"La zona de interés", la novela de Amis llega al cine para repensar la esfera íntima del nazismo

14 de febrero, 2024 | 15.49

(Por Ana Clara Pérez Cotten) El legado y el universo narrativo del escritor británico Martin Amis, quien falleció hace nueve meses, llegan a la pantalla grande representados por el realizador Jonathan Glazer en un filme inspirado en la novela "La zona de interés", una obra de 2015 tan polémica en su momento por el tono con el que abordaba el nazismo y las complicidades, que da cuenta de la cotidianidad de un comandante nazi y su familia a pocos metros del campo de concentración de Auschwitz y estremece al espectador con un entramado en el que conviven la intimidad y el horror.

La película, que se estrena mañana en las salas de la Argentina y que es una coproducción entre el Reino Unido, Polonia y los Estados Unidos, fue filmada en alemán y cuenta con actores como Christian Friedel -quien interpreta al comandante Rudolf Hoss, líder de las actividades diarias en Auschwitz- y Sandra Hüller, actualmente reconocida por su papel en "Anatomía de una caída", quien en la película de Glazer interpreta a su esposa Hedwig.

El film, que tiene un enfoque que deja trasparentar una tesis y varios elementos experimentales en los meticulosos encuadres, gira en torno a la "Zona de interés", el término utilizado por los nazis para referirse a los alrededores de los campos de exterminio. En los últimos meses ha recibido el reconocimiento del público y cinco nominaciones a los premios Oscar, incluyendo Mejor Película, Mejor Película Internacional, Mejor Dirección, Mejor Guion Adaptado y Mejor Sonido.

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La película recupera la historia del comandante de Auschwitz, Rudolf Höss, y su esposa Hedwig, mientras se esfuerzan por construir una vida de ensueño para su familia en una casa con jardín y pileta junto a Auschwitz, imágenes que juegan con aquel concepto de la "banalidad del mal" que concibió Hannah Arendt.

La historia inspirada en la obra de Amis -autor de catorce novelas, dos colecciones de relatos y ocho obras de no ficción- se presenta contada desde la perspectiva de varios narradores, lo cual brinda al lector una visión multifacética de situaciones y personajes, para comprender de manera más cabal los dilemas morales y psicológicos de la trama.

En la novela, Amis -quien falleció en mayo de 2023, justo en el momento en el que la película se mostraba por primera vez en Cannes, donde ganó el Gran Premio del Jurado- es fiel a su estilo: asume en la novela un tono satírico y con elementos de humor negro para afrontar temas complejísimos y es justamente esta mirada provocadora la que le permite enfatizar en su visión sobre la naturaleza del mal y la moralidad. Además, cuestiona la autoridad, la obediencia y aborda la capacidad humana para ser parte de actos atroces.

La novela tiene tres narradores: el grotesco Paul Doll, comandante del campo -y protagonista de la adaptación cinematográfica bajo el nombre real del personaje, Rudolf Höss-; Angelus Thomsen, el sobrino seductor del político nazi Martin Bormann, y Szmul. Y a pesar de que este último no aparezca en la película, su personaje es una de las más brillantes creaciones del novelista que le dio vida.

El film de Glazer, en cambio, es una adaptación libre que toma los primeros trazos de la novela y deja otros completamente de lado. Conversa con el texto original y recupera el clima del horror, lo indecible, el Holocausto y la dinámica cercana y reconocible de las cuestiones más familiares y triviales. Glazer lo logra recrear a través de escenas captadas con cámaras fijas ubicadas en distintos puntos de la casa y escenas de colores invertidos lo que denominó "un Gran Hermano nazi".

"Tuve una relación muy extraña con el proyecto desde el principio. Era el camino por el que transitaba y no podía evitar seguirlo, pero al mismo tiempo estaba listo para abandonarlo en cualquier momento. A veces quería golpear una pared de ladrillos, darme la vuelta y decir: Lo intenté y no puedo hacerlo. Estaba dispuesto a que eso sucediera", contó Glazer al diario The Guardian durante una entrevista reciente en la que contó el detrás de escena del film que fue rodado en locaciones polacas cercanas al campo de exterminio. Según explicó, el equipo técnico construyó los sets de los exteriores e interiores del hogar familiar básalos en fotografías de época reales, en particular de la casa del jerarca nazi Rudolf Hoss, condenado a muerte durante los juicios de Nuremberg y ejecutado en 1947 cerca del crematorio de Auschwitz.

"Reconocer a esa pareja nazi como seres humanos fue una parte importante del proceso creativo inherente a la película, pero siempre pensé que, de poder hacerlo, tal vez fuera posible vernos a nosotros mismos en ellos. Para mí, 'Zona de interés' no es una película sobre el pasado. Intenta hablar del presente, de nosotros y de nuestra similitud con los perpetradores, no de nuestra similitud con las víctimas", sostuvo el director sobre cómo pensó a la pareja protagonista para que, aún en todo el horror que representan", sean percibidos por el espectador como "cercanos". Y ahondó en el objetivo de interpelar al espectador: "Creo que hay algo en nosotros que lo impulsa todo, la capacidad para la violencia que tenemos. Por esa razón era importante construir un relato que el espectador complete, involucrándose, haciéndose preguntas".

A diferencia de la película que solo cosecha elogios a medida que se va exhibiendo en distintas ciudades del mundo, la publicación de "La Zona de interés" en 2014 estuvo rodeada de cierta polémica porque no a todos el tono del texto les pareció pertinente. Tras ser publicada en Estados Unidos y en Reino Unido con excelentes críticas y buenas ventas, recibió el rechazo de las editoriales francesa y alemana que durante más de una década habían publicado su obra. La francesa Gaillimard no dio explicaciones sobre su negativa a traducir a Amis para el público francés, pero la publicó finalmente el sello Calmann-Lévy. Y Hanser, en Alemania, le dijo que el libro no era "lo suficientemente convincente".

Sin ni una escena de violencia, "La zona de interés" lleva al espectador a reflexionar sobre la capacidad humana para la violencia, la que tenemos como especie, y también sobre qué tan familiares pueden resultarnos los perpetradores de los peores crímenes.

Con información de Télam