El Destape accedió a un fragmento exclusivo de La ecología de Marx, nuevo lanzamiento de Ediciones IPS, que demuestra y teoriza - a través de un exhaustivo repaso por la obra de Karl Marx- la relación del filósofo con la cambiante relación humana con la naturaleza y por su restablecimiento armónico como parte de la lucha anticapitalista. El libro de John Bellamy Foster puede comprarse en librerías.
La ecología de Marx (fragmento)
Las ideas ecológicas de Marx, a menudo brillantes, no fueron meros destellos de genialidad. Se derivaban antes bien de una ocupación sistemática con la revolución científica del siglo XVII y el medioambiente del XIX, a través de una profunda comprensión filosófica de la concepción materialista de la naturaleza. Así, desde sus primeros años (por ejemplo en los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844) analizó la alienación humana de la naturaleza de una forma sofisticada y ecológicamente sensible. Esta tendencia se vio reforzada por su interés respecto a la subsistencia humana y a la relación con el suelo, así como por toda la problemática de la agricultura capitalista. Fundamental para esta línea de pensamiento era el interés relativo a la división antagónica entre la ciudad y el campo. Esta temática del pensamiento marxiano no disminuyó en su obra posterior, sino que adquirió nueva importancia cuando intentaba abordar problemas de la prehistoria y de las formas comunales arcaicas que se estudiaban en la literatura etnológica de la última década de su vida.
La presente investigación deriva gran parte de su significación, con respecto a la reinterpretación de Marx, de la luz que arroja sobre varias de las anomalías, hasta ahora inexplicadas, de su desarrollo intelectual. ¿Por qué escribió Marx su tesis doctoral sobre los atomistas de la Antigüedad? ¿Cuáles eran las raíces de su crítica materialista de Hegel (dada la índole superficial del materialismo de Feuerbach y las inadecuaciones filosóficas de la economía política)? ¿Cuál era la relación de Marx con la Ilustración? ¿Cómo se explica el hecho de que en La sagrada familia expresara Marx gran estima por la obra de Bacon, Hobbes y Locke? ¿Por qué se dedicó Marx, durante toda su vida, al estudio sistemático de la ciencia natural y física? ¿Qué había detrás de la crítica compleja y continuada que hizo Marx de la teoría malthusiana? ¿Cómo nos explicamos el súbito cambio de Marx respecto a Proudhon, que pasó de ser amigo a ser enemigo? ¿Por qué declaró Marx que Liebig era más importante que todos los economistas políticos juntos para la comprensión del desarrollo de la agricultura capitalista? ¿Qué explicación hemos de dar a la afirmación de Marx de que la teoría de la selección natural de Darwin proporcionaba “la base en la historia natural para nuestra visión”? ¿Por qué dedicó Marx sus últimos años principalmente a los estudios etnológicos, en vez de terminar El capital?
Las respuestas a estas y a otras preguntas controvertidas, que han desconcertado durante largo tiempo a los analistas del vasto corpus teórico de Marx, se ofrecen aquí, y refuerzan firmemente la opinión de que su obra no puede entenderse plenamente sin una comprensión de su concepción materialista de la naturaleza y su relación con la concepción materialista de la historia. Dicho de otro modo: el pensamiento social de Marx está inextricablemente relacionado con una visión ecológica del mundo.