Una mujer después de perder un hijo. Su duelo es un ojalá lleno de vientos y cenizas; tocar fondo para salir a alguna superficie posible desde la profundidad de su mar. En el mundo que crea la narrativa de Medias de unicornio, se entrecruzan los miedos, las tensiones y el aprendizaje donde el ojo clínico y humorístico de la autora muestra la belleza de lo pequeño y la traducción de lo inefable. En diálogo con El Destape Yaiza Conti Ferreyra presentó su primera novela y habló del proceso que le llevó escribirla.
- ¿Qué te motivó a querer contar tu historia?
Cuando ocurrió la pérdida del embarazo estaba todo el tiempo pensando en ese momento. Se me aparecían todo el tiempo en todos lados imágenes y frases relacionadas con lo que me había pasado con la maternidad. Veía bebés y embarazadas por todos lados. Desde siempre la escritura me sirvió de catarsis, sobre todo en los momentos más difíciles de mi vida. Cuando empecé a llenar las hojas de mi cuaderno se lo mostré a Damián, mi compañero, a quien también le sirvió un montón para transitar el duelo. Y en un momento vi que tenía tanto material como para transformarlo en una novela, y me lancé al desafío.
- La novela invita a pensar la maternidad desde el feminismo
Así es. Me considero feminista desde mucho antes que me pasara esto. Al momento del embarazo estábamos -y seguimos estando- a favor de la interrupción voluntaria del embarazo, pero necesitábamos saber el porcentaje de probabilidad de sobrevividas de nuestro bebé, que tenía una malformación congénita muy grave. Cuando los médicos nos dijeron eso, el porcentaje de vida era de más de un 50%. Con mi pareja habíamos dicho que si el porcentaje daba menos del 50% interrumpíamos y si no, seguimos adelante.
Cuando transitamos este proceso, el aborto todavía no era legal y ni siquiera era una opción pensada por algunos de los profesionales que me atendieron. Una vez terminamos en un hospital religioso, con un médico que era experto en ese tipo de patologías, y cuando preguntamos acerca de la posibilidad de interrumpir el embarazo, reaccionó muy mal. Hoy, con la victoria de las luchas feministas, abortar es obviamente lo que hubiese hecho. Creo que hubiese sido mucho menos doloroso.
- ¿La publicación te acercó a mujeres que hayan pasado por la misma situación que vos?
Eso me parece lo más hermoso que pasó con la novela: a través de las redes me empezaron a llegar -y me siguen llegando- comentarios de mujeres de todo el país que también atravesaron una pérdida de embarazo, o que se les murió un hijo. Yo no le puedo dar la solución mágica a ninguna que haya o esté pasando por esto, no existe eso porque el duelo es algo muy personal. Lo que sí les digo es que a mí me sirvió escribir y contar mi experiencia para transformar el dolor en algo artístico.
- A su vez Medias de unicornio tiene muchos pasajes de humor ácido, como cuando hacés una crítica afilada de los comentarios que recibiste tras la pérdida de tu bebé
Sí. Sobre esos comentarios creo que los seres humanos necesitamos tapar los silencios, siempre. Donde hay un silencio tiene que haber una palabra, sobre todo en los momentos incómodos. Y no hay nada más incómodo que la muerte de un bebé. Tuve muchos momentos de bronca y de enojarme con el mundo, pero creo que el humor irónico y las puteadas -dos registros que aparecen en la novela- me permitieron exorcizar el dolor y la incomprensión de algunas cosas. En cierta forma, contribuyeron a la sanación.