Arquitecto y artista, Carlos Gómez Centurión, conocido por sus trabajos sobre la cordillera, participa en la muestra colectiva "Arqueología del sentir" que se inaugurará el jueves en el Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson de la ciudad de San Juan y podrá disfrutarse hasta finales de noviembre, en el marco de Bienalsur.
El artista sanjuanino fue invitado por el curador, investigador y gestor cultural paraguayo Ticio Escobar que junto con Clarisa Appendino proponen un abordaje que cuestiona el límite entre las piezas arqueológicas, la artesanía y la producción artística contemporánea, como una suerte de provocación, gesto político desde donde desestabilizan conceptos y jerarquías inmutables, proponiendo otros "lugares capaces de hacer vacilar los atributos del gran arte y ensanchar, así, el espacio de la diferencia", postulan los curadores.
"En general, los artistas contemporáneos de San Juan comparten su afán por escudriñar el paisaje, la tierra, el entorno; realizan arqueologías horizontales que los llevan a rastrear señales en pequeños objetos diseminados en la ciudad o en sus afueras. Son artistas minuciosos, obsesivos, intensamente creativos, cuyos fecundos experimentos y ficciones los llevan a imaginar fisuras en el tiempo-espacio", escribe Escobar.
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Conocido por trabajar en altura, la sola experiencia de subir la montaña propone un tiempo "interno y de escala donde se va en fila indio por camino de herradura como le llaman en el campo, vas solo", dice Gómez Centurión y agrega: "estás dos o tres días como cuando fui al Aconcagua donde estás solo con ese paisaje y se te mete en el alma, y cuando llegaste arriba sos otra persona, y con eso pintas. Yo sí creo en eso de pintar con las tripas".
Gómez Centurión (San Juan, 1951), quien trabaja entre San Juan y Buenos Aires, participa con un tríptico de 2 metros por 4,50 metros de su serie "36 vistas del Cerro Blanco" que realizó motivado por una matanza de árboles centenarios cuando en la ciudad de San Juan cortaron ejemplares de 10 cuadras para "ampliar un carril de una avenida", antes de la pandemia, cuenta en diálogo con Télam.
Un hecho que provocó su indignación y que tuvo solo como respuesta "¿y qué querés, viejo? El progreso duele", lo que lo llevó a pensar un cuerpo de obra desde la concepción de que "si el progreso es asfaltar, asfaltemos todo, hasta los iconos del paisaje más importante" como "el Cerro Blanco que es muy importante en la geografía de San Juan", ironiza el artista.
"Entonces hice toda una serie con betún de Judea que es un derivado del asfalto de cuadros monocromos y le puse como nombre ´36 vistas de Cerro Blanco´ haciendo un guiño a las +36 vistas del Monte Fuji´ de Hokusai, esa serie que habla de la vida cotidiana en el Edo, la actual Tokio, Japón".
"Surgió de ahí, están hechas con mucha libertad", dice el artista quien refiere también que al principio de su carrera trabajó mucho con mitos y leyendas de la Cordillera y con textos del antropólogo Adolfo Colombres y formó parte del grupo de artistas visuales llamado "El mito real" junto al tucumano Víctor Quiroga (1954-2021), y el paraguayo Enrique Collar (1964), fundado en 1993 a partir de una convocatoria de Luis Felipe Noé a los tres artistas.
Con información de Télam