Exhiben la capilla de los Médici, creada por Miguel Ángel, y restaurada con bacterias

11 de marzo, 2022 | 11.45

La capilla que Miguel Ángel Buonarroti diseñó en Florencia como última morada de los Medici, y sus esculturas, fueron presentadas al público, luego de recibir un exitoso tratamiento de restauración con el uso de bacterias destinadas a eliminar el deterioro que el tiempo dejó sobre mármoles de Carrara, con los que trabajaba el genio renacentista.

Los trabajos en la cripta, creada en el siglo XVI, se realizaron en tiempo de pandemia, con motivo del 545 aniversario del nacimiento de Miguel Ángel (Caprese, 1475-Roma, 1564), donde trabajó con éxito un grupo de científicos, restauradores e historiadores, y ahora fue presentado por la Academia de las Artes del Dibujo de Florencia.

Para eliminar el deterioro acumulado durante siglos en la obra realizada por Miguel Ángel por pedido de los Papas León X y Clemente VII, científicos y restauradores al mando de Monica Bietti, antigua directora del Museo de las Capillas de los Medici, se utilizó la llamada Serratia ficaria SH7, que habita suelos contaminados por materiales pesados de una mina de Cerdeña.

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Estas bacterias, que se alimentan de pegamento, aceite y fosfatos, permitieron eliminar algunas de las manchas más incrustadas de las estatuas de la Sacristía Nueva en la basílica de San Lorenzo de Florencia, una obra iniciada en 1520 y que Miguel Ángel continuó durante 14 años, hasta su partida a Roma, para construir la Cúpula de San Pedro.

Las manchas y decoloración habían comenzado a aparecer tempranamente, en 1595, en especial en uno de los sarcófagos de este complejo que hoy constituye el museo de las Capillas Mediceas y, si bien antes de la pandemia, durante una década, se había realizado una limpieza, esa no fue suficiente, y por eso los científicos optaron por las bacterias, que se alimentan de pegamento y aceite.

En las esculturas alegóricas, Aurora o Madrugada y Crepúsculo o Atardecer, las manchas negras eran profundas y permanecían en el mármol, y el origen de tales manchas se atribuyó al entierro de Alejandro de Medici, asesinado por su primo Lorenzo de Médici en 1537, cuyo cadáver fue introducido en el sarcófago sin haber sido debidamente eviscerado.

Según se cree, la descomposición del cadáver se habría filtrado hasta producir a lo largo de los siglos manchas en el mármol, por lo que con ironía, Bietti declaró que "la SH7 se comió a Alessandro", consignó el diario ABC, citando al New York Times.

Una de las científicas del equipo de restauración, Marina Vincenti había presenciado en 2016 una conferencia organizada por el Ente para las Nuevas Tecnologías y la Energía (Enea), en la que se mostró cómo las bacterias habían limpiado algunos residuos de resina en los frescos de obras maestras del Barroco en la Galería Carracci del Palacio Farnesio de Roma.

El estudio demostró que las cepas aisladas de las aguas de drenaje de las minas de Cerdeña habían eliminado las manchas corrosivas de hierro en el mármol de Carrara de la galería, por eso Vincenti insistió en la ayuda que podrían proporcionar las bacterias para limpiar esta obra de Miguel Ángel.

Por lo tanto, en noviembre de 2019, el museo convocó a científicos del Consejo Nacional de Investigación de Italia, para analizar la situación.

Los investigadores realizaron con rayos infrarrojos un estudio que reveló la presencia de restos de calcita, silicato y otros elementos en las esculturas y en dos sarcófagos que, si bien no eran peligrosos, su eliminación era mejor para la salud, el medio ambiente y, para las obras de arte.

Una vez que comprobaron su eficacia, introdujeron la bacteria en la tumba realizada por Miguel Ángel para Giuliano di Lorenzo, duque de Nemours. Ese sarcófago cuenta con esculturas alegóricas al Día, una figura masculina corpulenta, y a la Noche, con un cuerpo femenino, que Miguel Ángel esculpió de tal manera que al recibir la iluminación suave pareciera brillar a la luz de la luna.

El equipo usó Pseudomonas stutzeri CONC11 -una bacteria aislada de los residuos de una curtiembre- para el pelo de la estatua y Rhodococcus sp. ZCONT -que vive en suelos contaminados con diésel- para limpiar las orejas. Para la cara de Noche usaron paquetes de microgel de goma xantana, un derivado de la Xanthomonas campestris. La cabeza del duque Giuliano, recibió un tratamiento similar.

En esta obra, Miguel Ángel integró al entorno, la arquitectura, escultura y decoración, donde la luz jugaba un papel fundamental, como ocurrió en algunas de sus obras, caso de la célebre escultura del Moisés. Con la apertura de las ventanas en la parte superior de la Sacristía, Miguel Ángel generó dos tipos de luz: una que es más constante, mientras que la otra cambia con el paso de las horas y según los cambios de estaciones.

Esta restauración de la iluminación finalizó en el 2019, después de 24 meses, para que justamente resplandeciera la arquitectura y las esculturas de Buonarroti, incluida la famosa 'Madonna Medici'.

Con información de Télam