(Por Emilia Racciatti y Milena Heinrich) A un año de su muerte, Diego Armando Maradona vuelve a ser narrado en sus múltiples dimensiones, las mismas que desbordaron de sentidos su existencia: Gabriela Saidon, Alejandro Wall y Ayelén Pujol retoman sus pliegues para evitar panoramas concluyentes y definiciones clausuradas y armar, en cambio, nuevas hipótesis acerca del universo de un hombre que se desmarca de la figura de jugador de fútbol para constituirse en un protagonista excepcional de su tiempo histórico con capacidad de seguir despertando preguntas, polémicas y manifestaciones ilimitadas.
Escribir sobre Maradona implica asumir el desafío de abordar lo inconmensurable pero también el de enfrentarse a un personaje con la capacidad de transformar aquello que parece ordenado o cristalizado con su lenguaje, ese que con destreza marcaba la cancha de lo ya dicho para inaugurar nuevas definiciones e incomodar una y otra vez a quienes pretendían moldearlo y domesticarlo.
"Maradona es un personaje complejo y con muchos pliegues. Alguien marcado por su origen, su generación y su clase, y al mismo tiempo con una habilidad realmente sobrenatural (yo no creo que nadie nunca pueda hacer lo que él hizo con la pelota), y con talentos poco comunes para un futbolista: el poder de la palabra, la conciencia política que fue desplegando, la capacidad para plantarse frente a lo que consideraba injusto poniendo el cuerpo hasta el punto de autodestruirse", dice Gabriela Saidon que en estos días publicó "Superdios: La construcción de Maradona como santo laico".
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"Además, cantaba bien, bailaba bien, era tremendamente seductor. El problema también está ahí: fue alguien que no supo de límites ni los aceptó", advierte Saidon, que en su texto repasa las posiciones feministas sobre Maradona y ensaya una lectura que no pierde de vista la dimensión de clase y raza, al tiempo que destaca de qué modo "los feminismos pusieron bajo la lámpara al santo y lo iluminaron desde distintos rincones".
"No estoy segura de que alguien en su lugar hubiese podido hacer las cosas (las otras cosas, las de la vida) mejor que él. Seguimos indagando porque nos sigue presentando dilemas muy difíciles de resolver. La causa Álvarez vs Maradona es un ejemplo claro de esto: el testimonio de Mavys y sus denuncias ponen en cuestión todo lo que pensábamos antes. A quienes escribimos libros sobre él y al resto de la humanidad", apunta.
Ayelén Pujol es la autora del capítulo "El Padre de la Patria" en "Rey de Fiorito", el libro que Alejandro Wall, Ezequiel Fernández Moores y Andrés Burgo compilaron con edición de Sipreba y el reciente sello Ediciones Carrascosa, y de "¿Por qué hiciste eso, Diego?" en el libro "Fenomenología de Maradona", de ediciones NED.
Como Saidon que no oculta los dilemas que despierta Maradona, Pujol tampoco le escapa al cruce entre su trayectoria y las preguntas y reclamos que le hacen los feminismos: "En el día de su muerte y después había como un termómetro que rodeaba su figura y medía los grados de feminismo en sangre y se empezó a dibujar una grieta acerca de qué lado estabas, en tiempos en los que se piensa el mundo en una dicotomía. Se trata de una falsa dicotomía", asevera.
Para ella "no existe la respuesta posible a si se puede separar la obra del artista sobre todo en una figura como la de Diego que, sin negar las actitudes violentas, los hijos no reconocidos y las violencias sobre las mujeres o las diversidades, nos hizo felices. No es el único varón machista misógino del sistema en el que vivimos. Poner la lupa sobre él es desconocer que los tiempos que vivimos hoy de transformación son parte de una construcción y de muchas luchas. Maradona fue también hijo de su tiempo".
En este sentido, la periodista cree que "su muerte marca simbólicamente el fin de una forma de vivir y habitar la masculinidad pero sobre todo la vinculada al fútbol para nosotros/nosotras como sociedad es el fin de una forma de construir idolatrías".
Por eso, narrar a Maradona es narrarlo a él y más allá de él ¿importa la cronología de su vida? ¿se ciñe su existencia a lo que hizo en la cancha? Sí y no, en todo caso importan las constelaciones de sentidos, como estelas, que dejó en cada intervención con el espacio y con los otros: su relación con Cuba, con los medios de comunicación, con el poder, con la dirigencia, con las banderas sociales que consideraba justas.
Sobre esos vínculos transita el libro "Rey de Fiorito" con el registro de la crónica social y política como potencia narrativa. "Nadie -dice el periodista Alejandro Wall, uno de los editores del libro- podría decir que Diego es futbolista y nada más, evidentemente fue un actor que excede al fútbol, que por supuesto lo hizo en la cancha. Pero como dijo alguien en algún momento fue un personaje extraordinario de la historia universal que además fue un gran futbolista".
"A mí, realmente, una pregunta que me cruza desde hace mucho tiempo es ¿qué es Diego Maradona? ¿quién fue Diego Maradona? Me parece que Diego va a seguir abriendo un montón de lecturas y resignificándose todo el tiempo. Me parece que su paso por este mundo fue tan complejo, tuvo tantas vidas en esos 60 años que por eso creo que permite que uno pueda ir mirando tantos pliegues distintos. Por supuesto, cada tramo, cada año es una historia enorme. Sea Fiorito, sea Nápoles, sean sus caídas y resurrecciones, o su potencia política que es la que nos interesó para el libro", sostiene.
En el año de su muerte, la bibliografía sobre Maradona creció, tomó derivaciones que no caen en reducciones simplistas sino que se animan a meterse en la profundidad de las contradicciones, como la que circunscriben a los feminismos. "Maradona fue tan grande como jugador de fútbol y con su palabra que siempre se va a seguir hablando de él. Que un ídolo global lance algunas banderas vinculadas a la justicia social o enfrente a poderosos era muy fuerte", sostiene Pujol.
De ahí su inconmensurabilidad, como señala Wall: "Van a seguir apareciendo Diegos. Porque va a seguir generando, incluso muerto, lo que generan los mitos. En este año sin Diego también nos hemos reencontrado con cosas que ya habíamos visto en él pero no nos detuvimos de la manera que debíamos habernos detenido a pensarlas".
Como señala Saidon en su libro "Superdios" Maradona se construyó en vida como santo popular, algo que se vincula con esa híbrida y para nada heterogénea argentinidad: "En la Argentina parece que estuviéramos estar siempre esperando construir un nuevo santo (o santa). Por ejemplo, ahora me pregunto: ¿será Charly nuestro nuevo santo? ¿Chano? En general, los santos populares hombres son seres imperfectos, ´pecadores´, ´justicieros´, los mejores ´en lo suyo´, generosos, y si nos ponemos a revisar bien, seguramente en la mayoría de los casos han sido machirulos (pienso ahora en los santos gauchos que en Argentina proliferan)", sostiene la autora.
En el capítulo que escribió en "Rey de Fiorito", Pujol señala que hay un Diego que supo ser la representación más completa de la masculinidad hegemónica pero también tuvo una cátedra de rebeldía a su cargo. En ese sentido, dice que "Diego fue un poder y lo ejerció de manera violenta sobre las mujeres" y que a su vez, la rebeldía estaba "en enfrentar a los poderes del fútbol, donde fue abiertamente enemigo de la AFA durante mucho tiempo, de la FIFA con (Joao) Havelange, en posicionarse políticamente. En general sus expresiones de apoyo estaban vinculadas a los sectores más oprimidos, a los jubilados, a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Tenía tatuado al Che, criticó al Papa y cuestionó el oro del Vaticano con el hambre que había en el mundo".
"A pesar de que su situación económica con el fútbol cambió mucho siempre puso en agenda la situación de los que menos tenían, eso en un sistema que nos lleva siempre a lo contrario y que genera desigualdad y oprime es rebelde. Además de su rebeldía jugando al fútbol, con un estilo de juego que era rebelde por naturaleza: la gambeta, el engaño, todos modos de juego que son rebeldes en una cancha", añade Pujol.
La periodista asegura que "en esto de ser hijo de un tiempo histórico él también fue la representación de la argentinidad en un montón de cuestiones, incluso en las contradicciones; marcó la identidad vinculada al fútbol, la manera de jugar, de vivir y sentir. Fue la representación de la ilusión y la esperanza para quienes viene de abajo y sueñan con destacarse en ese juego más popular. En Argentina se decía que en los barrios nadie quiere ser abogado o contador sino futbolista y Maradona lo consiguió".
Con su condición de pibe de oro, Maradona refundó la capacidad de soñar. "Nos cambió la vida -resume Pujol- y fue una fabrica de generar felicidad para miles de personas en nuestro país. Los libros son parte de ese proceso de pensarlo, analizarlo y entenderlo como una forma de tratar de pensarnos, analizarnos y entendernos también a nosotros y nosotras como argentinos y argentinas".
En tanto que funciona como posibilidad de indagar en lo colectivo y lo individual, lo global y lo local, en la complejidad del pensamiento, en las emociones, Saidon asegura: "Todo Diego es personal". La frase que evoca la construcción feminista que "lo personal es político" y dialoga con el título del libro "Todo Diego es político" -una obra fundamental escrita por mujeres que a poco de su muerte revistió de lecturas y miradas la figura del diez- y deriva en otra construcción, que refleja estos pliegues y repliegues que supone Maradona.
Como dice Saidon, "Todo Diego es personal" porque refiere "a la representación que cada cual tiene de Maradona, y cómo en esa representación se pone en escena valoraciones propias determinadas por un montón de factores ideológicos, políticos, culturales, de clase, pero también, y sobre todo, sentimentales".
Con información de Télam