Billiken, la icónica revista creada por Constancio C. Vigil, nunca tuvo hasta ahora un libro que recopilara sus momentos de gloria, analizara su complicidad con la última dictadura cívico militar -en un capítulo revelador donde también se hace mención a las tapas repudiables de Para Ti y GENTE, ambas publicaciones de Editorial Atlántida, blanqueando la imagen de los militares y ofreciendo una cobertura parcial y engañosa sobre la Guerra de Malvinas-, profundizara en las enemistades con la competencia -la muy querida Anteojito, de García Ferré, que fue su rival más importante- enumerara sus enseñanzas a grandes y chicos y diera cuenta de su período de caída hasta la actualidad, en la que atraviesa un momento de profundos cambios de estructura para llegar a nuevas camadas de chicos y chicas. Lauren Rea es la autora inglesa que se puso al hombro la investigación en La historia de Billiken. Cultura infantil y ciudadanía en la Argentina, 1919-2019, un libro que propone un viaje cronológico por los brillos y miserias de la que otrora fue la publicación para chicos con más tirada nacional.
La pasión de Lauren Rea, nacida en Sheffield, Reino Unido, por Argentina y su camino hasta Billiken se remonta a sus 9 años, según le confió a El Destape en una entrevista exclusiva por el lanzamiento de su libro. “Todo empezó cuando mis padres me llevaron al teatro a ver el musical de Evita que, si bien no tiene realmente nada que ver con Argentina, me hizo pensar que algún día quería ir al país. Después, en la secundaria empecé a estudiar español hasta que con 18 años terminé de cumplir ese sueño de niña y fui a Mendoza a dar clases de inglés y estudiar Lenguas Modernas, especializándome en estudios latinoamericanos. El punto que me acercó a Billiken fue mi marido argentino, a quien conocí trabajando en Londres”, indicó Lauren sobre las bases de su ensayo sobre la revista Billiken.
Pero antes de llegar a la revista, el interés de Lauren se enfocó en las radionovelas a partir de un encuentro inesperado que le hizo descubrir el mundo del archivo local: “Resulta que en el edificio donde vivían los papás de mi esposo, una de las vecinas era la madre de Manuel Puig. La conocí cuando tenía 20 años y ella 96, nos hicimos re amigas y fue una persona muy importante para mí. Así fue que empecé a leer toda la obra de Puig y me enamoré de Boquitas pintadas y su vínculo con la cultura popular y la radionovela. Terminé haciendo una tesis de doctorado sobre la radionovela de los años ‘30 en Argentina”.
¿Qué te sedujo de Billiken para convertirla en tu objeto de estudio?
- Cuando me decidí a trabajar sobre Billiken lo hice sabiendo que era importante, aunque no tenía exactamente en claro qué iba a encontrar. Lo que me sedujo al inicio fue que el archivo era un sueño, enorme, son 5144 ejemplares hasta que la revista dejó de salir en papel en 2019. Tardé 10 años en hacer este libro por la investigación (risas). Es la revista de más larga trayectoria del mundo. Hay una revista rusa que este año cumple 100 años, pero no sé si sigue en papel y solo era mensual, mientras que Billiken durante la mayor parte de su vida fue semanal.
Billiken es una revista que provoca todo tipo de reacciones nostálgicas y polémicas. Cuando empezás a analizar el archivo de manera cronológica al principio no llama tanto la atención porque hay mucho texto, es más una revista literaria. Fue adaptándose a su forma gráfica a lo largo de los años y recién a fines de los años '30 Billiken empieza a tomar la forma que todos reconocemos y está enfocada en la escuela y el calendario escolar.
Si bien Billiken tuvo una relación tirante con el peronismo y con la decisión de publicitar el movimiento en sus páginas, su creador Constancio C. Vigil fue tratado como Perón en la revista.
- Sí, es esa imagen. Constancio C. Vigil fue un prócer para Billiken, uno de los “grandes hombres ilustres” de la revista a lo largo de las décadas. Cuando él vivía escribía mucho para fortalecer su propio legado y cuando murió sus herederos siguieron haciendo campañas a lo largo de la región con material para escuelas y bibliotecas con el nombre de Constancio. Él se auto constituía como fundador y como padre de esos niños que leían su revista.
¿Cómo es la actualidad de Billiken?
- Después de que la revista dejó de pertenecer a la familia Vigil, la empresa mexicana Televisa se hizo cargo de seguir adelante desde otra perspectiva que tuvo más libertad y no siguió tanto el camino histórico de Billiken. Años después, con el nuevo directorio tuve lugar para llevar adelante el proyecto "100 grandes mujeres latinoamericanas", como parte de pensar qué se podía hacer con la revista: se sabía que era importante y que tenía un gran legado, pero también que no iba a poder sobrevivir en papel y que había que hacer un cambio, no solo de plataforma sino de entender qué se quería preservar de Billiken y qué se quería cuestionar. Había una apertura para hacer eso y Billiken, si bien es un producto bien diferente ahora ya que es una plataforma digital que se dirige más bien a familias y docentes más que a niños y niñas, se animó a salir de ese frasco bastante conservador que se le adjudicó siempre.
¿Y en qué estado ves la plataforma?
- El principal desafío de Billiken hoy es volver a conectar con las infancias y que las madres, padres, tías, tíos y docentes la sigan recomendando a los niños como herramienta de estudio. Hay que volver a valorizar la creatividad y producción periodística humana, artística y educativa más allá de toda la ayuda que nos puede brindar la inteligencia artificial. Creo que hay que seguir insistiendo en esos valores.
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Billiken vs Anteojito: la verdadera historia de una rivalidad épica entre las revistas para las infancias
- Hablemos de la rivalidad entre Billiken y Anteojito. Hasta antes de leer el libro, desconocía que García Ferré había trabajado en Billiken antes de crear su revista. ¿Cómo fue esa separación?
Nunca vamos a saber exactamente qué sucedió ahí… Hay muchas versiones. Lo único que se puede corroborar es lo que está en el archivo. García Ferré está en Billiken desde 1952 con Las aventuras de Pipío, que es una historieta de uno de los personajes que más desarrolló. Y después, en el ‘64, hay una página publicitaria para el programa de televisión de Anteojito y Antifaz. Un mes después sale al mercado Anteojito y empieza su lucha de ventas contra Billiken. Después, emergen distintas narrativas sobre qué pasó entre García Ferré y Vigil. La versión de Omar Acosta, que es un gran seguidor de García Ferré y es coleccionista de todos los ejemplares de Anteojito, es que García Ferré quería desarrollar sus personajes dentro de Billiken y fue hasta Carlos Vigil, quien era el hijo del fundador, para decirle que quería más espacio para sus personajes y este le dijo que no, porque la revista priorizaba las creaciones de su padre como El Mono Relojero, La Hormiguita Viajera o Misia Pepa. El problema de esa narrativa es que después se tarda bastante en desarrollar a estos personajes, recién en el ‘73 El Mono Relojero es la estrella y la tapa de Billiken.
En cambio, la versión institucional se confunde con lo que pasó con Genios donde sí hubo un caso de competencia desleal. En el caso de Billiken contra Genios se demostró por vía legal el plagio de ideas. La gente piensa que con García Ferré ocurrió algo similar pero no fue el caso, porque él solo era colaborador de Billiken, no formaba parte del staff como en el caso del creador de Genios. Anteojito entendió muy bien las pautas del audiovisual y creó un mundo enorme que se sostenía a través de sus personajes, copiando el modelo que le había funcionado a Disney.