La Renga copó Avellaneda y dejó en claro qué es la libertad

La banda de Mataderos regresó al AMBA con el primero de los cuatro shows que dará en Racing, ante un estadio completamente colmado de seguidores que corearon y bailaron al ritmo de una de las bandas más convocantes del país, que este año celebra su 35 aniversario.

07 de enero, 2024 | 18.04

La Renga volvió a Buenos Aires con un show colmado en el estadio de Racing, una reivindicación de su postura política histórica, una lista de temas con fuertes guiños a su público y más de 50 mil personas completamente extasiadas. Señoras y señores: un banquete con todas las letras. Que además fuera en el Cilindro, donde Patricio Rey y sus redonditos de ricota dieron uno de sus shows más simbólicos en 1998, llenó de épica y mística una jornada que está destinada a quedar en los libros de la historia del rock local.

Para cerrar la gira de "Alejado de la red", su más reciente trabajo discográfico, que los llevó hasta Ushuaia la ciudad más austral del mundo, la banda de Mataderos planificó cuatro conciertos Avellaneda, en lo que será su regreso al AMBA tras varios años. La noche del sábado 6 fue el primero de esos cuatro y tuvo todos los condimentos que los rengueros y rengueras disfrutan.

La previa fuera del estadio empezó temprano, como siempre. Con el correr de las horas, las inmediaciones del estadio Juan Domingo Perón -el famoso Cilindro de Avellaneda- comenzaron a llenarse de seguidores de La Renga, que se sacaban fotos con sus banderas, se abrazaban con ese renguero o renguera que no veían hace tiempo, degustaban alguna delicia popular (infaltables los carritos con venta de chori, hamburguesa y bondiola), se hidrataban ante el sofocante calor húmedo o simplemente agitaban las canciones que salían de algún auto o casa de la zona. El acompañamiento popular de los mismos de siempre.

La previa dentro del estadio, que se estiró algo más de la cuenta, fue con una andanada de clásicos de todas las épocas del rock nacional, siempre con momentos especiales cuando los temas que sonaban eran de artistas como Skay, otro héroe rockero para las huestes rengueras. Obviamente tampoco faltó el ineludible "Una bandera que diga Che Guevara, un par de rocanroles y un porro pa fumar", que siempre acompañó al trío de Mataderos. Pero apenas pasadas las 22, el legendario trío que componen Chizzo, Tete y Tanque subió al escenario y la espera terminó.

La efervescencia contenida hizo que la primera tanda frenética de temas fuera brutal: Buena pipa, Tripa y corazón, A tu lado, A la carga mi rocanrol, El Twist del Pibe. Tampoco es que lo que siguió fuera menos intenso, pero la descarga inicial fue evidente. Como si no hubieran pasado 35 años de que La Renga inició su recorrido en la música, a lo largo de las casi tres horas -¡y 30 temas!- que duró el show Tete Iglesias no paró de ir y venir por todo el escenario, así como su hermano Tanque tampoco falló un golpe a los parches.

Siempre haciéndose cargo de lo que son y lo que significaron sus canciones para toda una generación de pibes y pibas durante el menemismo, Chizzo advirtió -en uno de los pocos momentos que se detuvo a hablarle al público- que la actualidad dista de ser ideal. "Amigos, estamos en tiempos difíciles, como estuvimos en otras tantas veces… algunos temas vuelven a resurgir. Este es uno de ellos", presentó antes de tocar "Hielasangre", para esos desprevenidos que pensaron que podían quedarse con alguna canción de La Renga y resignificarla para sus ideas alejadas de lo que siempre propuso la banda.

La voz cruda de Chizzo, aunque algo baja en volumen de a ratos, hizo vibrar a las más de 50 mil almas que coparon el estadio de Racing, junto con las decenas de banderas que flamearon durante todo el show. La emotividad encontró uno de sus puntos más altos durante "Voy a bailar a la nave del olvido", uno de los clásicos más legendarios de La Renga, como también sucedió en el preciso momento en que Chizzo canta "Apunado de locura va a dejarme esta altura / Nunca tiene suficiente, se eleva siempre más y más / Tanto vértigo es la vida, no hay más que hacer solo subirla / Morir abajo como también arriba" en "Bien alto".

Tanto en la previa como durante y luego del show, no faltaron los cánticos contra Javier Milei y Mauricio Macri, así como también el aviso popular de que "La patria no se vende". Hasta Chizzo y Tete se sumaron a los saltos de casi todo el estadio al ritmo de "El que no salta, votó a Milei". Y en el cierre del show, el guitarrista y cantante también aprovechó para terminar el concierto con "Hablando de la libertad", pero "no hablando al pedo de la libertad".

La Renga y su público mantienen el mismo código, el del compañerismo, la autogestión, la amistad, la solidaridad y la verdadera libertad. Puede sonar a cliché, pero poco importa: en tiempos de individualismo los banquetes son una experiencia única que nadie debería perderse.