Juan Gil Navarro dialogó con este medio y se expresó sobre su presente laboral -la obra teatral Closer y las grabaciones de ATAV 2-, el significado del teatro en su vida, su salida de Floricienta, los rumores generados en los medios sobre su vida personal, la ficción televisiva y mucho más.
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El actor protagoniza Closer junto con Sofía Gala Castiglione, Gonzalo Valenzuela y Carolina Peleritti de miércoles a domingos en Multiteatro Comafi, con la dirección de Corina Fiorillo.
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- ¿Cómo viviste las primeras semanas de Closer en cartelera?
- Bien, muy bien. Fue un estreno muy esperado, estábamos todos muy ansiosos y con ganas de pasar a nuestra sala. Estuvimos ensayando en una alternativa y apenas cuatro días antes del estreno pasamos a tomar contacto con la escenografía y todas las dificultades que supone incorporar una cantidad enorme de cosas a último momento. Es integrar todo lo que estuviste haciendo por dos meses a un vestuario, tener cuidado porque te ven en tal parte, entrar por tal lado, esquivar un pedazo de escenografía, estar a las corridas. Te tenés que mover muy rápido. Estas primeras semanas bien, muy bien. Haciendo fuerza también, como hacen todos los que están en teatro ahora.
- En ese sentido, ¿cómo está la industria teatral actual?
- Bien, nosotros estamos con una obra que tiene un texto muy provocador. No es una obra facilista que tome al espectador por tonto ni que lo entretenga y punto. Somos conscientes de que es una obra bastante distinta dentro de las que se proponen habitualmente en Calle Corrientes. Eso es un orgullo para nosotros y al mismo tiempo un desafío, porque le estamos pidiendo a la gente que venga a conectarse con textos que lo van a perturbar. Pero yo elijo un teatro que forme parte de eso y que no solo tenga que ver con entretener. No creo que porque el nivel cultural haya caído uno tenga que caer también. Me gusta pensar que hay mucha gente que tiene ganas de ir a laburar, laburar en el mejor sentido: el ocio también puede ser constructivo y no solo ocio.
- Sí, la idea del arte como transformador social, como algo que te interpela. Antes de presenciar una obra artística sos una persona y después de verla sos otra.
- Exacto, como cuando ves una buena peli, cuando leés un buen libro, la experiencia de poner el cuerpo que te da el teatro es todo un esfuerzo. El tipo de teatro que a mí me gusta tiene que ver con eso, con modificarte, con salir de ahí y preguntarte si estás viviendo la vida que querés vivir. Closer es como una tesis de todo lo que ya está mal y caduco en las formas de relacionarse.
- Claro, trata sobre la monogamia y las falencias de ésta. En estos últimos tiempos hubo un cambio social bastante grande en ese sentido, ¿vos cómo lo viviste?
- Creo que lo vivo a través de los personajes que hago, me gusta opinar con el laburo. En algún lugar, creo que la gente ya está un poco cansada de escucharnos hablar a nosotros como si supiéramos todo, como si fuéramos sociólogos, psicólogos. Bah, por ahí también están cansados de escuchar sociólogos y psicólogos (risas), pero creo que hay como una intoxicación de información y me parece que también está bueno pintar un cuadro y exponerlo; no explicarlo. Me parece que está bueno empezar a circunscribir las cosas a la experiencia y no a la interpretación de la experiencia. Si no todo se vuelve con demasiadas vueltas, a mí hay cosas de la vieja escuela que me hacen mejor. Es eso, vivir la experiencia y fijarse qué onda.
- Hay como una demanda a los artistas para que manifiesten opinión desde lo personal sobre todo. Además de los “chimentos”, justo vi que negaste los rumores de romance con Sofía Gala Castiglione. ¿Ya estás acostumbrado a ese tipo de cosas? ¿Creés que eso ayuda a la hora de vender entradas?
- Nunca he creído que esas cosas ayudaran en ese sentido. Trabajo de esto hace veinticinco años y nunca estuve enredado en quilombos de esta índole ni en escándalos de ningún tipo. Me siento muy orgulloso de que se me conozca por mi trabajo específico y no por otras cosas, así que acostumbrado en realidad no estoy. Nunca estuve en el circo del escándalo y tampoco me gustaría.
Vino este comentario que nos sorprendió a Sofi y a mí. Seguramente ha tenido que ver con que los cuatro (actores de Closer) hemos cenado en lo de Carolina y en lo de Sofía, porque nos juntamos por ahí a la noche a charlar un rato, bajar un poco la pelota, a tomar vino, comer algo rico, repensar las cosas, resolver situaciones. Esto concretamente tiene que ver con que Gonzalo y Carolina se fueron un poco antes y yo me quedé un rato más. Sofía me dijo: “Che, ¿me acompañás a dar una vuelta al perro?” y fuimos. Por ahí alguien nos vio caminando a esas horas, pensó que estábamos juntos y le pareció que era muy rentable llamar a un medio y ganarse 500 pesos por un chisme. Eso me parece un poco deleznable pero entiendo que forma parte de la gente que cree que la vida de los demás es más interesante que la propia. Hay mucha gente así.
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- Sí, de repente la vida privada de los actores se convierte en el entretenimiento de la gente, de los televidentes.
- Claro. Hoy ves lo que le pasa a Johnny Depp y entiendo que para mucha gente eso pueda ser una telenovela fascinante. A mí nunca me conmovió. Cuando escucho a los actores que me gustan, lo que intento es ver cómo arreglan sus problemas cotidianos y cómo logran seguir haciendo lo que hacen frente a una industria que cada vez se centra más en el algoritmo y menos en la originalidad de las historias que cuenta. Veo cada vez más cosas repetidas que se parecen entre sí. Lo que me gusta es escuchar a los tipos que he admirado siempre y con quienes he crecido desde una opinión singular, creativa, superadora de las cosas. Si no, todos nos vamos a parecer en todo y yo no tengo ganas de hacer eso. No me interesa contar eso, no me interesa transformarme en ese tipo de actor. Me he ido de los lugares en los que sentía que estaba contando lo mismo. Tengo ganas de que la gente se ponga contenta cuando me ve, no que diga: “Uy, otra vez este tipo haciendo lo mismo”. Eso sería tremendo.
- Y en ese sentido de elegir los proyectos, ¿te ha tocado hacer algo que no te gustaba ni te convencía pero por una cuestión de laburo tuviste que decir que sí?
- Sí, por supuesto. Yo no creo en esta huevada de “fulano que no tiene un fracaso”. El fracaso es parte de la vida, punto. Si uno no se equivoca, no aprende, no evoluciona. A veces, hay que equivocarse muchas veces con respecto a algo. En muchas casos uno se equivoca esperando lo mejor, pensando que la cosa va a estar bien y no se da. Ahí no puede haber reproche. Sí me parece que el reproche está cuando uno especula, cuando uno elige pensando en un resultado y no sale como vos querés. Ahí es para decir: “Cacho, mirate en el espejo y proponete un poco de honestidad. Esto salió mal porque vos apostabas a que saliera bien y era raro que saliera bien”.
Por supuesto que me he equivocado pero han sido no tantas veces, aunque tampoco pocas. La mayor enseñanza que he tenido de todas esas equivocaciones es que he confiado más en el criterio de los demás que en el mío y a esta altura me doy cuenta que sé más de lo que creía que sabía. Puede parecer algo muy omnipotente pero, por no entrar en conflicto con otras personas, siempre confié y respeté la decisión de los demás y me he equivocado más por eso que por imponer mi visión. Ahora confío mucho más en mí. Espero equivocarme por ahí de una manera distinta, pero no escuchando a otro que está emperrado con algo en lo que yo no confío.
- Gran parte de los proyectos que te dieron popularidad fueron televisivos. ¿Cómo ves a la ficción en TV hoy en día? Tiene menos espacio, ¿ves ésto reversible?
- Mirá, por lo pronto, hoy tuvimos la reunión de elenco de ATAV 2 y fue un gran festejo para todos. Quienes estuvimos ahí, generaciones más grandes, más chicas, estábamos festejando empezar a hacer ficción en la televisión abierta, que es como una rareza. Junto con Fede D’Elia, Malena Solda, Gloria Carrá nos mirábamos las caras y decíamos: “Che, qué raro esto, ¿no? Hace cuánto que no pasa”. Y está buenísimo hacer algo que puede ser popular y al mismo tiempo tener calidad. Yo brego por que sigan existiendo esos espacios. De momento los únicos dos canales que apuestan a esas cosas son El Trece y Telefe. La Televisión Pública se ha olvidado de esa responsabilidad, América no existe, Canal 9 no existe. Entiendo que el oficio ha cambiado, que las plataformas y el streaming han tomado esa posición, pero la verdad es que cada vez veo cosas más parecidas, más clichés.
Nosotros salimos a competir con una telenovela nacional cuando la gente tiene el imaginario puesto en la calidad de las plataformas. Me refiero a calidad de realización, no de contenido; hay muy pocas cosas originales en ese sentido. Las novelas turcas o las brasileras tienen una realización buena pero después rascás un poco y las historias son un bodrio. Pero, bueno, está bien, tiene que haber de todo.
Leí nada más los primeros veinte capítulos de ATAV 2 y transcurre todo en la década del 80, en 1984. Me parece que va ser una bomba, que va a estar muy bueno. Suscribo a las palabras que dijo Adrián (Suar) hoy: “Es un acto heróico tener ganas de salir a producir en este momento, dado el esfuerzo que hay que hacer por las condiciones económicas".
- ¿Hay alguna fecha de estreno estipulada o todavía no se sabe?
- No creo que sea antes de agosto. Empezamos a grabar el 16 de mayo y quieren tener bastante adelantado. Me parece inteligente estar distanciados del aire ante cualquier adversidad porque si pasa algo nos caemos. Las telenovelas como se hacían antes -con cinco, diez capítulos de anticipación- son un suicidio hoy porque sale una subvariante de Omicrón o llueve una semana seguida y chau; nos caímos del aire. En ese aspecto me parece que es muy prudente y permite trabajar con otros cuidados en la realización. Hoy nos dieron una vuelta por los decorados y no lo podía creer. Hace mucho tiempo que no veo semejante calidad y la verdad es que es un gusto poder participar de algo así. Es muy difícil y muy caro hacer época acá.
- ¿Cuál es el personaje de TV que más te marcó en lo personal y cuál es el que más te marcó a nivel audiencia, por el que más te recuerdan?
- Todavía, haga lo que haga, me siguen recordando por Floricienta (2004), pero mi personaje popular que más satisfacción me ha dado fue el de Vidas Robadas (2008). Yo sentí un gran placer por aquella novela porque, si bien he hecho otras que fueron fantásticas como Graduados o 100 Días Para Enamorarse, creo que ese drama que hablaba de la trata de personas cuando aún no existía la Ley de Trata. Me dio mucha satisfacción, me permitió trabajar con un actor que admiro profundamente que se llama Jorge Marrale y eso significó una gran evolución. Y yo siento que gracias a ese trabajo me convocaron para hacer Rey Lear con Alfredo Alcón en teatro. Un éxito televisivo de esa calidad me llevó a poder trabajar con Alcón; la tele me dio la posibilidad de hacer el teatro que quería hacer.
- ¿Tenés a alguien muy groso con quien te gustaría trabajar y aún no lo hiciste?
- Aquí en Argentina he tenido la suerte de laburar con muchos actores muy buenos pero lo que todavía no he podido lograr, supongo que por el prejuicio de algunos productores y directores, tiene que ver con el cine. Me gustaría salir de este cliché en el que seguramente debo estar y poder empezar a hacer cine. Te soy súper franco, creo que es la primera vez que lo digo en una nota.
- Recién hablaste de Floricienta, un proyecto del que en un momento decidiste irte. ¿Eso tuvo que ver con lo que decías recién de que sentías que te repetías?
- Sí. Yo tenía 30 años cuando hice Floricienta y en aquel momento sentía que lo que había hecho a lo largo de todo ese año era suficiente para mí. Me dijeron barbaridades como “nadie se baja de un éxito”, “sos un desagradecido”, había gente que supuso que yo me estaba bajando porque no había arreglado plata. Nunca nada más lejos de mí y de lo que soy. Cualquier persona que me conozca sabe que nunca me puedo bajar de manera intempestiva, siendo un desagradecido y mucho menos chantajeando a alguien por plata. Jamás he hecho eso.
Me fui porque necesitaba hacer otra cosa y ponerle la firma de que si mañana hago un éxito rotundo y me dicen “Vamos con la segunda” puedo volver a repetir la misma fórmula: “Muchas gracias, chicos. Me voy porque necesito hacer otras cosas, porque la vida es corta y yo soy muy inquieto”. No me gusta repetirme. Me acuerdo que en ese momento una actriz del elenco decía: “Qué lindo poder hacer Friends” y yo decía que ni en pedo. ¿A lo largo de 10 años? ¡Me mato! No puedo estar ni dos haciendo lo mismo. Cuando me fui fue toda una sorpresa. Creo que recién se lo pude explicar a Flor Bertotti en un encuentro que tuvimos el año pasado, donde pudimos charlar largo y tendido de cuáles habían sido los motivos de esa partida. Entiendo que mucha gente lo lamentó, se ofendió y se enojó pero lo lamento; no soy esclavo ni del dinero ni del éxito. Sigo mi instinto porque es lo único en lo que creo.
¿Algún proyecto a futuro cercano además de Closer y ATAV?
- Hay un par de miniseries que están dando vueltas pero seguramente van a tener que ver con el final de ATAV. Estamos hablando de fin de año porque en principio voy a estar comprometido en cuerpo y alma con eso, que es una demanda que no te puedo explicar. Son seis funciones semanales de Closer y de lunes a viernes grabar ATAV. Voy a tener que comer y dormir bien (risas).