Una muestra que reúne más de medio centenar de obras que muestran las siete décadas de producción de Lucian Freud, nieto del padre del psicoanálisis y uno de los mayores pintores del siglo XX, se exhibe en el Museo Thyssen de Madrid, en el centenario del nacimiento del artista británico.
La exhibición, denominada "Nuevas perspectivas", que se llevó adelante en colaboración con la National Gallery de Londres, se destaca por pinturas de la última etapa de producción del artista que reúne varios retratos de desnudos en los que se puede contemplar una profunda observación de la vulnerabilidad del cuerpo y la plasticidad de la carne como pintura. "Quiero que la pintura actúe como si fuera carne", manifestaba Freud (1922-2011) en 1982.
"Durante años hemos hecho intentos y fracasado capturando proyectos. Finalmente en 2018, nos armamos de valor y fuimos a visitar al director del archivo de Freud y nos dijo: adelante", dijo el director artístico del Museo Thyssen, Guillermo Solana, en la presentación de la muestra que se podrá visitar hasta el 18 de junio próximo.
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La exposición -que cuenta con la colaboración de la Comunidad de Madrid y está curada además por Daniel Herrmann en Londres-, se organiza de forma cronológica a lo largo de varias secciones temáticas que repasan la evolución del pintor desde los años 1940 hasta principios del siglo XXI.
Lejos de los escándalos de su vida privada por la turbulenta relación con sus parejas, la muestra plantea nuevas preguntas sobre la importancia actual de la obra de Freud para acercarlo a las nuevas generaciones. "Tuvimos muy claro que había que olvidarse de la expresión bibliográfica, había que abrir nuevas formas de verlo, llamar a la gente más joven y desde luego hablar de su pintura", sostuvo la jefa de Pintura Moderna del Museo Thyssen y curadora de la exposición en Madrid, Paloma Alarcó.
Las obras del artista iban a "contracorriente de las tendencias abstractas o conceptuales que se fueron sucediendo a su alrededor", ya que su pintura estuvo siempre dedicada al retrato, al autorretrato y el desnudo o desvestido, sostuvo Alarcó, consignó la agencia de noticias DPA.
Si bien en su primera etapa el artista muestra su personalidad y su forma de pintar con un trabajo lento y una pincelada "meticulosa" para las que utiliza pinceles muy finos, en su segunda etapa pinta de pie y se mueve alrededor de sus modelos, ya que la proximidad física le permitía apreciar los detalles, explicó.
"Freud es un pintor lento y al menos deberíamos responder con una mirada lenta", dijo a modo de consejo para los visitantes, al tiempo que detalló que en esta etapa el artista utiliza pinceles más gruesos y, por influencia de Francis Bacon, su pincelada se vuelve suelta y empastada, pero su forma de trabajar sigue siendo precisa, lenta y pausada, para captar la esencia de sus modelos.
"Siempre elegía él a sus modelos, tenían que ir a sesiones largas y había una relación con el pintor. En esta sala de intimidad es donde mejor se refleja la ternura y el cariño de los modelos, pocas veces aceptó encargos", afirmó Alarcó.
En cuanto a los escenarios de sus pinturas, el artista comenzó a utilizar su estudio como fondo de sus obras, y en este sentido el artista es capaz de imponer sus reglas a la realidad y llevar las cosas al extremo. "Nos deja ver donde trabaja, donde experimenta, tiene personalidad y presencia", explicó.
"Estamos todos constantemente bombardeados con vídeos e imágenes, Freud quiere que miremos sus obras de manera lenta y con precisión, tenemos la oportunidad de volver a esa mirada detallada y con tranquilidad", consideró, por su parte Herrmann.
Con información de Télam