartas más pequeñas que usé para disponer, también, objetos cotidianos", explica Bacal.
Para eso, Bacal colocó objetos domésticos sobre una mesa negra, siguiendo la posición de las estrellas y las nebulosas. "Para las estrellas que forman parte de alguna constelación de la ciencia moderna puse los objetos a una altura precisa y usé una profundidad de campo muy pequeña para que sólo ellos estuvieran enfocados", repasa el artista.
En el fondo, "cosas como virulana, granos de arroz, tuercas y botones pierden definición transformándose en misteriosas formas celestes; un trabajo que también funciona como homenaje doméstico a las imágenes astronómicas capturadas por los telescopios Hubble y Webb".
Hacia mediados de siglo XX, comenzaron a editarse en Argentina los primeros manuales sobre fotografía astronómica. Eran publicaciones técnicas dedicadas a un público aficionado que, a través de cámaras sencillas e instrumentos de fácil construcción, podía obtener imágenes de la Vía Láctea. Más allá de su éxito relativo, estos manuales permitieron la unión de dos dimensiones: lo intangible y lejano del espacio exterior con lo ordinario y familiar de los objetos de uso diario. Es en ese cruce donde radica el interés de Bacal, su poética gira entre la inmensidad y la pequeñez, lo terrenal y lo celestino.
De esta manera, partiendo de la divulgación científica como género literario, Bacal traza operaciones que contraponen la dureza conceptual del tema con la fragilidad plástica de la materia.
"Medianoche", resume Medail, "se presenta como una parcialidad, ni el plano galáctico está completo ni las 88 constelaciones que conforman la esfera celeste están presentes en esta sala".
Esto que responde a una cuestión fáctica, al hecho de que "desde la experiencia humana no es posible ver la totalidad del cielo", hace que la muestra funcione como contrapunto: "mientras en un hemisferio es de noche, hay otro en el que es de día", destaca el curador para quien, entonces, "vale la pena preguntarse, desde el sótano de este palacio europeo, cómo hacer para encontrar ese lado restante".
Bienalsur es una red global creada por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) que, defendiendo lo singular en lo diverso y lo local en lo global, apuesta a diluir distancias y fronteras, reales y simbólicas. En su edición 2023, que se extiende de julio a diciembre, tiene previsto realizar más de 170 acciones y muestras en 70 ciudades de 28 países de los cinco continentes, guiada por los ejes curatoriales de medioambiente, migraciones, perspectivas de género, democracias, fake news y construcción de relatos.
Con información de Télam