Hijo de un escritor como Héctor Libertella (1945-2006) y una poeta, ensayista y escritora como Tamara Kamenszain (1947-2021), el autor de "Un futuro anterior" lee los universos, las tensiones y las marcas en sus obras para repensarlas en relación a sus propias formas creativas y a sus intereses literarios.
Esa familia atravesada por la literatura también alcanza a la que armó Libertella con la escritora Leticia Frenkel, a quien le dedica esta novela y con quien tiene dos hijos. ¿Cómo se entrelazan las lecturas y formas de escritura en la propia obra? ¿Cómo pesan esos nombres a la hora de escribir pero también cómo potencian los intereses narrativos?
Sobre esas cuestiones, la circulación de la obra de su padre y su madre y los proyectos sobre sus libros, también habla Libertella en esta nota con Télam.
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-T: Adriana Hidalgo va a publicar la obra completa de tu padre. ¿Cómo fue ese proceso?
-M-.L.: Van a salir tres tomos: dos de narrativa y uno de ensayo. Mi viejo murió hace 15 años y en sus últimos tiempos trabajó un montón reescribiendo sus libros anteriores. Hizo muchas versiones de cada uno de sus libros. Llevó mucho tiempo relevar qué es lo que había. Además nunca escribió en computadora así que hizo todas las versiones en máquina de escribir, las anillaba, les hacía él mismo una tapa, una contratapa en forma de libro y se los regalaba o daba a amigos o a editores para que lo leyeran. Entonces hubo que hacer una especie de pesquisa detectivesca para ver donde están desparramados los originales que fue entregando en los últimos años. Eso llevó años. Rafael Cipolini es el albacea y estuvo un poco en toda esa búsqueda, leyó todo, armó ese mapa. Identificó cuál era una versión, si se trataba de un mismo libro pero le cambió el título. Finalmente se decidió que todo eso, que es una especie de locura literaria muy particular, interesante y delirante, termina derivando en una obra completa depurada con los libros publicados originalmente que están medio inconseguibles. Las mil reescrituras, por ahora, no se van a publicar. Es una obra muy difícil, muy hermética. Es difícil de leer en muchos sentidos así que darle este envoltorio puede ayudar a que esté en librerías y pueda ser leído.
-T: ¿Te sentís más cercano a la obra de Tamara que a la de Héctor?
-M.L.: Cuando empecé a escribir y a publicar tenía miedo que me comparen con mi viejo por el apellido y decía Libertella escritor ya es él. Me di cuenta hace poco que eso contenía también un viejo reflejo del patriarcado en ese pensamiento: la literatura era del hombre. Vengo de familia, padre y madre escritor pero el escritor es el que porta el apellido y nunca pensé que la comparación podía ser también con mi madre, porque ella escribía cosas chiquitas y de repente me di cuenta que estaba escribiendo libros chiquitos. Lo de mi viejo era completamente distinto a lo que hacía yo y me fui dando cuenta que la literatura de mi vieja fue cambiando en los últimos años, se fue volviendo más íntima, más híbrida, incluso cuando entró en la narrativa con "El libro de Tamar" o "Libros chiquitos". Me di cuenta que lo que hacíamos los dos en los últimos años estuvo muy cerca y de un modo muy productivo para los dos. Yo tomé mucho de lo que ella hace. No puedo decir que ella tomó de lo que hago yo porque sería soberbio pero yo le fui dando varios libros, Zambra, por ejemplo. Me pedía libros contemporáneos. Sabía que los que me gustaban, le iban gustar a ella. Leímos un poco lo mismo.
Cundo murió estaba escribiendo un libro de narrativa, en prosa sobre la muerte de un hermano cuando tenía 3 años y ella 7. Murió de una enfermedad que nunca se supo bien. De hecho en ese momento ella empezó a tener asma, lo tuvo toda su vida. Y de alguna manera murió, no de asma pero de problemas respiratorios y estaba escribiendo eso. No se cuánto llegó a escribir. Tampoco tuve fuerzas para entrar en su archivo, tampoco sé si lo tengo que hacer yo. Pero me contaba mucho de ese libro que estaba escribiendo. Es un libro que hubiera escrito si era ella, y mi viejo no.
-T: Sobre "El libro de Tamar" se iba a hacer una película. ¿En qué está ese proyecto?
-M.L.: La presentaron al Incaa como ficción y por ese carácter híbrido que tiene el texto no entra en ninguna categoría y no se consiguió financiación. Analía Couceyro continúa con el proyecto y lo va a hacer con Albertina Carri del mismo modo que ella logró financiar "Los Rubios". Llegaron a filmar en 2020 antes de la pandemia en México, en los lugares en los que vivimos. Mi vieja había viajado por los 90 años de Margo Glantz.
Con información de Télam