Cris Zurutuza es escritora y una de las agentes de prensa cinematográfica más conocidas de Argentina, y lanzó su nuevo libro de cuentos En el futuro seremos un objeto retro, una antología publicada por editorial Dábale arroz que propone un abanico de historias de personas sencillas con pinceladas de extravagancias en sus rituales diarios. En los 14 cuentos del título, los lectores se encontrarán con un mundo de personajes muy coloridos entre los que están un crítico de cine con un particular sistema de puntuación para las noticias de los diarios, un heredero de una sodería familiar que lucha por mantener a flote el negocio y dos hermanas ancianas a las que las persigue una "maldición" barrial, entre otras historias. En diálogo con El Destape, la autora reveló secretos de su reciente lanzamiento.
- Por los cuentos que escribiste podría aventurar que sos una persona muy curiosa. ¿Estoy en lo correcto?
¡Sí! Los cuentos tienen una actitud Alicia en el país de las maravillas, que es producto de la gran curiosidad que desarrollé desde que vine de Pehuajó a la Ciudad de Buenos Aires para estudiar Comunicación en la UBA y empecé a transitar sus lugares. Me atraen las cosas atípicas y típicas de las personas, pero sobre todo las primeras porque todos tenemos aspectos atípicos, pequeñas manías, rituales… creo que hay que rescatar esas particularidades de la gente. En mi caso, lo hago a través de la escritura.
- Uno de los cuentos más resonantes es el primero, que se centra en un crítico de cine. Y vos sos prensa cinematográfica. ¿Cómo llegás a ese mundo?
A la prensa de cine llegué en el año 2001, cuando terminaba la facultad. Tuve mucha suerte de conocer a los amigos de la agrupación cultural La Nave de los Sueños, quienes trabajan con el audiovisual desde tiempos en los que los espacios INCAA no existían. Primero, empecé a estar ahí pasando música los viernes y de a poco me fui metiendo en el terreno de la prensa… antes no había tanta prensa para el cine independiente. Recién lo empecé a formalizar como trabajo cuando la conocí a Luciana Condito, hija del fallecido distribuidor Pascual Condito, quien me convocó para trabajar como prensa de la película Las mantenidas sin sueños (película dirigida por Vera Fogwill y Martín Desalvo).
La primera persona del mundo del cine que me despertó gran curiosidad fue el último productor de Leopoldo Torre Nilsson, Juan Carlos Fisner, quien falleció en el 2023. Con Juan Carlos y Cristina, su mujer, teníamos un ritual -que podría estar en estos cuentos- que consistía en que cada vez que llegábamos al Festival Internacional de Cine de Mar del Plata nos íbamos a la confitería La Boston a merendar y a escuchar como Juan Carlos nos contaba chusmeríos del “mundillo” y la industria del espectáculo. Él fue el primero en enseñarme cosas del oficio del cine, más allá del oficio de ser prensa.
- ¿Qué es lo que más te gusta de los críticos como personajes del “mundillo” del cine?
Todos los periodistas de cine tienen su particularidad y esos rasgos que los hacen únicos me enternecen. Como yo no los juzgo de forma intencional, puedo acceder a ellos y a sus cuotas de personajes con total naturalidad: trato de entender su lógica y sus mundos porque todos tienen algo de mucha riqueza. Ese cuento inicialmente no era puro para la selección del libro, porque por lo general los personajes que narro son más de pueblo, pero refleja un poco mi mundo actual y las personas que me rodean.
Ese cuento y el último tienen un ritmo más intenso porque nacen a partir de historias personales o que me cuentan amigos. El último cuento, por ejemplo, lo imaginé después de un viaje a Pehuajó para visitar a mi padre y ahí me encontré a un viejo amigo que me contó una anécdota rarísima: cuando se estaba por casar con su esposa, su suegro lo llevó al campo y le dijo que cuando los perros matan a las ovejas y son animales dañinos, hay que pegarles un tiro. De esa anécdota salió un cuento que ganó un premio en un certamen del Banco Provincia y fue una sorpresa muy grande para mi recorrido como autora.
MÁS INFO
- ¿Hay alguno de los cuentos que tenga un valor sentimental particular para vos?
¡Sí! El de la sodería. Mi papá y mi abuelo eran soderos y quise rendirles un homenaje con el cuento. De hecho, si bien hace 30 años que no vivo en Pehuajó y hay gente que no me conoce, me ha pasado de ir de visita y pasar por el banco a hacer una consulta y que los del lugar reaccionen a mi apellido y digan “¡la de la soda!”. Sucede eso, "Zurutuza" ya es una marca de Pehuajó. Lo que quise hacer con ese cuento fue un juego, ser yo la última que apaga la luz en esa sodería familiar. Mi papá todavía no lo leyó… es difícil compartirlo con la familia porque la obra es ficción pese a que tiene pinceladas de realidad.
- ¿Qué te gustaría que se lleven los lectores como sensación general de tus cuentos?
Me encantaría que el libro los lleve a recordar cuestiones personales, lugares de la infancia, familiares. Mi tema en lo que escribo tiene que ver con los personajes de pueblo y las relaciones interpersonales, la hora de la siesta, cosas que pasaron varias generaciones y hoy pueden ser recordadas con nostalgia.
En el futuro seremos un objeto retro ya está en venta en librerías.
Sobre Cris Zurutuza
Nació en 1976 en Pehuajó. A los dieciocho años migró a Buenos Aires para estudiar Ciencias de la Comunicación Social en la UBA. Desde el año 2000 participó en la agrupación La Nave de los Sueños, donde se inició en la gestión cultural y la prensa cinematográfica. Empezó a escribir ficción en el taller de Alberto Laiseca. Publicó la novela La vida láctea (2019). Obtuvo el tercer premio en el concurso de cuentos Banco Provincia (2023) con el último de los cuentos contenidos en este libro.