La autora y cantante Liliana Lucía Pane, cuyo seudónimo es Lina Avellaneda, lanzó Cartas a Gracielita: mi hermana, víctima del terrorismo de Estado, un libro para homenajear la Memoria de su Graciela Carmen Pane, su hermana. Graciela estudiaba ingeniería química en la UTN de Avellaneda y estaba afiliada a la Federación Juvenil Comunista, cuando fue secuestrada por la Triple A el 2 de octubre de 1975 y brutalmente asesinada, con tres meses de embarazo. En diálogo con El Destape, Lina recordó a su hermana y habló del libro que presentó recientemente en la Feria del Libro.
- ¿Cuál es el recuerdo más lindo que tenés de Graciela, tu hermana?
Alcanzar los zapatitos de punta era todo un desafío, como final del primer ciclo del estudio de danza clásica y la recuerdo hermosa. Siempre fue muy delgada y tenía un pelo negro rizado de una belleza increíble. Se paraba con los piecitos como en semi cruz, como se paran las bailarinas. Eso lo tengo como una imagen fotográfica. Después de haber terminado el libro me pasó algo raro y curioso: se me desbloquearon muchísimas otras cosas que también escribí, pero no están publicadas. Me las guardé para mí, para no olvidarlas cuando sea vieja. Son recuerdos que me ayudan en mi vida cotidiana.
- ¿Cartas a Gracielita es una invitación a que cada vez más familiares de desaparecidxs publiquen las historias de sus seres queridos?
Esa es la idea. Estoy comunicada permanentemente con familiares que están en los organismos de Derechos Humanos en los que participo y trato de estar atenta a todo lo que se pueda hacer, más allá del tema judicial. Siempre acompañamos e incentivamos a los familiares a que hagan su aporte. Cuando se habla del Holocausto, mucha gente lo tiene incorporado por la historia de Anna Frank. Por eso, creo que es muy importante contar las historias de los compañeros y compañeras con nombre y apellido, y que estas estén respaldadas por algún familiar.
Sé que es muy difícil. Así como hay familiares que nunca adhirieron al Nunca Más, porque no pueden con el horror, con la pena, se culpan y los culpan, yo quise hacer un relato desde lo más sincero y espontáneo que se pueda. Nunca pensando en un libro, sino en un testimonio. ‘Tengo que hacer esto y lo tengo que hacer en nombre de tu memoria y para que no quede dentro de un número’, le dije a mi hermana y salió esto: una forma sencillísima de hablar como lo hacemos cotidianamente, muy íntima y sin recurrir a elementos metafóricos o simbologías de las que se usan en otros tipos de prosa.
- Me quedé pensando en los familiares que nunca adhirieron al Nunca Más.
Es complejo. No son la mayoría, pero tampoco son dos o tres. Pero es muy complejo el tema. Comparado con el tema de los 30 mil compañeros detenidos desaparecidos, hemos tenido pocos compañeros guerrilleros. Y digo compañeros porque más allá de haberse lanzado en armas, lo hicieron contra una dictadura que los detenía y los mataba. En el peor de los casos, habiéndose alzado en armas la acción de contestación debería haber sido la detención, el encarcelamiento y el posterior juicio, y no tirarlos desde los aviones o torturarlos hasta morir.
En ese núcleo hay mucha gente que por vergüenza o por no querer explicar la situación hasta el final -más una tremenda desazón porque muchísimos de los culpables de estos crímenes atroces están libres y han muerto de forma natural- se ponen en inacción. Y después, hay otra gente como mi padre, que abrió los ojos y dijo ‘¿cómo?, ¿qué pasó?, ¿de qué me están hablando?, ¿mi hija, la que estudia danza y toca el piano? Si lo único que quiere tener es ingresar a la facultad y tener boleto estudiantil’. Papá bajó los brazos, se quedó con su pena, se enfermó y se murió.
A los 17 años me seguía la CIA porque me tenía como Asesora cultural del concejal comunista Pascual Romano, que era quien tenía un espacio cultural en donde llevaba a mis amigos a hacer peñas y actuar. El clima que se vivió era una locura total, las fuerzas de choque estaban muñidas de una brutalidad enorme. Se supone que ellos fueron quienes la desaparecieron (a Graciela Pane), pero tengo que decir se supone porque nunca se pudo terminar con el juicio.
- ¿En qué instancia está la causa actualmente?
A los imputados los mandaron a la casa porque son viejos. Otro de los imputados está fugado y ni siquiera sé si esta vivo. Vivo a 30 cuadras de los asesinos de mi hermana.
- El libro gratuito puede descargarse en la página dedicada a Graciela Carmen Pane.