El terror no tiene límites y la oscuridad se puede transformar hasta crear los ambientes más inhóspitos y penetrantes jamás imaginados; todo eso sin la necesidad de recurrir a objetos paranormales, sino más bien con el uso de lo que está a nuestra mano y genera más miedo: las cosas posibles. Bajo ese terreno tenebroso se construye Curabichera, la nueva novela de Luis Mey, editada por La Crujía.
Martiniano "El Tano", el protagonista de la historia, se destaca por ser influenciable. A lo largo de su vida, signada de tragedias tan imposibles de imaginar que parece que una suerte de ente maligno lo persigue, este hombre vive en una cadena de "malas decisiones" que surgen por su entorno, turbio, del que no puede salir por más que lo intente. "Es una novela que me gusta mucho, que es muy gore es muy, muy turbia", reveló el autor en diálogo con El Destape.
La historia se desarrolla entre el campo de Villa Rosa, un lugar signado por demonios y creencias diferentes a las de la ciudad, y el límite del conurbano, aquella zona de Florida en donde la General Paz aparece como un límite y parte del paisaje. "Me recuerdo ir al campo de mis abuelos y estar todo el tiempo esquivando cosas, entre otras macumbas que había ahí por la zona. Era divertido. Y esa barbarie, eso de correr a los bichos, y después había que volver a la ciudad. Entonces esa anomia de civilización y barbarie siempre me gustó. Siempre me gustó eso de las sociedades modernas, los vínculos como castillos de arena, cualquier cosa, cualquier agüita los pasa por encima", confesó Mey sobre el escenario en donde transcurre esta historia tan turbia como posible.
Perseguido por la necesidad de mudarse a un lugar en donde podrá ser propietario, tras la muerte de su abuela, Martiniano abandona su departamento en Recoleta y vuelve a esa zona limítrofe de Vicente López que, si no fuera por la presencia de la cancha de Platense, pasaría totalmente desapercibida. La vida y el accionar del protagonista están signados por el terror que puede causar la maldad humana hasta algunas cuestiones paranormales que lo persiguen desde niño y que una sabe reconocer si es una pérdida de la cordura o un ente sobrenatural. El poder de las palabras de Luis Mey transportan al lector a un entorno denso, oscuro e imposible de soltar, porque cuenta con la extraña habilidad de relatar lo grotesco sin causar repulsión.
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"Hay dos géneros que siempre digo que son muy difíciles de escribir: la comedia y el terror. La comedia porque si la escribís mal causa terror; el terror porque si lo escribís mal causa comedia, es muy fino", aseguró Mey sobre los desafíos de escribir este tipo de género, en el que ya venía indagando en obras anteriores como Brujas de Carupá (Factotum Ediciones). Además, reflexionó: "Para llegar a asustar de verdad a alguien, hacerle pegar un susto o no permitirle dormir, tiene que pasar que sea una persona que no entienda demasiado el mundo. O sea, que esté ajeno a las vicisitudes cotidianas, de lo que pasa, de si tenés que cerrar bien la puerta con llave o no. Sino, más bien el terror te hace pensar, te está simbolizando".
Un hombre que adopta familias de ratas indomesticables que viven en su salvajismo, muertes inexplicables, muerte innecesarias, historias de amor frustradas y el derrumbe de creencias entre lo que nos fue inculcado como "incorrecto", esa son las anotaciones de frases sueltas que mejor pueden describir a Curabichera. Pero no hay nadie que lo explique mejor que su propio autor: "Quise, en todo caso, asustarte sobre tu paradigma de normalidad, lo que a vos te causa miedo que lo que vos creías ya no es. Porque en realidad este sujeto es bueno. El terror es medio una excusa. O sea, una excusa como para hacerte un espejo sobre algo".
Sobre el autor
Luis Mey nació en Capital Federal y creció en el conurbano de la provincia de Buenos Aires. Estudió Cine, Edición y Derecho en la Universidad de Buenos Aires, sin concluir ninguna carrera. Tuvo varios trabajos, pero el oficio que más lo marcó fue el de librero. Actualmente dicta talleres literarios grupales e individuales. Algunas de sus obras publicadas son: Los abandonados (2009); Las garras del niño inútil (2010), elegida como una de las novelas del bicentenario argentino; La pregunta de mi madre, ganadora del primer premio Ñ Alfaguara/Clarín de novela 2013; En verdad quiero verte, pero llevará mucho tiempo; Macumba (2014); Diario de un librero; El pasado del cielo (2015); Los pájaros de la tristeza (2017); Brujas de Carupá (2019) y Cada día canta mejor (2022). Curabichera es su primera obra en La Crujía.