Mar Bel Vázquez Delgado empezó a tomar pastillas para transicionar hace 3 años y medio, el día de su cumpleaños y a la hora en que nació, el 25 de octubre a las 23.45hs. Fue una decisión para la que necesitó traspasar la franja de los 50 y, hasta ese momento, encontró en la movida crossdresser un refugio para poder expresarse con libertad. “Me salvé la vida tomando esta decisión. Venía de un proceso de depresión y no quería ver la salida, no me daba cuenta y tampoco lo entendía. Cuando llegué a la mitad de mi vida y el reloj de arena se dio vuelta violentamente, me animé”, reveló la cantante y actriz que es una de las protagonistas del documental Cross Dreamers, que se centra en la historia de una comunidad cross -el cross dressing es una práctica en la que hombres cis se reúnen para habitar sus mujeres interiores, vistiéndose como tales y abandonando sus identidades masculinas por el rato que dure el encuentro- y las inquietudes y exploraciones de género de sus integrantes.
En diálogo con El Destape Mar Bel, que está transicionando desde hace 3 años y medio, es artista, cantante y, próximamente, actriz en una obra a estrenarse en el teatro Andamio 90, compartió su historia de transformación que la llevó hasta convertirse en una de las estrellas de la enternecedora película de Soledad Velasco.
- ¿Cuándo te diste cuenta que sentías atracción por tu lado femenino?
Es muy específico, a los seis años de edad. Vivo con mamá en la misma casa desde hace unos 50 años, yo tengo un poquito más, y recuerdo perfectamente el momento de mi niñez en que solía ir a buscar su ropa interior, en una de esas aventuras nocturnas encontré un lápiz labial y ella me encontró. Imaginate la escena: mamá recién divorciada y corría el año ‘74 -o sea, un contexto, cultural y social muy diferente al de hoy en día- así que su reacción inmediata fue no incentivar mi búsqueda, sino que trató de evitar que me metiera en problemas. Ese es el primer recuerdo que tengo. En la adolescencia volví a tener coqueteos con mi feminidad pero con una frecuencia no muy intensa… después vas creciendo y tomando tus decisiones.
En la época de la escuela primaria recuerdo el bullying, que es algo de toda la vida y de todas las culturas, ya que los niños pueden ser muy crueles, porque también es un mecanismo de defensa. Con este escenario latente viví de una forma absolutamente interna las cuestiones de mi sexualidad o de género, no había espacios para compartir, ni amigos a los que recurrir para charlar. Todo funcionaba dentro de nuestra cabeza, entonces empezaba a descubrir que convenía no hablar “del asunto”. Era lo que yo sentía. Luego, en la adolescencia siempre estuve en pareja con chicas, pero aún así me tomó muchos años poder compartirle a alguna de mis relaciones lo que sentía. En esa etapa de noviazgos empecé a comprobar en campo qué es lo que estaba pasando o no pasando en mi interioridad.
- ¿En qué personas o referentes encontrabas aliados que comprendiesen lo que te pasaba?
En Raffaella Carrá, ¡sin dudas! Era como muy Moria (Casán), inclusiva, una reina rodeada de maricas tan mostras como ella; había una ambigüedad muy seductora en su figura, no mostraba una feminidad tan hegemónica. Con el tiempo aparecieron las figuras de David Bowie y Boy George, como las personas más representativas en no ocultar su modo andrógino.
- Tu búsqueda en la apariencia tiene algo de los estilos de Boy George y Bowie
Es cierto, un poco busco mostrar una dualidad. Lo que también es cierto es que a mí me costó muchísimo mostrarme en público, me tomó toda la vida. Tuve muchos años de hacerlo puertas adentro, que también coincidió con una etapa de consumo de drogas para ayudarme a encontrar ese mundo interno. Y en el arte no encontraba una forma de manifestar esa feminidad, porque el rock sigue siendo un rubro machista.
- ¿Cómo aparece el concepto crossdresser en tu radar?
En el año 2003 y estando en pareja con Liliana -la mujer que aparece en el documental, la primera persona con la que pude compartir mi verdadero ser, mi mejor compañera y con la que tenemos una relación divina, a pesar de estar separados en la actualidad- empecé a vivir muy cerca de la noche travesti de La Plata, tejiendo una especie de familiaridad con ese ambiente. Mis cuestiones seguían siendo un secreto, algo privado, pero ya estaba investigando más sobre lo que me pasaba. A través de Internet conocí la palabra crossdresser y me enteré que existían movidas cross, una comunidad de personas como yo, costumbres y puntos de encuentro para formar amistades. Cuando empecé a asistir asiduamente a las noches cross me sentí en un lugar seguro donde al fin no tenía que explicarle nada a nadie. Si bien ya no me considero cross porque estoy 24/7 feminizada, en ese momento todas compartimos lo mismo y tiene que ver con algo generacional: pensábamos que estábamos aisladas de todos y que cada una era la única en estar viviendo un proceso de replanteo de género.
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"Todas las trans han sido crossdressers, pero no todas las crossdressers van hacia lo trans"
- Una de las conclusiones que saqué después de ver el documental es que ser cross es un paso previo a la transición de género. ¿Esto es así en la mayoría de los casos?
Todas las chicas trans han sido crossdressers, pero no todas las chicas crossdressers van hacia lo trans. En mi caso, no tengo hijes ni pareja entonces tengo un grado de libertad que me permite decidir algunas cosas a diferencia de otras personas que prefieren conservar su vida social tal como funciona, no pretenden un cambio tan grande y prefieren seguir con su lugar establecido en el funcionamiento social: trabajo, familia, amigos, y para lo privado ser cross.
- Quiero volver a Liliana, tu excompañera. En el documental ella es una pieza clave en el acompañamiento de tus decisiones.
Sí, cuando nos conocimos con Liliana teníamos alrededor de 35 años y yo estaba viviendo de un modo muy intenso y no quería ocultar lo que sentía. La reacción de ella fue sumamente natural, siempre me estimuló y sugirió cosas, jamás me rechazó. Ahora no estamos en pareja pero nos gusta estar cerca: fuimos a un festival de cine de Mar del Plata juntos, a ver a los Babasónicos y también me presta ropa para la obra de teatro que estoy haciendo. Creo yo que ella es parte de un sector de la sociedad que necesita aceptar a las personas que quieren cambiar de género y eso habla muy bien de ella, la vuelve muy noble. Ella es bastante queer, gay friendly y tiene su lado medio lésbico aunque nunca estuvo con una mina. Siempre me dio la libertad de explorar mi lado femenino.
- ¿Se siguen haciendo las noches cross?
¡Sí! Desde hace 20 años que se hacen, aproximadamente. Yo asistí asiduamente al comienzo, ahora se hace en un bar que se llama Casa Jache sobre la calle Aranguren, en Villa Crespo. Es una reunión que se hace cada 30 días, el tercer viernes de cada mes, donde nos juntamos con las compañeras a tomar algo, comer y bailar. En aquel momento de ir seguido a las noches cross empecé a experimentar esta sensación de montarse como algo fantástico y desmontarse como algo doloroso, sacarse el maquillaje y la ropa era arrancarse la piel. Esa fue la primera señal de que me pasaba algo más.
- Al principio de la entrevista comentaste que vivís con tu mamá, ¿cuántos años tiene?
Mamá tiene 85 años.
- ¿Aprendió a tratarte con el pronombre ella?
Con mamá hay algo muy importante y es que ella fue la primera que me vio como mujer, a los 6 años. Mamá no quería hablar del asunto pero sabía… con el correr del tiempo, al decidir hacer un tratamiento hormonal para cambiar mi apariencia, no tuvo la mejor respuesta de entrada, le costó mucho. Hoy estamos muy bien en ese aspecto, tuvimos que deconstruir nuestra relación y reconstruirla por completo. Fue reciente cuando ella empezó a reconocerme como Mar Bel y no como Marcelo: la primera vez que recuerdo fue el año pasado que me dijo “alcanzáme eso vos que sos alta”. Lo fue incorporando de a poco, creo que ahora está más relajada y me ve bien y feliz.
- Cross Dreamers se puede ver hasta el miércoles 27 de marzo en el cine Gaumont (Avenida Rivadavia 1635, CABA) a las 20.20 horas.