Nuevas perspectivas, una muestra desplegada en la National Gallery de Londres, busca celebrar el centenario del nacimiento del artista de Lucian Freud, nieto del psicoanalista Sigmund Freud, incluyendo sus cartas y sus pinturas que exploran la intimidad, el cuerpo y el deseo.
"Estamos sin duda ante el maestro de la intimidad, por su capacidad para ahondar en el interior sus modelos y ofrecerlos al exterior en toda su crudeza", advierte el curador de la exposición Freud: Nuevas perspectivas, Daniel Herrman, sobre el artista homenajeado, Lucian Freud.
Freud estudió y exploró a sus predecesores artísticos, cuyas influencias podemos ver reflejadas en sus retratos de personajes, que se han aferrado a las flores del artista alemán Hans Holbein. Además, los interiores encuentran resonancias con la corriente surrealismo, y también se revelan resabios del Renacimiento.
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Mirar a Freud desde nuevas perspectivas hace referencia, según Herrman, a su pintura que, sobre todo entre los años 60 y 80, está marcada por el eros y el deseo. La habilidad del artista para plasmar la carne con esa textura tan real (gracias a su habilidad con el pincel y el dominio de la técnica del "impasto") es algo que no tiene parangón en la pintura figurativa del siglo XX, señala el curador de la exposición, que estará disponible desde mañana y hasta el 22 de enero del 2023 en la National Gallery.
En ese sentido, el enfoque de Herrmann consiste esencialmente en reposicionar una figura principal. porque, explica a The Art Newspaper, "los artistas más jóvenes están interesados en su trabajo en este momento. Hay un verdadero resurgimiento de la figuración, qué hace, cómo transmite mensajes, qué puede hacer. Todas estas preguntas se cruzan con Freud.
"El otro gran mérito es su capacidad para retratar psicológicamente a sus modelos, con una postura en un sofá o con un simple gesto", precisa Hermann. Esto encuentra un correlato en el hecho de que Lucian Freud, nacido en Berlín en 1922, acudía a la National Gallery como quien acude al médico en busca de ayuda.
El artista buscaba inspiración en los cuadros que se exponían en la galería y trataba de imaginar qué se escondía detrás de cada lienzo. Se preguntaba cómo era la relación de los pintores con sus modelos y cuáles eran los secretos de la composición artística.
"Miré a los pintores del pasado para aprender a pintar en el presente", reconoció tiempo después el propio Freud sobre este hábito.
Frente a la pintura titulada Dos hombres, elaborada en 1987, Hermann invita a tratar de entender la situación, tal como lo hacía el propio Freud.
"Un hombre está desnudo, el otro está vestido, están tendidos en un colchón en el suelo. Los dos aparentemente dormidos y mirando cada uno hacia un lado. La mano del que está vestido reposa gentilmente en la pierna del que está desnudo. Pero a pesar de la promesa de conexión sexual, ese gesto transmite ante todo confianza y ternura, analiza el curador.
Las modelos de Lucian Freud constataron que posar para él era una experiencia íntima porque en las sesiones había espacio también para largas conversaciones, comidas, discusiones, siestas ocasionales y, en algunos casos, encuentros sexuales. Freud rompe las barreras impuestas entre el pintor y su modelo. En un autorretrato fechado en 1993, él mismo se ofrece desnudo y en acción. Se dibuja a él con pincel en la mano y la paleta en la otra, exhibiendo sin pudor su corporalidad de un hombre de 70 años. Cerca de él, durmiendo junto a la alfombra del león, se encuentra echada su modelo predilecta, Sue Tilley.
Nuevas perspectivas ofrece como parte de la colección la última obra del autor, incabada pero mundialmente reconocida: "Retrato de un galgo", fechada en 2011.
Además, tiene como premisa recalcar el europeísmo del pintor, quien llegó a las islas británicas a los once años huyendo de Hitler. En algunas ocasiones, Freud hacía hincapié en que su destino habría sido posiblemente la cámara de gas si su familia no daba el salto a tiempo.
La identidad europea del artista se refuerza en su educación inglesa al momento de lanzarse en su camino artístico. De hecho, sus primeros pasos se encuentran muy vinculados a la Escuela de East Anglia. Sin embargo, tras una incipiente incursión en el surrealismo, Freud desandó su propio camino como retratista más allá del contexto británico y pese a su amistad/rivalidad con Francis Bacon.
Con información de Télam