Más de 20.000 personas pasaron por la primera jornada de la Fiesta del Libro Usado

10 de septiembre, 2023 | 11.18

(Por Juan Rapacioli, especial para Télam).- Más 20 mil personas pasaron ayer por la Plaza del Lector de la Biblioteca Nacional en la primera jornada de la segunda edición de la Fiesta del Libro Usado (FLU), una celebración de “librerías de viejo” que se desarrolla hasta hoy con la participación de 34 librerías de usados que buscan revitalizar la experiencia de la lectura a través de clásicos, ediciones inhallables, títulos extraños y otras joyas ocultas de la literatura.

Bajo el sol tremendo de un día primaveral, la Plaza del Lector se llenó de gente, en su mayoría joven, para escuchar la apertura poética de la escritora Alejandra Kamiya y, después, ir en busca de esos libros leídos, releídos, subrayados, que siempre aportan una nueva revelación. Miles de personas amontonadas en los puestos, tiradas en el pasto o sentadas en todos los rincones de la plaza leyendo, comentando y generando conversaciones en torno a títulos que iban de Jorge Luis Borges a Gustave Flaubert, de Alejandro Dolina a Mariana Enriquez, de Rodolfo Walsh a Virginia Woolf, entre muchos otros.

Patricio Rago, escritor, librero y organizador de la FLU, explica a Télam que esta edición, apenas comenzada, ya es un éxito total. “A las cuatro de la tarde ya habían venido más de 10 mil personas. Imaginate que el año pasado, entre los dos días, habían pasado dos mil personas. Ya cuadruplicamos en un par de horas la expectativa del fin de semana. El día ayudó mucho. La gente no para de llevarse libros, sobre todo literatura, ensayo, poesía, está fascinada con la cantidad y la calidad de libros que hay. Superamos toda nuestra expectativa en un par de horas”.

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El escritor Martín Kohan, que ofreció una charla sobre la lectura, el tiempo y la materialidad de los libros ante un público fervoroso por saludarlo y sacarse fotos con él, reflexionó sobre la temporalidad en el acto de leer: “Los beneficios que cada innovación tecnológica aporta son notorios, valiosísimos, y los asimilamos. Pero suponer que tenemos que plegarnos necesariamente, en todos los casos, a condiciones habilitadas por nuevas tecnologías, me parece que es quitarnos una posibilidad de sopesar y elegir modalidades. Estoy pensando en mis prácticas más fuertes, la lectura y la docencia. El espacio del aula: la vieja invención de que un grupo de personas se reúnan en un mismo lugar -los cuerpos que comparten un mismo espacio- y uno toma la palabra y anota ciertas cosas con tiza en un pizarrón o con fibrón en una pizarra, y va guiando lo que está diciendo con una apoyatura, y se genera un intercambio con la gente ahí presente y se enriquece con el intercambio”.

"Ese formato es perfecto -afirmó el autor de `Bahía Blanca´- Ese formato, a mi criterio, funciona muy bien así como está. Reivindico el formato del aula y la tradición del dictado de clase; podemos incorporar elementos de la tecnología, está perfecto, pero no soy de los que se inquietan al corroborar que damos clases de un modo bastante parecido a como lo hacíamos hace cien años. No necesariamente formatos más sofisticados mejoran la calidad de la circulación de la palabra en un espacio de enseñanza. Análogamente, la lectura, ese viejo dispositivo tecnológico, el libro, sigue siendo preferible para muchísima gente. Esto es fácil de corroborar".

"Hace unos 20 años, cuando entró en crisis el formato disco como soporte de escucha musical, hubo un rebote en la industria editorial temiendo que pasara con los libros lo que empezó a pasar con los discos. Es interesante constatar, 20 años después, que no pasó eso con los libros. No se mira igual televisión, no se escucha música igual, pero hay algo en esa invención prodigiosa, en las hojas, en la marca del lápiz, en el subrayado, que perdura; es un soporte para la experiencia de la lectura que claramente no declina”, señaló.

Por su parte, Nicolás, uno de los libreros, comentó que, a diferencia de la edición pasada, “lo que sorprende es que la gente viene a buscar libros muy puntuales, viene con listas, o también se llevan libros de teoría muy específicos. Hay personas que compran desesperadamente diez libros, son cosas muy locas. Me acuerdo que me pidieron varias veces Lukács, Simone de Beauvoir, Juan José Saer. Por lo general, hay dos tipos de personas: gente que viene a ver qué le gusta y que te pregunta qué puede llegar a gustarle sin que vos lo conozcas, y gente que viene muy decidida a buscar títulos puntuales”.

Pablo, uno de los tantos lectores reunidos en la plaza, contó que era la primera vez que venía a este tipo de evento. “Me encanta. Tenía entendido que el año pasado también estuvieron. Me llamó la atención lo concurrido. Es muy difícil de ver exactamente todo el material que hay, hay un montón, pero se ve que es un material seleccionado. Nos llevamos uno de José Pablo Feinman, el último de Mariana Enriquez, y uno de Pedro Mairal. También un clásico del siglo XIX: ‘Madame Bovary’”.

En otro sector de la plaza, Johnatan, un joven de Morón con una pila de libros sobre las rodillas, dijo que vino al evento porque lo vio por internet. “Me parece espectacular que se pueda hacer un evento así con libros usados, tener la posibilidad de escuchar a Martín Kohan, música en vivo, todos estos eventos culturales me parecen espectaculares. Y sobre todo conseguir libros que cuestan bastante. Acá recorrimos y conseguí Dolina, uno de Marcela Serrano, y estoy buscando libros de Rodolfo Walsh”.

Daniela, otra de las lectoras, destacó la apertura de Alejandra Kamiya. “Me pareció maravilloso. Brillante. Y Martín Kohan también me encantó. Hay un montón de gente, todavía no pude conseguir nada, pero ya voy a ir. No es una feria para pasar y seguir. Hay que quedarse, es diferente”.

La FLU continuará hoy, a partir de las 14, con su despliegue de libros usados, viejos, extraños de la mano de librerías como Aristipo Libros, The Book Cellar, La Teatral, La Grande, El Juguete Ilustrado, Jade, El Escriba, Textos Cautivos, El Sobaco Ilustrado, Nuestro Arcón, El Silenciero, Librería Aguilar, Cadáver Exquisito, Fetiche, Librería Didon, Sudeste, Mastronardi, Himnos De La Noche, Plazoleta, Rústica Libros, Los Siete Pilares y La Libre, entre otras. Además, habrá lecturas de poesía a cargo de Silvia Castro, Gabriela Franco y Fernando Noy. Y, como cierre, el grupo Urraka presentará “historias musicalizadas con objetos reciclados”.

Con información de Télam