El pasado miércoles 27 de diciembre, Javier Milei presentó ante el Congreso un proyecto de ley ómnibus, con el nombre de “Bases y puntos de partida para la Libertad de los argentinos”, que, entre otras medidas extremas, pone el riesgo a la industria del libro y golpea a las librerías y editoriales independientes. Precisamente, en el artículo 60 el Presidente plantea la reorganización económica y propone derogar la Ley 25.542 que protege el precio uniforme de venta al público de libros.
La Ley sancionada en noviembre de 2001, conocida como Ley de actividad librera, establece que “todo editor, importador o representante de libros deberá establecer un precio uniforme de venta al público (PVP) o consumidor final de los libros que edite o importe”. De esta forma, el valor del libro es igual en todos los puntos de venta, sin importar ubicación geográfica dentro del país o si se trata de una librería independiente o cadena de venta masiva. La existencia de esta Ley permite que en el país, donde la cultura siempre fue un pilar fundamental, el libro no sea un objeto de lujo sino que se convierta en un bien accesible para todos.
¿Por qué es importante mantener un precio uniforme del libro en todo el mercado? La respuesta es muy sencilla y es que le da la posibilidad al lector de elegir. Es decir, con la existencia de esta Ley, se pone en competencia la calidad de atención, recomendación y curación de la oferta en lugar del “descuento” que pueda obtenerse en cadenas con mayor poder económico. Así, las librerías más pequeñas o de barrio, que son las que trabajan en su mayoría con los catálogos de editoriales independientes, se encuentran amparadas porque, pese a tener menor respaldo económico, venden los libros al mismo precio que las grandes cadenas y pueden anteponerse en el mercado por la forma de difundir la literatura de forma más cuidada.
"Yo estaba un poco más preparada para, naturalmente, vender menos, cuando anunció el escenario de la estanflación. Esto no lo esperaba porque, cuando no lo vimos en el DNU, dijimos 'bueno, con esto no se van a meter'. Pero cuando pensás en que el proyecto político del nuevo gobierno es desregular por completo cualquier actividad, tiene sentido que lo hayan puesto adentro", reflexionó con este medio Cecilia Fanti, dueña de librería Céspedes y vicepresidenta de la Cámara Argentina de Librerías Independientes, (CALI) inaugurada el pasado 19 de diciembre. Asimismo, agregó: "Me parece que lo que estamos viviendo en las últimas 24 horas, desde que se presentó el proyecto de ley, representa una gran unión del sector, porque en definitiva están atacando una ley que no solamente es modelo en América Latina, sino que también tiene un altísimo consenso en todo el sector del libro".
En este marco, la librera remarcó todos los terrenos conquistados que se lograron a partir de la promulgación de esta Ley hace 22 años atrás. "Creo que es muy importante dar a conocer cuáles son las implicancias de esta Ley y por qué es tan importante. En el marco de esta Ley han pasado cosas maravillosas: han florecido infinidad de editoriales y librerías independientes. Ha nacido y a crecido de forma inmensa la FED (Feria de Editores) en los últimos 11 años. Por lo tanto, es una ley que funciona y tiene alto consenso en el sector". Además, remarcó la importancia de trabajar en pos de la defensa de la ley: "Las personas que hacemos a la industria y que creemos que esta Ley en defensa a la actividad librera es una parte central de la supervivencia de un ecosistema diverso, federal y que apunta cada vez a más lectores, tenemos el rol de trabajar por defender la ley en todas las maneras que sean posibles".
También consultada por El Destape, Catalina Reggiani, dueña de la librería Mercurio y difusora de literatura en redes sociales, reflexionó al respecto: "La oferta de libros está mucho más distribuida, entre editoriales pequeñas y medianas, que tienen como principal punto de venta librerías pequeñas o medianas, que curan sus catálogos y se ocupan de recomendar estos libros que, sin tener presupuesto en publicidad, empiezan a circular y encontrarse con sus lectores. Los lectores también se han especializado. En ese escenario, me parece que, en el caso de que la ley avance, seguirá existiendo un nicho interesado en esas editoriales que se encontrarán en librerías independientes. La preocupación, o la pregunta, es si podrán las librerías pequeñas o medianas sostenerse frente a un avance de plataformas de venta online haciendo dumping o, por el contrario, habrá cada vez menos lugares en los que los lectores puedan encontrarse con libros más raros, recomendaciones más singulares, que les permitan tener una experiencia de lectura más variada y rica".
¿Qué pasa si se deroga la Ley 25.542?
La existencia de la Ley 25.542 permite el crecimiento de la industria editorial y promueve la bibliodiversidad, ya que muchos más sellos pueden vender sus productos y, por ende, obtener dinero para hacer más libros. Pero si finalmente se deroga, el precio de los libros quedará a criterio de los vendedores, es decir, las librerías podrán establecer el valor que les plazca pese a la recomendación de la editorial.
Así, la competencia se tornará totalmente desigual: las grandes cadenas, con mayor poder económico, podrán acceder a más cantidad de libros y, por ende, ofrecer más descuentos al público. Mientras que las librerías pequeñas y medianas se verán obligadas a aumentar sus precios para solventar los gastos del negocio, arriesgándose claramente a disminuir sus ventas debido a la desigualdad de valores. En un contexto de crisis económica, el mayor caudal de lectores pondrá la mirada en el precio y no en la calidad de atención. Esto podría desembocar en el cierre masivo de locales y editoriales independientes, que son quiénes sostienen la diversidad bibliográfica en el país.
"No entendemos cuáles son los intereses detrás de esto. Lo que nosotros vemos es que, por ejemplo, en Inglaterra se derogó la misma ley y cerraron el 30% de las librerías del país después de que desapareciera el acuerdo de precio fijo. Nosotros entendemos como un valor que un habitante de San Salvador de Jujuy, uno de Córdoba o uno del Gran Buenos Aires acceda al mismo libro al mismo precio", aseguró a El Destape Juan Manuel Pampín, Presidente de la Cámara Argentina del Libro y editor del sello Corregidor. A esto se sumó Reggiani: "Países como Estados Unidos o Inglaterra, que no cuentan con una ley de precio de venta único para el libro, tienen menos librerías (y sobre todo menos librerías independientes) que España o Argentina. Esto no es solo una coquetería que permite que Buenos Aires aparezca en tops de ciudades con muchas librerías, sino que genera muchos más puntos de venta, produce más acceso a los libros, más espacios para la difusión de autores y editoriales independientes y pone el foco de la competencia en la curaduría, la atención y las relaciones que libreros construyan con sus clientes".
Finalmente, con los locales más pequeños fuera de competencia, los grandes monopolios de venta podrán establecer precios sumamente elevados a los libros por el simple hecho de que son el único lugar donde conseguirlos. Además, la venta en volumen que consiguen las grandes cadenas, favorece a los libros de mayor circulación, es decir que, a la larga, solo habrá oferta de los llamados best seller, perjudicando a editoriales pequeñas y autores emergentes.
No hay “miedo a competir” por parte de los mercados más pequeños, como se señalaron varios militantes de Milei en redes sociales, sino que la competencia se vuelve inviable por desigualdad de condiciones. Nuevamente, la propuesta del Presidente, favorece a las grandes empresas y lleva a destrucción a las PYMES que marcan la diferencia en la industria nacional del libro.