(Por Leila Torres) En su novela "Las heroínas también tienen miedo", la actriz y escritora argentina Valeria Alonso cuenta la historia en primera persona de una mujer que queda embarazada y profundiza en cada uno de los cambios físicos y emocionales, en los miedos, las transformaciones y todo lo que nadie quiere decir de la maternidad para dejar de relieve la violencia obstétrica que atraviesan muchas mujeres, pero también el misterio de la vida y el amor como fuente de deseo.
Publicada por menos cuarto ediciones y ganadora del 69 Premio de novela Ateneo-Ciudad de Valladolid, "Las heroínas también tienen miedo" es una autoficción deseante y descarnada sobre el embarazo. A lo largo de tres trimestres que culminan en un parto, la voz de la protagonista lleva adelante la convicción de ser madre, pero no por eso deja de lado las contradicciones y los miedos.
¿De qué está hecho el deseo de ser madre?¿Puede la maternidad convivir con lo erótico?¿Por qué tiene más peso el discurso médico que los saberes sobre el propio cuerpo? Alonso (1979) pone a jugar todas estas preguntas en una novela que recorre distintos escenarios, desde la intimidad del hogar hasta las visitas al obstetra.
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"Siempre escribí desde muy chica. Cuando empecé a actuar, a los 17 años y un poco en paralelo con lo que era el IUNA, empecé a escribir, a dirigir, a actuar mis obras junto a Mariela Ascensio. Y después empecé a trabajar con De la Guarda y ahí como interprete", cuenta Alonso en diálogo con Télam sobre un recorrido de escritura que comenzó de muy joven. Esta es su primera novela, tan pronto en el mercado editorial y tan pronto galardonada en España, país en donde reside.
En diálogo con Télam, la también actriz argentina cuenta que empezó a bosquejar unas escenas que creyó que adoptarían un formato audiovisual. Durante la pandemia en el 2020, decidió que se convertirían en una novela.
"Ahora estamos haciendo la adaptación cinematográfica. Acabo de terminar la post producción de un cortometraje que se llama 'Mamífera' y estamos empezando a desarrollar el largometraje. La obra dio toda la vuelta. Empezó con la idea de ser algo más audiovisual, pasó por la novela, y ahora parece que si todo va bien está siendo audiovisual", adelanta sobre el futuro de la obra.
Su interés por la temática de la maternidad se remonta a sus primeras obras: tanto en la titulada "Huevo" como "Mamó" se trabaja el vínculo materno y, según dice la autora, "el misterio de dar vida". "Creo que es un tema que nos atraviesa, aunque la enfoques de diferentes ámbitos, aunque seas hombre, aunque no seas madre, es algo que va mas allá de simplemente maternar, es una reflexión sobre como nos relacionamos con la vida y sobre cómo nos relacionamos con los vínculos más profundos. No es solamente tener niños en casa", considera Alonso.
En el libro, todos los mitos sobre la maternidad se ponen en jaque: la "dulce espera" del bebé no aparece retratada de forma idílica ni tampoco la madre está envuelta en un halo de asexualidad, sino que es una mujer deseante, que se excita, tiene sexo y se masturba. Además, aparecen vómitos, dolores y deseos de muerte. "Desromantizar la maternidad era uno de los objetivos. Hay algo de la dulce espera de cuando una mujer queda embarazada que parece que todo tiene que ser hermoso y a mi me empezaron a pasar un montón de cosas que no eran hermosas, junto con las otras que eran hermosas. El paisaje era completo, no podía descartar ninguna de las dos cosas. Y para mí esa completud me dio todo ese pack de tensión. Que un poco también lo tiene el titulo: las heroínas con el miedo. Hay algo con el mandato que no pega, si sos el héroe tenés que poder con todo", dice la escritora.
La novela acerca la maternidad al erotismo desde el prólogo con el relato del momento de la fecundación, producto de respiraciones aceleradas, de personas que se "besan como pulpos"; escribe la autora. "Cuando empecé a documentar a leer, a meterme de lleno en el asunto, incluso embarazada me empezó a llamar la atención como no se habla de sexo. La sexualidad parece que es otra cosa y, en realidad, es un proceso sumamente sexual todo lo que pasa", señala Alonso y refuerza: "El cuerpo está atravesado por la sexualidad en su máxima expresión. Me parecía muy importante que la novela empiece con el polvo fecundante y que además sea un polvo amoroso y también erótico. Una madre también se calienta". Para Alonso, por nuestra cultura católica, "parece que una madre deja de ser atractiva y no coge".
Conforme avanza la trama, la protagonista tiene visiones y premoniciones. "El libro se va volviendo cada vez más místico porque va tocando la otra cara de la vida, que es la muerte. Si estoy dando vida, puede jugarse la muerte. Forma parte de la misma aventura. Me voy a enfrentar el tiempo que me queda y como lo quiero vivir. Para mi, el mundo de lo metafísico o de lo intuitivo forma parte de lo que somos. Son elementos donde, en general, en nuestra dimensión más material son excluidos", reflexiona la autora y agrega: "Todo este viaje que termina en el parto donde describe cosas que son inexplicables, ahí es donde los muertos o la otra dimensión forman parte de todo lo que le pasa a la protagonista".
¿Fue esta una estrategia narrativa para poner en tensión los conocimientos médicos con saberes considerados más "ancestrales"? Alonso no duda ni un segundo. "Sí, por supuesto. ¿Los médicos saben más de mi cuerpo que yo? No, no debe ser así", responde.
"Sí me dicen que yo tengo que parir de una manera, voy a ver si voy a parir de esa manera porque voy a ver qué me dice mi cuerpo. Este conocimiento es ancestral, es de las cuevas. De alguna manera, es un camino de empoderamiento. No como critica directa del médico, o a los médicos sino a todo un sistema", precisa la escritora.
Cuando Alonso comenzó a ir a las consultas médicas, notó algo que la incomodó: "No me miraban a los ojos, empezaban a poner cosas en la computadora y que está todo tan mecanizado y tan protocolizado que a mi me pareció muy interesante pensar: ¿Yo tengo que entregarme a este sistema sin decir ni mu? No me parece", recuerda.
"Lo que hace ese sistema es desconectarte de toda esa intuición y toda esa otra dimensión que no tiene que ver con un sistema instrumentalizado, con los pinchazos. Parece que vas a parir y te tenés que entregar a esa formula porque eso es lo mas seguro: todo ese discurso de 'por tu bien', 'por tu seguridad', 'para no correr riesgo'. Todo eso me parecía peligroso porque está muy instalado y porque estamos muy acostumbradas", problematiza Alonso.
La novela pone de relieve el poco lugar hay para la escucha cuando se repite la misma fórmula una y otra vez a la hora del parto y cómo la violencia obstétrica está a la orden del día. Sobre esto, la autora apunta: "La violencia obstétrica es un tema muy en auge. No está tan consiente ni tan presente que la mayoría de nosotros nacimos donde nos faltaron el respeto desde el primer segundo".
Con información de Télam