(Por Carlos Aletto) "El gato eficaz", la emblemática novela experimental escrita entre 1969 y 1970 por Luisa Valenzuela, reaparece ahora en una nueva edición que vuelve a hacer circular ese mundo felino de erotismo y lujuria concebido en este libro "valiente, sin autocensuras... que marca un derrotero poco frecuente", como dijo en su momento Julio Cortázar sobre la producción de la escritora argentina.
Un espacio donde los gatos de la muerte se enfrentan a los perros de la vida, un choque entre la luz y la oscuridad. Esa es la anécdota central que propone esta novela publicada por Interzona donde aparece de inmediato lo lúdico, desde la forma y la mezcla de imágenes poéticas hasta las observaciones y reflexiones sobre la vida, la muerte y la soledad. Una búsqueda permanente de identidad de la escritora que ya había escrito en 1966 la novela "Hay que sonreír". Al respecto el autor de "Rayuela", conocedor del juego literario y admirador de los patafísicos de los cuales este libro es heredero, también dijo sobre Valenzuela: "Leerla es tocar de lleno nuestra realidad, allí donde el plural sobrepasa las limitaciones del pasado; leerla es participar en una búsqueda de identidad latinoamericana que contiene por adelantado su enriquecimiento".
En las primeras historias del libro, fragmentadas, se mencionan las precauciones que algunas amas de casa toman para evitar el ataque de los gatos de la muerte: deben deshacerse de los fetos con esterilizante o comerlos para evitar la contaminación. La reproducción de estos felinos es instantánea y vienen a salvar del caos a los humanos para llevarlos al caos de ellos. Además, ciertos personajes tenebrosos mantienen a los gatos de la muerte como mascotas.
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Sin embargo los perros de la vida como oposición a los gatos de la muerte buscan el odio y tienen una naturaleza ávida y tenaz. Importados de la Argentina parecen estar fuera de su control y actúan de manera impredecible. La novela de la escritora nacida en Buenos Aires en 1938 no sigue una trama convencional: en su lugar se centra en una dramatización y análisis agudo de los problemas básicos de la vida femenina, especialmente la aflicción de la soledad y la impotencia. La narradora, que es el único personaje, desafía las reglas tradicionales del narrador de ficción, adoptando diversas formas y roles a lo largo de la obra.
"El gato eficaz" también explora la relación entre los felinos y el lenguaje, un juego que resuelve con astucia la autora de las novelas "El mañana", "Cola de lagartija" y "Cuidado con el tigre".
"El gato eficaz" tiene una narración cargada de simbolismo y surrealismo. En la novela, se pueden identificar varias temáticas y elementos característicos de la obra de Valenzuela, como el juego con el lenguaje, la exploración de la identidad y la presencia de elementos fantásticos. La novela se desarrolla en un escenario que combina lo real con lo onírico. En un momento de la trama, por ejemplo, la protagonista se encuentra obsesionada con un hombre que ella describe como su "hermano solar indiferente" y su "antítesis total". En ese viaje interior de la protagonista, revela una búsqueda por liberarse y ser dueña de su propia identidad y placer. Existe una lucha entre el deseo de mantenerse cerca de ese hombre y liberarse de la obsesión. La figura del hombre también se entrelaza con elementos naturales y simbólicos, como la valeriana y las rubias, que parecen tener connotaciones místicas y misteriosas en la narrativa.
"El gato eficaz" es una obra intrigante que invita a la reflexión sobre temas como la identidad, el deseo y el poder de la mente. La escritora utiliza su prosa hábil y creativa para crear una historia llena de simbolismo.
La extensa obra literaria de Valenzuela ha sido reconocida con diversas distinciones, entre las cuales se destacan el prestigioso Doctorado Honoris Causa otorgado por la Universidad de Knox en Illinois y la Universidad Nacional de San Martín en la Provincia de Buenos Aires. También ha sido galardonada con la Medalla Machado de Assis de la Academia Brasileña de Letras y ha sido beneficiaria de una beca Guggenheim. Ha sido traducida a más de 17 idiomas. Numerosas monografías se han dedicado a analizar su obra, y sus cuentos y ensayos han sido incluidos en innumerables antologías internacionales.
En reconocimiento a su sólida trayectoria literaria, la escritora argentina ha sido honrada con diversos premios en los últimos años. Entre ellos, destacan el Gran Premio de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores en 2017, el Premio León de Greiff en Colombia en el mismo año y el Premio Carlos Fuentes en México en 2019. Tras una década viviendo en Nueva York, Valenzuela ha establecido su residencia en Buenos Aires desde 1989, donde ha sido declarada Personalidad Distinguida de las Letras y Ciudadana Ilustre, consolidando su reconocimiento como una de las figuras más destacadas del panorama literario latinoamericano.
-Télam: ¿Cuándo y cómo escribiste esta novela que rompe con varios moldes narrativos?
-Luisa Valenzuela: El texto surgió espontáneamente una mañana en que me desperté con esta idea, pasamos nueve meses en el Taller Internacional de Escritores en una universidad de Iowa, Estados Unidos. Reinaba la calma chicha hasta que empezó a nacer el deseo de la escritura. Corría 1969, se eternizaba la guerra de Vietnam, la vida humana no valía nada y valía todo. Mis colegas hablaban todo el día de la muerte...y a mí no me interesaba. Este libro surgió, entonces, como un manantial, es un texto rupturista, y lo dejé como estaba. Al llegar en México, lo mostré al emblemático editor Joaquín Díez Canedo, que aceptó publicarlo. Iba a llamarse, originalmente, "A los Gatos de la Muerte, ¡Salú!", pero el propio Díez Canedo me dijo que la alusión indirecta al Himno argentino no iba a resultar comprensible fuera de nuestro país, por el que terminé eligiendo "El gato eficaz", que resultó su título definitivo.
-T.: ¿Fue un acto de arrojo el proceso creativo de "El gato eficaz"?
-L.V.: Más que un acto de arrojo se podría decir que es una conexión con algo que ya está escrito o va escribiéndose en otra parte... Pero ¿dónde? Es la pregunta del millón que me planteo cada vez que un texto va surgiendo como si me estuvieran dictando. Después, habrá que corregir y trabajarlo, pero no fue el caso con este texto que aún hoy me resulta sorprendente. Claro que la sorpresa es el principal detonador.
Pero en este caso fue un desconcierto total.
-T.: ¿Quiénes son los gatos de la muerte y los perros de la vida?
-L.V.: Eso lo tendrán que deducir los lectores...Hay muchos estudios sobre este tema, pero yo diría que son significantes abiertos, de eso se trata la literatura.
-T.: Por momentos, el relato parece onírico o surrealista pero con un clima de enfrentamientos. ¿Fue una forma de abordar y nombrar la violencia de época?
-L.V.: No me propongo nada de antemano, ni con este texto ni en ninguno: eso que llaman mecanismos... deben ser eso, pero en todo caso son espontáneos. Son los recursos que uno tiene para poder decir las cosas, lo que "es dicho" a través de uno...Uno va siguiendo y encontrando un rumbo, y si no se lo encuentra hay que tirar todo a la basura, sencillamente.
-T.: Tu apuesta literaria en esta novela parece ser una búsqueda destinada a desentrañar qué hay más allá de las palabras... ¿es así?
-L.V.: En mi caso, solo puedo decir que no hay decisiones deliberadas en ningún momento, es espontáneo. Y por eso, sí, es un texto de ruptura: la escritura se manifiesta como una necesidad inexorable, dolorosa a veces, inconsciente, la escritura es una necesidad inamovible.
-T.: ¿Qué papel cumplen aquí la transgresión y el erotismo?
-L.V.: La vitalidad, como contracara de la muerte, y el erotismo, claro: es eso, la vida.
Con información de Télam