“Definir lo que es poesía es bastante fácil: es un género literario. Siempre estuve en contra de las definiciones como 'la poesía es un bello amanecer’. La poesía son palabras y es lenguaje, no hay más misterio que eso”, remarca Mariano Blatt en un mano a mano con El Destape contestando, una vez más, la pregunta obligada de las entrevistas: "¿qué es la poesía?". Poeta y editor -es uno de los fundadores de Blatt & Ríos y De Parado-, Blatt es una de las voces más respetadas del género en Argentina y entre los poetas y escritores queer, dada la trascendencia que han tenido algunos de sus poemas y colecciones como Mi juventud unida, Alguna vez pensé esto y Nada a cambio. Semanas atrás, Caballo Negro Editora lanzó La puertita de alambre, su nuevo libro, para continuar ampliando su universo poético de imágenes e historias que invitan a quedarse y que confirman el afilado sentido de observación de la vida que lo caracteriza como autor.
Si no hay misterio en la definición de poesía, ¿el misterio está en quién la escribe?
- Para mí el misterio está en el poema y en cuando aparece, porque le puede aparecer a cualquier persona y en cualquier momento. Cuando yo digo que la poesía es un género literario o que la poesía es simplemente lenguaje, habilito también una cosa que es que todos usamos el lenguaje, entonces todos podemos ser poetas en algún momento de nuestra vida, o incluso en algún momento de nuestro día. El misterio es cuál es ese uso del lenguaje que transforma el hecho poético en poesía. Eso es algo que aún no revelé y por ahora tampoco me interesa saberlo.
Se presupone que la poesía es bastante inútil y no sirve de nada y a pesar de eso persiste a lo largo del tiempo en la historia de la humanidad. En tanto haya humanidad, habrá poesía.
Quizás hay mucha poesía y muchos poetas estén en Twitter.
- Puede salir poesía de cualquier lado, sin dudas. Yo también noto eso sobre Twitter e incluso antes, cuando surgió el chat escrito como forma para llegar a otro. Era algo interesante, comunicarse a través del lenguaje escrito… antes nos comunicábamos principalmente a través del lenguaje oral y no era todo tan inmediato. Necesariamente, este proceso va a despertar a poetas que ven en Twitter un canal para escribir. Si bien es cierto que ahora Twitter ya permite fotos y videos -lo que hace que esté mutando en otra cosa- antes estaba circunscripta a los caracteres que tenías por cada tuit para escribir algo.
Estaba pensado como un diario personal.
- Sí. Y lo interesante era cómo esa limitación de caracteres hacía que los usuarios fueran más ocurrentes y divertidos para llegar a más personas con sus tuits. Tenías que ser diferente.
¿Qué imágenes, personas, cosas o situaciones despiertan tu lado poético?
- Lo que despierta mi lado poético es vivir en un mundo donde todo el tiempo hay lenguaje, una masa de lenguaje. Ya cuando salís a la calle, en la Ciudad, tenés a tu alrededor frases por todos lados: algunas las escuchás, otras las leés en publicidades o en una pared, otras te quedaron resonando en la cabeza porque las viste en alguna red social. Está lleno de frases todo el tiempo. Incluso, algunas hasta se ponen de moda como la de “mi oferta como novio” que está circulando ahora. Esas frases que adoptamos como tendencia y que repiten todos se me meten en la cabeza y no me abandonan.
El amor, las relaciones, el sexo, son temas que aparecen recurrentemente en tus libros de poesía. ¿Te acercaste a la poesía por los poemas amorosos?
- No precisamente, pero me gustan los poemas amorosos. Tengo un rango muy amplio de gusto de textos, no tengo un preconcepto, pero creo que la predominancia de lo amoroso en mi poesía no viene por consumo de ese tipo de poesía, sino por una cuestión problemática de mi biografía con las relaciones amorosas gay que, en mi caso y por mi historia personal, no fueron siempre felices. En ese sentido, la poesía fue como un lugar para escaparme e imaginarme que tenía relaciones satisfactorias con chicos que me gustaban… porque eso no ocurría en la realidad.
Aún así en tus escritos desfilan amores, chongos… ¿te han traído reclamos estos poemas?
- Creo que no, aunque algunos deben haber leído cosas que escribí sobre ellos… pero todos salen bien parados (risas). Es catártico poder abrirse y yo estoy muy agradecido de todas mis relaciones y con todas mis parejas finalmente he tenido buena relación. Igual, quiero decir que no sé cuánto hay de biográfico en mis poemas. Hay chispazos de cuestiones biográficas pero después mezclo lo real, con lo que no pasó, lo que hice mal, lo que hice bien, lo que me hubiera gustado que pasara.
Me parece significativa la gran cantidad de poetas queer que hay en Argentina, ¿ves en el género un espacio de territorialidad y resistencia marica?
- Sí, creo que sí puede serlo y que lo sea no excluye que pueda ser disfrutable para los lectores heterosexuales. No tengo problema con el mote “poesía gay” y la verdad es que sí creo que escribir poesía sirva como militancia porque a los gays siempre nos sirve reconocernos entre nosotros, nos ayuda a generar comunidades, a protegernos, a cuidarnos y a un montón nos salvó la vida hacer eso.
¿Tenés temas que te gustaría explorar en tus poemas futuros?
- Todo el tiempo me aparecen nuevos intereses, ahora estoy con muchas ganas de explorar la historia argentina y lo argentino en general. Tengo la fantasía de escribir poesía que no solo no se pueda traducir sino que no se pueda leer fuera de Argentina. Que sea una poesía que no pueda entender nadie más que no sea argentino y que no comparta todos nuestros códigos culturales e históricos del lenguaje.
Es un buen desafío, vas a tener que estudiar mucho sobre los fraseos criollos.
- ¡Sí! Es un poco como pasa con cierto humor que es muy nacional y se basa en referencias culturales e históricas que si no las sabés, te dejan afuera de lo que se está contando. Tengo ganas de hacer algo así con la poesía, es una fantasía.
¿Tenés planes para escribir narrativa?
- No, creo que cada vez menos podría llegar a escribir narrativa. Es muy loco porque como lector prefiero leer narrativa antes que poesía. Tampoco me considero editor de poesía, siento que me costaría mucho… de hecho, edito muy poca poesía. Me pasa que no quisiera nunca conocer el detrás de escena de escribir una novela ni perder esa inocencia de mi relación con la escritura. Esto va un poco de la mano con que yo no me considero escritor y para mí hay una diferencia entre ser escritor y ser poeta. Se pueden ser las dos cosas juntas pero yo soy solo poeta. La verdad es que sufro mucho cuando tengo que escribir un mail, cuando me piden una nota siempre las rechazo o si me piden escribir un párrafo de cualquier cosa la paso mal, no es algo que me guste hacer.
En cambio, mi mecanismo de escritura de poesías es más natural: lo escribo y ya está, por ahí ni sé cómo lo hice pero está ahí. La narrativa es otra cosa, porque hay que sentarse a escribir y pensar.
Si me rijo por tus poesías, diría que sos una persona muy sensible. ¿Qué cosas te emocionan?
- Las cosas muy simples. La música, estar tranquilo en mi casa, despertarme a la mañana y ver cómo entra el sol por la ventana, tomar mate y leer libros.
¡Qué respuesta poética!
- Me emocionan mucho esas cosas… y estar en silencio. Desearía poder leer el 100% de mi tiempo libre, me pasaría la vida así.
MÁS INFO
La crisis del libro y las estrategias comerciales para sostener dos editoriales
En la cuenta de Twitter de Blatt & Ríos, la editorial que llevás adelante junto a Damián Ríos, suelen aparecer reflexiones en torno al momento crítico que están pasando las editoriales chicas. ¿En qué situación están hoy?
- En los últimos ocho meses estamos pasando por una reducción notoria del mercado y aún así apostamos a editar libros que sabemos que son caros y que cada vez quedan para un menor sector de gente. Básicamente desde que empecé la editorial con Damián hace casi 15 años, en el 2010, siempre la situación es bastante complicada para el mundo del libro, por características propias del sistema de comercialización del libro como pueden ser cuánto cobrar los libros en un país con inflación, cuánto tarda en volver esa inversión… pero bueno, seguís para adelante.
Este año está siendo durísimo porque subieron muchísimo los precios de los libros y los salarios no subieron lo suficiente. La última Feria del Libro fue un desastre en ventas para nosotros… ahora recién tenemos un leve repunte pero es complejo.
Por lo menos en tus dos editoriales, sumo a De Parado, los lectores pueden ver cierta curaduría en los lanzamientos. No se edita por editar…
- Sí, armamos un catálogo que es un poco lo que nos da ánimos para seguir y una idea de “seguridad” a futuro. El negocio editorial es muy lento porque, si lo querés encarar bien, tenés que armar un catálogo y eso lleva un buen tiempo. Armar el catálogo significa que los lectores reconozcan en tu editorial la idea de que no importa el libro que se compren, van a encontrar una experiencia de lectura que esté a la altura de lo que la editorial propone.
A contramano de la Feria del Libro se han generado fenómenos muy interesantes como el de la Feria de Editores.
- ¡Y ahí las ventas fueron buenísimas! El éxito de la Feria de Editores demuestra que hay un público específico muy amplio, que nosotros con Damián los llamamos “lectores intensos” porque es gente que lee muchos libros por año, les gustan las novedades y la calidad literaria.