(Por Claudia Lorenzón). Rejas perimetrales, tejas, adoquines, imágenes y documentos recuperados en el edificio de la ex Esma, centro de tortura y detención durante la dictadura cívico militar, se resignifican en la muestra "Uso y función" que se exhibe desde hoy en el Centro Cultural Haroldo Conti,
A través de la obra de artistas, con producciones que abordan conceptos que van desde el disciplinamiento del cuerpo, el léxico militar, al lenguaje codificado de los grupos de tareas.
Con obras de sitio específico, la exhibición invita a transitar preguntas a partir de los objetos y el aporte que se pueden producir desde producciones poético políticas a los trabajos de memoria, donde cada objeto tiene una historia y se transforman a través de las obras abriéndose con impacto y belleza a sentidos de estremecimiento y luminosidad.
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Junto a esta muestra y previo al 24 de marzo, a 40 años de la recuperación democrática en Argentina, la propuesta del Conti se amplía con otras dos exposiciones: "Comunicar los juicios" y "Remolino de tiempos".
Con curaduría de Lorena Bossi y Guillermina Mongan, "Uso y función", se inicia en la sala principal del centro cultural con el trabajo de Luciana Lamothe: un fragmento de reja perimetral recuperado por la artista, dispuesto en forma rectangular, sobre cuatro pilares de madera, envuelto herméticamente en plástico transparente, para marcar el adentro y el afuera de un predio donde en su interior la tortura y la muerte eran cotidianas.
La obra despliega también el concepto de opacidad en relación a lo que significa ese ámbito. "Como dice Pilar Calveiro, la idea de ocultar mostrando, ocultar mostrando un fragmento de lo que sucedía en los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio durante la dictadura. Pero por otra parte, mostrar una parte de la clandestinidad tenía como finalidad inmovilizar a través del terror al ciudadano", explica Bossi a Télam, en una recorrida por la muestra.
A metros de la obra de Lamothe una pequeña teja llegada desde una fábrica francesa en 1924 se esboza adherida a una de las paredes de la sala. Esa teja -que cubrió los techos del edificio de la ex Esma- evoca la historia de la fábrica francesa en la ciudad de Desmiles que durante el nazismo, en 1939, terminó convertida en un centro de detención nazi, y todos los judíos que allí fueron encerrados, luego pasaron al centro de exterminio alemán de Auschwitz.
Esa teja "se convierte en un objeto parlante, en un objeto de alta significación, y cada objeto tiene una historia que se va superponiendo con otras capas históricas, que a la vista de la sociedad no son visibles", explica Bossi y pone como ejemplo de ello la historia del edificio de la ex Esma, hoy transformado en un Espacio de Memoria y Derechos Humanos.
La fotografía de una garita, de Santiago Porter, aparece en otra de las paredes de la exhibición. "Esa garita, la más emblemática que tiene el predio, está en el acceso al Casino de oficiales, al que entraban los autos operativos con los detenidos. El casino era un lugar velado, un lugar prohibido para el resto de los cabos y aspirantes o las personas que no eran oficiales. La pared de la garita tiene un agujero por donde pasaba una cadena de amarre naval, una cadena muy pesada, que hizo un surco y hoy se puede ver sobre el pavimento. Todos los sobrevivientes se acuerdan -aunque tenían sus rostros tapados- cuando iban en el auto operativo, el movimiento sobre la cadena", dice Bossi, quien agrega que adquiere un valor simbólico, ya que entre otras cosas, entre 1973 y 1976 se construyeron 15 garitas más.
El trabajo artístico de Porter partió de una investigación que se exhibe sobre unas vitrinas de la muestra con dibujos y pinturas al óleo, en cuadernos que el artista intervino y forma parte de un trabajo realizado años atrás, llamado Bruma.
Sobre el piso de la sala emerge la obra "Convexa", de Juan Pablo Rosset, hecha con adoquines de madera. Con forma de una mantarraya creciendo como un brote bajo la tierra, que advierte quebrar la superficie.
En el medio de la sala, la obra "Los pasos", de la rosarina Eugenia Calvo, se corporiza en un enorme pizarrón que aparece acostado entre dos extensas filas de viejos y pesados pupitres que pertenecieron a la Esma. "La artista habla con su obra del disciplinamiento del cuerpo", explica Mongan al indicar los trazos en tiza dibujados sobre el pizarrón que se suman a trazos firmes sobre la devastada madera de lo que fue un elemento de enseñanza militar.
"Son pupitres que había por todo el predio y la artista toma lo escolar, pero lo escolar como con furia, por lo que pasó en este lugar y cómo fue alterado por el terrorismo de Estado", agrega Bossi.
En un video pegado a la pared, la historia del edificio de la ex Esma es rescatado como parte de la muestra por los historiadores Daniel Schiavi, Leandro Porcellini, del Archivo Nacional de la Memoria, la especialista en conservación, Julieta Núñez, explica Bossi quien destaca que la puesta es producto del trabajo de artistas e investigadores.
"Flores en la Esma", de Gabriel Díaz, reúne 30 imágenes de flores que el fotógrafo tomó con un rollo velado en los espacios abiertos de la ex Esma y se lo dedica a cada niño nacido en cautiverio. Treinta fotos que simbolizan a los 30.000 detenidos-desaparecidos en dictadura, y aquí aparecen con luminosidad, con tonos que cambian por la propia veladura del rollo Polaroid, con el que el artista tomaba imágenes de las marchas de las Madres de Plaza de Mayo y que le fueron quedando sin uso.
En "Tabique", el artista cordobés Lucas di Pasquale, realiza dibujos y croquis del edificio de la ex Esma a partir de material aportado por el Archivo Nacional de la Memoria y el área de Investigación Histórica, con las que pudo acceder a cursos que se impartían en el 76 y el 77. Asimismo recupera croquis realizados por sobrevivientes, de los lugares donde estuvieron en cautiverio.
Hacia el fondo de la sala, una enorme cabina de metal se eleva sobre una estructura de hierro. El equipo de arquitectos A77 toma para su obra "Faro metabolista" la cabina de vigilancia de los pabellones dormitorio de la Esma, que fueron tirados abajo, porque no se podían habitar. El módulo proviene de la arquitectura metabolista japonesa y los arquitectos la vuelven faro para proyectar sobre la pared ejemplos de arquitectura y de los módulos de alojamiento cuando estaban en pie.
En la sala contigua a la principal, la serie de fotografías "Esma", de Inés Ulanovsky, reúne imágenes tomadas en 2008 y 2009, de una enfermería, un quincho, una sala de cine, una peluquería, una pileta de natación, una cancha de tenis, una panadería, un vivero, una oficina de correo, una imprenta, lavaderos, talleres, aulas, escuelas, un polígono de tiro, comedores, cocinas, bibliotecas, pabellones, espacios verdes y dormitorios del edificio.
"Entre 2008 y 2009 fotografié esa pequeña ciudad de 17 hectáreas y 34 edificios -antes de que fueran reformados-, haciéndome una pregunta que atravesó todo el trabajo: ¿cómo era posible que todo eso pasara en un mismo espacio?", dice Ulanovsky.
El empapelado, recuperado de aquel edificio, se recuperó por el equipo de conservación -en guarda por las conservadoras de sitios de memoria- y hoy se exhibe junto a las imágenes captadas por Ulanovsky.
Un escudo original de la Armada recuperado, que fue hallado enterrado en el predio, cubierto de color blanco, por la presencia de hongos, se exhibe también en una de las vitrinas, como ejemplo de recuperación del patrimonio, y de objetos que también pueden contar otra historia, dice Bossi.
El impactante "Patrimonio hostil" de Rodrigo Noya se destaca en esta parte de la muestra, con una obra realizada a partir de fotografías tomadas en 360 grados a objetos encontrados en el predio y custodiados por el equipo de conservación. Las fotografías captadas por el artista aparecen en tres televisores -contenidos en estructuras de madera negra que cuelgan desde cadenas- en imágenes 3D, que al moverse sobre la pantalla se van alterando morfológicamente, adquiriendo nuevas formas. Un sillón de dentista, de hierro, pintado en blanco, va virando en la pantalla de tal manera hasta transformarse a la vista en un esqueleto humano; colillas de cigarrillos halladas en el Casino de oficiales se van deconstruyendo adquiriendo la forma de una gorra militar con visera.
La directora del Conti, Lola Berthet, manifestó la importancia y "orgullo" de que estas muestras se exhiban en el mes de la Memoria que "tienen muchísimo que ver con la identidad del predio de la ex Esma". "Poder presentar "Uso y función" es muy emocionante porque nos va a acercar a nuestros 30 mil compañeros y compañeras detenidos desaparecidos, parte de los cuales pasaron por la ex Esma".
La exhibición podrá visitarse hasta el 30 de julio, de martes a jueves de 13 a 19, y viernes, sábados y domingos de 13 a 21, en avenida del Libertador 8151, de la Ciudad de Buenos Aires.
Con información de Télam