(Por Luciano Couso) Las tragedias colectivas e individuales enlazadas por la irrupción del azar son las puntadas que unen la guerra de Malvinas narrada en primera persona en el diario íntimo de un excombatiente con la memoria de esa experiencia traducida en lenguaje textil por la artista María Blanco, en una muestra titulada "Archipiélago" que se presentará a partir de mañana en el Museo Internacional de la Democracia de Rosario.
La tragedia colectiva fue la guerra de Malvinas, el otoño de la dictadura. La individual, la muerte de un hombre que ordenaba el diario íntimo del excombatiente Marcelo Calitri, recuperado por azar 30 años después del conflicto bélico del Atlántico Sur.
También en forma azarosa ese diario quedó en manos de la artista María Blanco, amiga del fallecido, quien le planteó a Calitri traducir sus notas al lenguaje textil, con el que trabaja desde 2017.
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El resultado es la muestra "Archipiélago", integrada por 39 piezas de bordado que llevaron a tela lo que el excombatiente registró hace 40 años en papel: cartas a familiares y amigos, anotaciones diarias sobre la guerra, el hambre y el frío en una trinchera de la Isla Gran Malvina.
Si lo imprevisible hizo que Calitri estuviera cumpliendo el servicio militar en Río Grande, Tierra del Fuego, en abril de 1982, también el hallazgo de una agenda en un aserradero de las islas mientras la tropa se duchaba estuvo signado por el azar. "Fue algo casual. Mientras esperaba para bañarme vi la agenda, que tenía anotados cortes de madera del aserradero, y la agarré", cuenta a Télam el excombatiente.
"No era mucho de escribir, era más de leer", dice. Y agrega: allí "le escribía cartas a mi familia, a mis amigos, anotaba el día a día, lo que comíamos, el santo y seña, y cosas diarias de la guerra".
Al finalizar el conflicto el 14 de junio de 1982, Calitri quedó prisionero hasta el 27 de ese mes.
"Cuando estamos por subir al barco nos sacan todas las pertenencias. Nunca le conté a nadie que había escrito el diario, porque no me parecía relevante y porque me lo habían sacado y pensé que lo iban a quemar o tirar", evoca.
En 2015, el excombatiente recibió un llamado de Cancillería invitándolo a la inauguración del Museo de Malvinas en la Ciudad de Buenos Aires. Allí le dijeron que tenían una pertenencia suya para devolvérsela.
"Pensaba, ¿qué corno me van a devolver a mí? Cuando subo veo que era la agenda, apenas la vi me di cuenta. Yo había puesto en la primera página que si me pasaba algo se la devolvieran a mi papá, y puse la dirección", cuenta..
Rodolfo, un vecino de Calitri, vio la ceremonia en la TV y le pidió que le mostrara el diario, y acordaron sintetizarlo en un texto con el objetivo de producir un cuadernillo para uso escolar. Pero, recuerda el exsoldado, otra vez se cruzó la tragedia: "Cuando lo estaba por terminar se muere. Ahí aparece María, que era amiga de él, y me dice que quisiera terminarla pero no sabe cómo y me dice que ella lo que hace es arte en tela", recuerda.
Ésa es la génesis de "Archipiélago", la muestra que la artista exhibirá a partir de mañana y hasta el 2 de julio en el Museo Internacional de la Democracia en Rosario, bajo la curaduría de Carolina Urresti.
La curadora cuenta a esta agencia que, también por azar, mientras preparaba otra muestra en septiembre de 2021, escuchó al ministro de Cultura de Santa Fe, Jorge Llonch, recordar que en 2022 se cumplían 40 años de la guerra de Malvinas.
Ella ya conocía el trabajo que desde 2019 realizaba Blanco sobre el diario de Calitri. "Esto se tiene que ver", rememora Urresti que pensó entonces, porque "además del diario que se había recuperado, a partir del diario había una obra textil, había una persona que los había conectado".
"Lo más mágico me pasó con la historia de cómo se conocieron Marcelo y María", afirma Urresti, mientras que, también en diálogo con Télam, Blanco evoca el impacto que le produjo el encuentro con aquellas páginas: "Me costó mucho leerlo, estuve más de dos semanas para poder meterme de lleno. Tenía 23 años cuando fue lo de Malvinas, fue acordarme de muchas cosas, y el texto estaba en primera persona".
"A medida que voy construyendo ese diario textil le iba preguntando a Marcelo, y él me decía que quería que hiciera el menú de guerra -prosigue el relato-.Comían polenta, enlatados de mondongo y albóndigas. Yo juego con los colores. Él habla mucho del hambre que pasaban y la paleta que utilizo es del mismo tono que la tela, es como que no existe esa comida", explica.
"En el diario él habla sobre sus emociones a nivel de extrañar mucho, y habla mucho con Dios. No es un diario donde hay resentimiento, al contrario: se pregunta por qué están ahí los argentinos y los ingleses", observa.
El objetivo de la muestra, sostiene, consiste en "volver a honrar a estas personas, los muertos y los vivos, que nunca los tuvimos como presentes". Y acota: "Las nuevas generaciones no lo tienen como visible al tema Malvinas. Hablamos de una guerra que me parece espantosa (la de Rusia y Ucrania), pero que está lejos, y no podemos hablar de una guerra que hubo aquí".
"Aguja e hilo además de bordar, son elementos necesarios para coser heridas, para unir mantos", se lee en el texto que acompaña la muestra. Allí se afirma también que "en este caso, sustituyen a la tinta y al papel, fijando, con el pulso que late en las manos de la artista, el recuerdo de la guerra que Marcelo Calitri dejó grabado en las páginas de su diario".
"Mi propósito con esto es que no nos olvidemos, que las generaciones nuevas, los jóvenes, sepan qué fue Malvinas", concluye la artista.
Con información de Télam