Trazar los límites entre las diferentes culturas, fusionar creencias por un objetivo común, creer que el amor todo lo puede y confirmar que muchas veces no. A través de esos caminos amplios, La hija de la cabra (Lumen) de Mercedes Araujo va trazando su historia que sale de los límites de una historia de amor clásica y propone una nueva mirada del desierto mendocino. En diálogo con El Destape, la autora contó cómo fue el proceso de este libro y cómo vive la reedición: "Estoy contenta con la reedición porque funciona como esta primera parte de una trilogía. Es un abordaje distinto a otro territorio dentro del territorio que a mí me interesa contar, que es el territorio mendocino, pero en este caso el desierto".
A 13 años de haber ganado el Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes, La Hija de la Cabra fue reeditado por Lumen a modo de sumar a la conformación de la trilogía de la autora. La misma, que inició su camino en la editorial con Botánica Sentimental (2022), pone al paisaje mendocino como protagonista e invita a recorrerlo a través de diversas zonas, personajes y momentos históricos. Con La Hija de la Cabra, Araujo se remontó a la época colonial sin pretensiones de hacer una novela histórica.
"El paisaje funciona como personaje principal de la historia. Se trata de un proyecto que tiene la idea de contar la relación que nosotros como humanos tenemos con nuestro territorio, con los otros animales, con el mundo vegetal, con los dioses", aseguró la autora. La historia se fusiona entre dos terrenos totalmente opuestos, pero que, como una simbiosis maligna, necesitan del otro para que se pueda trazar la trama: por un lado, la historia de "El Blanco" y Juana, la hija del cacique que, por este amor, es acusada de haber golpeado a su pueblo con una maldición de sequía y hambre; por el otro, el intercambio epistolar entre los verdaderos responsables de la sed del pueblo.
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Así, Mercedes continuó sobre esta fusión que pone en contraste las creencias de los pueblos originarios y las impuestas por los invasores en la época colonial. "En este caso la relación humanos-dioses está súper presente. También se relaciona con el colonialismo, como un poder que avanza sobre un territorio y sobre una cosmogonía que le resulta totalmente ajena. Sí, el paisaje es ese territorio. No tiene nada que ver el paisaje, en mi idea de escritura, con lo bello sino con ese lugar en donde es posible la existencia, pero no la dominación. La naturaleza nunca va a dejar de ser naturaleza", reflexionó.
Con una prosa inteligente, que demuestra un estudiado uso del lenguaje, la autora demuestra que historias como la de Pocahontas pueden ser posibles en Latinoamérica y, más aún, en Argentina. Pero además, deja en manifiesto el dolor de un pueblo al que le arrancaron sus costumbres y sus raíces, imponiéndoles un estilo de vida y desentrañándolos del territorio que, por más complicado que sea, había logrado tomar como propio y convivir con y en el. En este marco, Araujo contó sus intenciones de desenmascarar al "proyecto colonial" y qué mejor que hacerlo poniendo a Mendoza, como un espacio que no se deja dominar. "El proyecto colonial fue arrasar con lo que había para implantar una creencia, un dios, una forma de vida occidental, europea. En muchos casos con la justificación de que no existía nada, era un territorio vacío. Entonces yo llego y colonizo ese territorio vacío y lo pongo a producir, lo culturizo, lo civilizo. Esa era la idea. Y eso es una gran mentira, un gran invento, yo cuando hablo de los mitos, también pienso en aquellos mitos que se crean para tranquilizar conciencias, para justificar avances de dominación, de esclavitud, de apropiación de las otras personas, de apropiación de las otras personas", sentenció.
Sobre la autora
Mercedes Araujo nació en Mendoza en 1972. Publicó los libros de poemas Así es el fuego, La isla y Viajar sola. Editado por Lumen en 2022, Botánica sentimental fue elegido uno de los libros del año y ampliamente elogiado. La hija de la Cabra (que recibió el Primer Premio del Fondo Nacional de las Artes en 2011) es la primera parte de su proyecto de trilogía andina, en la que trama mitologías tecnológicas con las voces olvidadas de los pobladores originarios. Profesora de Escritura Creativa en la Universidad Nacional de las Artes y de Política y Derecho Ambiental en la Universidad Nacional de San Antonio de Areco, vive en Buenos Aires donde da talleres y clínicas literarias.