(Por Leila Torres) Con el propósito de adaptar el contenido museístico a las nuevas problemáticas sociales y modernizar el espacio, el Centro Ana Frank Argentina encarará en los próximos meses una renovación en su infraestructura y en su guión curatorial, además de incorporar objetos traídos desde Ámsterdam, pertenecientes a la historia de la familia de la joven holandesa que testimonió en su célebre diario la experiencia del Holocausto.
La calle Superí al 2647 del barrio porteño de Belgrano será testigo de remodelaciones en el Centro de Ana Frank, abierto al público desde el 12 de junio de 2009 en el marco del 80° natalicio de la autora de uno de los diarios más icónicos de la historia. Renovamos porque la realidad nos acosa, aseguró el director de la institución, Héctor Shalom, en la presentación del proyecto a cargo del museólogo Gabriel Miremont y de Menno Metselaar, Project Manager de Colecciones y Presentaciones de la Casa de Ana Frank de Holanda.
La joven Frank recibió su diario un 12 de junio de 1942 como regalo del decimotercer cumpleaños. Se trataba de un objeto que ella anhelaba tener ya que disfrutaba profundamente de la escritura. Ese diario podría haber sido como el de cualquier otra joven de aquella época pero se transformó en un testimonio del nazismo y el Holocausto.
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En diálogo con Télam, Metselaar reivindicó la capacidad del diario de Ana Frank de hablarle a las generaciones actuales. Hay muchos temas que se pueden discutir, con los que los jóvenes pueden sentirse identificados. Ana compartía con sus primos, hablaba de sus padres, de amistades y de amor. Creo que conecta con aquellos que estén buscando su lugar en el mundo, explicó.
El desafío para nosotros es encontrar nuevas maneras de contar esta historia porque las generaciones cambian y las tecnologías cambian pero tenemos que mantener esa historia viva. La historia de Argentina y los Países Bajos es completamente diferente. Por lo tanto, es probable que haya diferentes perspectivas y acentos. Es necesario enfatizar ciertos puntos aquí que tal vez no enfatizaríamos en los Países Bajos, dijo sobre los distintos abordajes según los países.
En Europa la Segunda Guerra Mundial está presente en la calle, en los pisos y en los monumentos. Un visitante de la casa de Ana Frank en Ámsterdam puede sentir la cercanía geográfica e histórica cuando ingresa en las paredes y en los objetos de la casa. En Argentina el desafío está en acercar esa historia a un pueblo que no participó de la guerra y a generaciones que se encuentran distantes del hecho. ¿Cómo crear condiciones para enseñar las cosas que sucedieron en el Holocausto generando empatía? es la pregunta que guía el trabajo del Centro de Ana Frank en Buenos Aires.
Probablemente dos aspectos en Argentina juegan un lugar importante. Uno es la cantidad de sobrevivientes que llegaron, otra es la cantidad de nazis. Estas dos cosas ponen al país en un lugar de cierto interés en el tema del Holocausto. Y, por otro lado, sentimos la obligación de incorporar temas de lo que ha sido el momento más difícil de la historia argentina, del año 76 al 83, respondió Shalom.
Estamos obligados a repensar algunos contenidos, agregar información y conceptos, por el crecimiento de las derechas y por el crecimiento del antisemitismo que proviene de las ultraderechas pero que también proviene de ciertos grupos de izquierda, explicó el director del museo de cara a las remodelaciones.
A esto se suma la consternación mundial a partir de los acontecimientos desatados el 7 de octubre último, cuando milicianos de Hamas se infiltraron en el sur de Israel desde Gaza, asesinaron a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y se llevaron consigo a unos 240 rehenes, entre ellos una veintena de argentinos; a lo que Israel respondió con una ofensiva sostenida hasta hoy que lleva contabilizadas oficialmente 25.700 muertos y más de 63 mil heridos, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Palestina.
En este marco, Shalom señala que se incluirá más información sobre el judaísmo, sobre los orígenes del antisemitismo y sobre cómo Hitler los eligió como enemigo principal. Tenemos que explicar más acerca de cómo la crisis económica se convirtió en un trampolín para el ascenso al poder de figuras tan siniestras como Hitler, agregó Shalom.
Por su parte, Miremont consideró que el museo tiene la responsabilidad de aportar respuestas a lo que está pasando en Argentina o al menos de dar elementos para que los visitantes puedan pensar y construir nuevas miradas. Entendida la institución como un espacio de memoria y pensamiento, se remodelará la visita guiada y se incorporarán nuevas herramientas tecnológicas. Por ejemplo, la imagen de La casa de atrás -donde se escondían las familias Frank y Van Pels- tendrá un formato tridimensional.
Desde Ámsterdam, Metselaar trajo ocho objetos para sumar en el proyecto. Se incluye un álbum privado de los Juegos Olímpicos en Berlín; la constancia de las elecciones del 12 de noviembre de 1933 por el distrito electoral de Merseburg (ubicado en el Este de Alemania); una billetera de Handels- und Gewerbebank con billetes y notas de bancos de diferentes denominaciones entre 1922 y 1923; y notas de Reichsbank (banco nacional), del Estado (Württemberg), de la compañía Nacional Ferroviaria y de ciudades (Waiblingen and Göppingen).
Además de cupones de racionamiento para alimentos utilizados en los Países Bajos del 9 de julio al 5 de agosto de 1944 para comprar alimentos específicos; triángulos de metal de usados en los campos de concentración para identificar presos; libros que escondían cosas, como documentos; una radio clandestina (estaba prohibido escuchar la radio en los Países Bajos ocupados) y soldaditos para niños de la Alemania Nazi de 1930: son figuras de la SA (la milicia privada de Hitler), la SS (el cuerpo de combate nazi), la juventud hitleriana y la BDM (Liga de Mujeres Alemanas, organización Nazi para mujeres).
Estos elementos enriquecen el patrimonio del museo que busca que el público se sienta cercano a la historia del Holocausto. En esa línea, se recrean las dos habitaciones donde se ocultaron las familias: una biblioteca que se abre a partir del movimiento de un par de bisagras era la puerta de entrada al escondite y, una vez dentro, la cocina, el living, el baño, una cama y la escalera que daba al ático equipan la simulación del lugar. A partir de objetos como libros, diarios y juegos de mesa se puede inferir la cotidianidad de quienes vivían escondidos ahí.
El cuarto donde se alojaba Ana Frank tiene las fotografías que ella tenía, replicadas y colocadas de la misma forma para aportar más credibilidad a la sala. Con la remodelación, se incorporarán nuevos elementos sonoros para acompañar el recorrido, como la recreación de la voz de Ana Frank en el momento en que se visita su cuarto.
Las remodelaciones también apuntan a ponerle más color a la fachada e incorporar un mural moderno con un retrato de Ana acompañado con el nombre de la institución con letras luminosas en relieve. Se debe poner énfasis en la vida trágica pero no por eso hacerlo de manera solemne y oscura. Se puede hablar desde la luz, señaló Miremont. Además, una pantalla en la entrada contará las actividades que sucederán en el museo que se encenderá con el movimiento de las personas que se acerquen.
Actualmente, el museo recibe al público con una línea de tiempo que fusiona la historia de Ana con la del ascenso de Hitler al poder y la consolidación del nazismo. El proyecto incluye incorporar más objetos que cuenten historias, como propaganda del régimen nazi; imágenes en movimiento y videos creados a partir de fotografías como las que proporcionó Otto Frank, el padre de Ana, que era un aficionado a la fotografía; dos aulas para realizar actividades y un espacio de conclusión donde que contará con gradas donde se podrá dialogar.
Otra de las salas del museo aborda cuáles fueron los mecanismos y procedimientos del régimen nazi que se vieron reflejados en la última dictadura militar argentina. El hecho de que ciertas minorías o segmentos fueran señalados por los dictadores como culpables de las crisis y la consecuente propaganda dedicada a reforzar esta idea; las escenas de humillación en público que generaron terror y pánico; el robo sistemático de bebés y niños y la deshumanización del enemigo para naturalizar las torturas y asesinatos son algunos de los rasgos que comparten el nazismo y la dictadura en Argentina.
En este espacio del centro porteño se exhiben libros infantiles que fueron prohibidos durante la dictadura y otros elementos relevantes como el "Nunca más", un pañuelo de Abuelas de Plaza de Mayo y un contador móvil de los genocidas procesados, los nietos y nietas recuperados y los genocidas condenados. El recorrido por el Centro Ana Frank desemboca en el jardín, donde un castaño como el que menciona Ana en su diario da sombra a los visitantes y espera su inaguración el 12 de junio de este año, fecha que coincide con el natalicio de Ana y el día de los adolescentes (Ley Nº 26.809).
Con información de Télam