(Por Luciano Couso) Transmisores de información, poseedores de una carga política e ideológica y considerados unidades mínimas de herencia cultural, los masivos y efímeros memes que a diario se consumen y comparten en el ágora virtual de los teléfonos llegan por primera vez a un museo en forma de muestra con la inauguración de Espacio insuficiente, que se puede ver a partir de hoy en el Museo de Arte Contemporáneo (Macro) de la ciudad de Rosario.
Unas 150 piezas seleccionadas integran la oferta de obras físicas, instalaciones y reproducciones en pantallas exhibidas en el Macro, mientras que otras 15 mil podrán verse en la web del museo y luego pasarán a formar parte de la colección de la institución, explica a Télam su director, Roberto Echen.
La apuesta del Macro por esta muestra, que nace de la pregunta acerca de si el meme es o no una pieza de arte, encontró respuesta en la idea que el director compartió con su equipo hace un año, cuando asumió el cargo. Les propuse que el museo tenía que ser un museo contemporáneo, no sólo de arte contemporáneo, evoca la génesis de una iniciativa que fue rápidamente aprobada.
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Probablemente lo más contemporáneo que tenemos hoy para un museo es por lo menos instalar el debate sobre si los memes son piezas de arte o no, plantea Echen.
A partir de ese debate prosigue- lo que se propuso el Macro es coleccionar memes. No estamos haciendo sólo una muestra, estamos lanzando nuestra colección de memes Macro, dice.
La inédita idea surgió de Damián Monti Falicoff, un licenciado en Bellas Artes e interesado por la circulación de imágenes a través de Internet, que llegó a acumular 160 mil memes hasta que la memoria de su teléfono dijo "basta".
Por eso, la muestra se llama, de modo transparente y desprovisto de metáforas, Espacio insuficiente. Monti cuenta a esta agencia que en 2018 inició un grupo de Whatsapp para compartir memes, como parte de su interés por la circulación de imágenes y sentidos en la web.
Armo un grupo y los publicito entre amigos y conocidos, y comienzan a aparecer gustos o curadurías personales de imágenes y de memes, y en esa selección y compartir comenzamos a charlar sobre estas imagen, qué se puede compartir y qué no, cuáles son los bordes, relata.
De ese debate surgieron las tres normas que regularon el grupo hasta el estallido de la memoria del teléfono: no porno, no gore (violencia explícita) y memes de tías sólo los domingos para paliar la depresión, precisa Monti en relación a las piezas con mensajes positivos, entre el new age y la zoncera, según quién lo mire.
El neologismo meme fue acuñado en 1976 por el etólogo Richard Dawkins y se emparenta con el concepto de genes, en cuanto designación de unidades mínimas de transmisión de herencia genética. Así, el meme podría definirse como unidad mínima de información cultural.
En su texto curatorial, Monti afirma que las formas de producción de los memes y sus canales de circulación, la comunidad formada alrededor y la fugacidad dan paso a nuevas sensibilidades. Y agrega que nuestra vida está de una u otra manera mediada por sus códigos. Los memes nos transforman como usuarios, consumidores y productores de experiencias en una red mundial.
En su charla con Télam, el coleccionista asegura que muchas veces la gente se informa con los memes, que incluso obligan a buscar datos para su comprensión y tenés que ir a reconstruir la información para entender qué es lo que pasa.
Para mí el meme no es inocente, tiene una carga ideológica, política, y eso está bueno saberlo, pero no sólo con el meme ocurre sino con todas las imágenes, sostiene.
Para Monti, lo que hace el meme es ponerlo de manifiesto, pero todas las imágenes que uno está viendo (en la red) están pensadas y armadas con una carga política, ideológica, y cultural.
Durante un taller con un memero de México, el coleccionista supo que en Estados Unidos la derecha de (el expresidente Donald) Trump tiene una usina de creación de memes muy aceitada y unida a la política de derecha, en procura de intervenir sin ser visto- en la conversación pública".
En cambio, de acuerdo a su experiencia, en Latinoamérica aparece algo más crítico, podríamos decir progre para reducirlo, pero es mucho más picante con los temas de los que trata.
Sin embargo -sostiene Monti- "el meme está buenísimo porque hay para todos los públicos, hay gente que solo consume memes de gatitos y eso está buenísimo.
Pero no todos son accesibles a todos los públicos, puesto que esas piezas que combinan imágenes y textos están situadas y su comprensión suele darse en un contexto particular.
En la muestra que se inaugura hoy los visitantes podrán ver, por ejemplo, el meme de un perro en primer plano con los ojos grandes, como exorbitados, acompañado del texto: Cuando tenés entre 25 y 35 años y escuchas en la tele el término riesgo país. Su efecto humorístico requiere información previa, experiencia.
Otro meme muestra una fotografía del expresidente Carlos Menem subido a una cupé Ferrari roja y dice: Manejaba Ferraris, vendía armas, salía con modelos y planeaba viajes a la estratósfera. Sin dudas Menem fue el primer trapero del Latin World ( ) Para vos, Duki.
El curador y proveedor de Espacio insuficiente remarca que lo coyuntural es muy importante en el meme, no sólo por el tema, sino que la misma circulación del meme es situada, lo que le da sentido. Por su parte, el director del museo destaca que en los memes es clarísimo, hay una evidencia total desde la misma pieza, que es sumamente contextuada, que sirve para un momento y que tal vez ese momento dura quince segundos.
Echen señala que nacieron para lo efímero, nacieron para morir inmediatamente, lo que dispara una presunta en relación a otras formas del arte: Lo efímero del meme es fundamental y uno podría trasladarlo a cualquier pieza de arte. Si a mí no me ubican en cierta relación contextual con Las Meninas(la obra maestra de Diego Velázquez), tampoco sé cuánto me pueden llegar a atraer, apunta.
También se plantea, a partir del anonimato que aparece como distintivo del meme, en torno a la autoría. ¿Cuál es la autoría del meme? ¿Cuánta validez puede tener? Esto hace que uno pueda preguntarse lo mismo sobre la obra de arte en general, o por lo menos de una cantidad de obras que desaparecen, que mueren en la historia, o son resucitadas en otro momento, emergen como muertos vivos cuando las condiciones históricas hacen que se puedan rescatar, dice.
La idea de colección, que fue lo que hizo Damián Monti, también resulta paradójica con la idiosincrasia del meme, cuya naturaleza es la circulación y reproducción de corto plazo.
En el texto curatorial, dice: Me encontré imposibilitado a continuar con mi colección, y me pregunté qué razón podía tener seguir coleccionando estas imágenes cuyo sentido se construye en el acto mismo de compartirlas; si los memes son experiencias atesorables materialmente o si por el contrario, tienen su valor en seguir pasando de celular en celular, mientras su sentido se va modificando por la necesidad de la coyuntura.
Y remata: Todavía sigo preguntándomelo. En gran medida, esta colección tiene que ver con esas preguntas, y con el hecho de que el meme, como la práctica artística, se constituye con otros en un camino de intercambio y encuentros.
Con información de Télam