En el histórico barrio de Almagro, hace un año nació un lugar único que transporta a sus visitantes a la época dorada del primer peronismo. La Capitana, como su nombre sugiere, es un homenaje a la figura de Eva Perón y a la historia de esos años en Argentina. Con una ambientación cuidadosamente diseñada, un menú que evoca los sabores de la cocina porteña y una propuesta de vermutería clásica, este lugar se ha convertido en un destino imperdible para quienes buscan revivir el pasado con un toque de nostalgia.
La magia del diseño y la ambientación
Para la creación del ambiente de La Capitana, su dueño Nicolás Quirno se asoció con la arquitecta y diseñadora Ana Levembach, y se inspiraron en la democratización de la elegancia durante el primer peronismo y en las luchas de Evita por la reivindicación de los derechos de los trabajadores y las clases más humildes. El salón del bar está decorado con muebles capitoneados, lámparas de araña, cortinados densos y cristalería de diseño, transportando a los comensales directamente a las décadas del 40 y 50. La musicalización también es parte esencial de la experiencia, con tangos y boleros inolvidables que envuelven el ambiente con una atmósfera única y evocadora.
La carta: sabores que reconfortan
La carta de La Capitana fue pensada con la premisa de ofrecer platos hogareños y sabores que reconfortan el alma. En ella se encuentran auténticas delicias de la cocina porteña como empanadas caseras, milanesas a la napolitana o con papas fritas a caballo, guisos y pucheros del día, y el icónico pastel de papa gratinado al horno de barro. Entre los postres, se destacan clásicos como el vigilante, el flan casero, la banana con dulce de leche, el helado almendrado y las frutillas con crema. Cada plato es un viaje en el tiempo, una oportunidad para disfrutar de auténticas delicias de bodegón que rememoran épocas pasadas.
La experiencia vermutera
La Capitana también ofrece una auténtica experiencia vermutera, como solían disfrutarla los trabajadores argentinos de aquella época. Los comensales pueden disfrutar de mezclas clásicas con Hesperidina, Amargo Obrero o Pineral, servidas en vaso o jarra para compartir. Además, la carta incluye cócteles tradicionales y opciones de autor, como el copón No Me Olvides, preparado con gin artesanal nacional, limón, almíbar y malbec. A la hora del vermut, los clientes pueden acompañar la bebida con un "platito vermutero" repleto de aceitunas, cebollitas y pepinillos encurtidos, unas rabas a la romana o una tabla de quesos y fiambres seleccionados, entre otras opciones.