La escritora y poeta Marina Mariasch, en diálogo con Télam, profundizó sobre sus referencias teóricas y literarias a la hora de escribir sobre el suicidio, dio algunos detalles de "La pequeña compañía" (Caleta Olivia), su último libro de poesía, y habló sobre la relación que tiene hoy con el deseo de vida y la posibilidad de la muerte.
-T: ¿Qué escritores y escritoras tuviste como referencia para escribir una novela sobre el suicidio de una madre?
-MM: Cuando escribo hago mucha investigación, literaria y teórica. En este caso leí todo lo que tenía alrededor sobre el suicidio en términos históricos, religiosos y sociológicos. Podés llegar con la pregunta a cualquier lado, por ejemplo, ¿existe el instinto suicida en los bebés? Es como ese desorden... puede ser un poco negro, pero bueno, no me privé de nada. Y por otro lado, en términos literarios me gusta mucho Rachel Cusk, o Annie Ernaux, que escribe de una manera muy descarnada su desesperación por perseguir a un hombre. No sé si es verdad o no, pero me gusta ese tipo de literatura, donde no hay filtro. Me gusta mucho un libro de Renata Adler que se llama "Pitch Dark" (Oscuridad total), una novela de desesperación. Esa desesperación puesta en escena sin frenos, sin pudor y sin guardarse nada. La vida es otra cosa, en la vida una tiene cierta mesura, soy más medida, más adecuada. Pero en la literatura prefiero no tener esa mesura, esos pruritos.
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-T: "Efectos Personales" podría ser una novela de auto-ficción, un ensayo autobiográfico, una novela del yo. Es imposible definirlo en una categoría. ¿Cómo pensás esa fluidez entre los géneros?
-MM: Sí, lo fluido de los géneros me interesa incluso más allá de la literatura. Prefiero las no clasificaciones, que creo que tienen que ver con un sistema y no con las cosas o las personas, que en general huyen a las clasificaciones. Y en ese sentido me interesa mucho el discurso poético, y la prosa o la narrativa que está empapada del discurso poético tiene más posibilidades. Más posibilidades en el sentido de que es un discurso menos codificado. Y por otro lado me gusta lo que dijiste del ensayo autobiográfico porque es una idea que me identifica. Me gusta mucho el género en el que escribe Al Álvarez, sin pretensiones de compararme; o Annie Ernaux, que es novelista pero que también trabaja en esos bordes.
-T: En una de las últimas páginas decís que te aburren los mundos inventados, que te interesan las personas. ¿Cómo te pensás a vos misma, como escritora, luego de esta novela?
-MM: Acabo de sacar, con un par de semanas de diferencia, un libro de poesía que se llama "La pequeña compañía", que es un poco la contracara de este libro porque reúne muchos poemas míos históricos y también tiene todo un libro nuevo que apunta más que nada a mis hijos, en este momento de la vida donde ya se están abriendo las alas para volar del nido. Es un libro como muy de futuro. Lo presentaron ellos hace poco y estuvo increíble. Y por otro lado ya estoy escribiendo otra novela, porque este (el suicidio de su madre) no es el tema de mi vida. Obviamente es un montón, pero yo tengo dos escritas dos novelas previas que son "El matrimonio" y "Estamos unidas", donde ya venía trabajando cosas que tienen que ver con la clase social. Con una mirada que busca mostrar ciertas miserias de una manera desnuda o descarnada. Eso me interesa. Ahora estoy escribiendo sobre el robo en la clase alta.
-T: En un tramo de la novela hacés referencia a lo que deja dicho tu mamá antes del suicidio y escribís que "para estar vivo ni siquiera hay que desear estarlo". ¿Cómo es tu relación con la el deseo de vida y la pulsión de muerte hoy?
-MM: Mi vida es súper privilegiada. Tengo una casa, tengo dos hijos divinos, trabajo más o menos en lo que me gusta. Tengo amigas. Y así y todo, como todas las personas, tengo momentos oscuros donde digo... me quiero matar, no me quiero levantar de la cama. Pero eso nos pasa a todos, a todas, a todes. Quizás estoy más atenta a las fragilidades de los demás. Hay cosas que te imaginás que pueden pasar, que pueden pasar efectivamente. Si veo que alguien está mal, contemplo esta posibilidad como algo concreto. Antes no me lo figuraba, no estaba en mi marco de posibilidades. Y además, como tengo cierta militancia y veo gente que trabaja y se las arregla en condiciones precarias, eso me conecta con la realidad de una manera mucho más concreta y realista.
Con información de Télam