(Por Marina Sepúlveda). Cuatro poemas de Paco Urondo se entrelazan en "Combate de susurros", una performance que oficia de instalación sonora y visual imaginada para la espaciosa sala del Centro Cultural que lleva el nombre del poeta, una acción artística a cargo de Tobías Dirty y el colectivo de arte sonoro "La obra" que reinterpreta una militancia y escritura que reconfigura historia y espacio, en el marco del programa cultural Microcentro Cuenta y la transformación urbana de una city porteña refuncionalizada.
La sala espaciosa con columnas del histórico edificio situado en la calle 25 de Mayo 201, perteneciente a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), alojará esta performance que se inaugura mañana y se puede ver hasta el 11 de febrero.
La acción "teatral" multidisciplinaria propuesta por Dirty evade la historia de Urondo y lo ubica sonoramente desde una imaginería entre botellas de vidrio recubiertas por pintura "oxidada" de cuya boca asoma una tela -al mejor estilo de una bomba molotov- o deformadas cerámicas de formas similares que desplegadas en el espacio dibujan posibles desplazamientos de los cuerpos de performers, que se acompañan con los poemas del escritor, periodista, militante.
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De esta manera aparecen susurrados los poemas "Ojos grandes, serenos", "Días estos y aquellos","Benefacción" y "Algo", que integran el libro "Poemas de batallas. Antología poética (1950-1976)", prologado por otro poeta comprometido, Juan Gelman.
A su vez, se explicita como descripción de los objetos presentes en la performance "una serie de cerámicas inspiradas en la obra del poeta que se exhibirán en la sala marcando el recorrido de la muestra", representando, literalmente, "manos con plumas, lápices, lapiceras, pinceles y otras herramientas que facilitan la escritura".
¿Por qué tomar la figura de Paco Urondo, sus poesías? "Me parece una buena oportunidad, ya que el centro cultural lleva su nombre, revisitar su obra y trabajar a partir de sus poemas. Con los integrantes del proyecto nos interesamos por 'La patria fusilada' -sobre la Masacre de Trelew de 1972 y 'Los pasos previos' que tomamos como material de lectura, pero terminamos trabajando sobre su antología poética "Poemas de batalla" que nos dio muchas posibilidades en cuanto a lo performativo", explica Dirty en diálogo con Télam.
Dos son las instituciones que participan en este armado creativo para la primera edición del programa Microcentro Cuenta, lanzado por el Ministerio de Cultura porteño e impulsado por el productor Javier Grosman a desarrollarse hasta el domingo 12 de febrero, con actividades libres y gratuitas: el Centro Cultural Paco Urondo y la Galería Isla Flotante, de la cual Tobías Dirty es artista.
"La galería fue convocada por el proyecto de Microcentro Cuenta para participar del evento que plantea un recorrido por los espacios culturales de la zona y ellos me comisionaron una performance", comenta sobre la asociación institucional y artística.
Pero lo interesante de la propuesta es la fuerte apuesta a lo sonoro, más que lo visual, entre los textos susurrados y un contrapunto con una composición de música y otros textos de Urondo sampleados que se entremezclan en la atmósfera lumínica de luz natural del atardecer que atraviesa los altos ventanales de la sala.
"Trabajamos el sonido de la instalación creando samples a partir de voces, percusiones e instrumentos de viento que van marcando el clima y el ritmo de la performance. Sobre esta base realizo una lectura. El principal desafío es poder captar el estado de ánimo del público a la hora de recitar los poemas de Francisco Urondo que elegimos y mantener la atención puesta en las palabras y su sonoridad", explica sobre el efecto buscado.
En cuanto a la expectativa, el artista formado en las carreras de Artes Visuales y Crítica en la Universidad Nacional de las Artes, t también en cine y talleres de teatro, dice que intenta proponer algo que exceda el mero entretenimiento.
"Por lo general me interesa que el momento de exhibición cuente con cierta extrañeza, que sea una experiencia más allá del entretenimiento, que pueda tener algo de misterio y humor al mismo tiempo, que haya elementos sorpresivos, y dejar picando alguna reflexión", comenta.
En cuanto a la elección del nombre "Combate de susurros" plantea de por sí una dicotomía, una tensión. Es un título surgido "a partir del modo de lectura que voy a usar, el susurro", explica al tiempo que define al susurro como "al ruido suave y bajo de la voz", por lo cual, "la idea de combate plantea una lucha entre las voces para hacerse escuchar".
Y en cuanto a la elección de los poemas sostiene: "Siento que en sus palabras hay un tipo de solemnidad rebelde y es lo que yo espero de un poema. Por momentos también parecen embrujos que lanza al vacío, festejos, dolores de amor y pérdidas. Parecen indescifrables aunque algunos están dedicados y otros claramente se refieren a la lucha contra la dictadura militar".
El colectivo de arte sonoro "La obra" que integra Dirty y que participan de la propuesta artística "es un proyecto raro, -dice- todavía no tiene forma. En esta oportunidad sabemos que tiene que ver con la música y la performance pero puede cambiar de dirección, así que no puedo explicarlo". Y suelta como posibilidad que "la palabra ´obra´ es muy amplia, quizás más adelante termine siendo teatro, o levantar un edificio o una buena acción".
Pero, ¿cómo se relaciona este proyecto con tu propia trayectoria, tus búsquedas? "Viéndolo con un poco de perspectiva (recién me doy cuenta) mis últimas performances tienen que ver de alguna manera con el homenaje, con la muerte, la palabra escrita y con la voz. Lo que más triste me pone de la muerte es que dejamos de hablar, entonces de a poco estoy realizando un registro de mi voz con distintos temperamentos", explica.
Sin embargo, solo el tiempo parece permitir que confluyan espacios y memorias tan equidistantes como el edificio y el poeta interpretados, vinculados para causar una impresión que busca resignificar el centro de una ciudad en proceso de gentrificación -sea esta positiva o negativa según quién lo aprecie- y atravesada por una adecuación al después de crisis y pandemias.
Francisco Urondo (Santa Fe, 1930) fue escritor, poeta, guionista de cine y televisión, periodista y militante político, fue asesinado en Mendoza el 17 de junio de 1976 por la última dictadura cívico militar; es responsable de una potente obra poética y una de las figuras más relevantes de la cultura argentina del siglo pasado.
Su paso demasiado breve e innovador como director del Departamento de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras en 1973 durante el gobierno peronista persiste como huella indeleble en el nombre del Centro Cultural que lo homenajea.
Y a su vez, el Centro Cultural habita ese edificio histórico -actual sede de varios institutos de investigación y del laboratorio de idiomas- que fue el lujoso Grand Palace Hotel que funcionó entre 1905 y 1929, que tuvo un polígono de tiro en su segundo subsuelo, y que llegó a homenajear a huéspedes reales como la Infanta Isabel y a hospedar el atelier del pintor Ernesto de la Cárcova. También fue sede del Banco Hipotecario Nacional hacia 1930 y finalmente fue cedido en la década de 1960 a la UBA. Un edificio que fue y es testigo de cómo los espacios del centro de la ciudad modificaron su fisonomía a lo largo de las décadas.
Con información de Télam