(Por Ana Clara Pérez Cotten) Entre la esperanza de que los planes de asistencia para los artistas finalmente den paso a los proyectos de reactivación de las industrias culturales, pero atento al incremento de los contagios por la circulación de la variante Ómicron de coronavirus, el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, destacó el valor del "nuevo territorio digital" para repensar las políticas públicas de la pospandemia y adelantó que el Centro Cultural Borges reabrirá en marzo y alojará entre otros espacios al Museo de Arte Oriental, que hasta ahora no tenía sede.
"Durante la pandemia, el territorio digital explotó de una forma sorprendente. Nosotros que venimos de habitar el ´viejo territorio´ nos empapamos de lo digital en pocos meses y nos pusimos a trabajar en el desarrollo de plataformas. Ahora ambos mundos van a convivir en todo lo que desarrollemos a futuro. El MICA, un encuentro que es presencial desde hace diez años, volverá en abril pero también tendrá una representación digital. Eso hace que se multipliquen los vínculos. En la gestión cultural es importante habitar los nuevos espacios, no mirarlos de lejos o con recelo", analizó Bauer durante una charla con Télam en la cúpula del Centro Cultural Kirchner.
El edificio emplazado donde funcionó alguna vez el Correo Central, más allá de ser un emblema de la gestión y de la voluntad política de que Cultura volviera a ser ministerio, fue en los últimos meses uno de los escenarios de reencuentro de los artistas con el público en eventos (casi) masivos: se festejaron los 70 años de Charly García, pero también se presentó la obra completa para órgano de Sebastian Bach y se organizaron show de nuevas expresiones como el trap y el rap.
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- Télam: La pandemia generó un fenómeno de cierta temporalidad rota. ¿Cómo fue estar al frente de un ministerio en este contexto? ¿Qué desafíos implicó?
- Tristán Bauer: La pandemia nos llevó a abordar el tiempo con otra perspectiva. Los límites que antes eran anuales se volvieron difusos. Fue un desafío muy grande por lo inesperado. Todavía recuerdo que estábamos por estrenar el primer concierto de la Sinfónica Nacional y Ginés González García (por entonces ministro de Salud) me dijo: "Tristán, hacé el concierto pero va a ser el último que hagas en mucho mucho tiempo". Ese "mucho tiempo" pensé que iban a ser tres meses y llevamos dos años. Fueron tiempos muy duros que nos llevaron a transformar y reprogramar lo que pensábamos a hacer, pero que también nos permitieron entablar otro tipo de diálogo con los artistas. Atentos a lo que se hacía en otros países, fuimos diseñando políticas que jamás pensamos que íbamos a poner en marcha. Las industrias culturales, junto con el turismo y la gastronomía, fue uno de los sectores más golpeados. Llevamos invertidos más de $14.000 millones.
T.: Al momento de aplicar los planes de asistencia el ministerio se encontró con un primer impedimento: el alto grado de informalidad que afecta al sector. ¿Cuál es hoy el panorama y el registro de esa situación?
T.B.: Cuando llegamos, una de las características que encontramos es no tener bases de datos. Entonces, muy rápidamente nos propusimos armar bases de datos para darle un marco a esa informalidad. Hoy tenemos muchísima información precisa. Tenemos un registro con más de 100 mil inscriptos. Creo que es muy ejemplificador de esto el registro de los artesanos en todo el país: no se sabía nada de ellos. Armamos un registro de 1.500 distribuidos en todo el país, muchos en situación de ruralidad. Muchos no estaban bancarizados. Entonces, junto con el Banco Nación logramos pagarle en tiempo récord. Fue muy importante en esa coyuntura pero hoy tenemos mucho detalle sobre dónde trabajan, con qué elementos, qué dificultades tienen. En definitiva, entablamos un diálogo a partir del cual es mucho más fácil trabajar.
- T.: En estos años, se teorizó mucho solo el rol de la cultura en plena crisis sanitaria. Acompañamiento, evasión, entretenimiento. ¿Cuál es su perspectiva? ¿Cree que la pandemia cambió aquello que entendemos por "cultura"?
- T.B.: Como cineasta, siempre tuve presente la función del cine y del resto de las disciplinas artísticas sobre la transformación social e individual. Cuando uno accede a una poesía, a un cuadro o a una película puede advertir rápidamente un antes y un después, un cambio. Uno es otro. La pandemia dejó en claro en qué medida la cultura es sustancial para el desarrollo humano. Yo estoy muy agradecido al personal de salud y a los científicos que desarrollaron las vacunas pero sé que la cultura también es sanadora, una estructura invisible pero presente. En la Argentina, muchas veces se asimila a la cultura con las disciplinas artísticas. Y, si bien hay lógicamente un vínculo, la cultura es muy vasta y su origen etimológico nos lleva a pensar en el cultivo de la tierra. La reflexión debemos hacerla justamente desde esa mirada profunda. En el encierro, el streaming de los músicos, la vuelta a la poesía o el arte inmersivo y virtual nos dejaron en claro qué tan salvadores son.
- T.: Y en lo personal, ¿Qué disciplina artística lo "salvó" durante la pandemia?
- T.B.: La lectura estuvo más dedicada a los expedientes y proyectos, porque lo administrativo y el seguimiento de un ministerio demandan mucho tiempo. Pero la poesía latinoamericana y española me acompañaron mucho. Y también he descubierto en Youtube la posibilidad de acceder a materiales crudos: por ejemplo, los originales de los camarógrafos que accedieron a la Segunda Guerra Mundial. Y esto me interesa muchísimo más que las reelaboraciones en películas o series. Ver cómo miraban los testigos me parece fascinante porque antes había que viajar y pedir autorización en un museo y ahora está al alcance del clic.
- T.: Ante esta nueva ola de contagios, parece muy complejo hacer proyecciones pero ¿Cuáles son las líneas que imagina para la gestión en 2022?
- T.B.: Cambian muy rápido las perspectivas. Hace quince días, hubiera dicho otra cosa porque no imaginaba este pico de casos tan alto aunque por suerte es con mucha menos cantidad de casos severos. Trabajamos para dejar atrás los programas asistenciales e ir hacia programas de producción. Renacer Audiovisual, por ejemplo, con una inversión 2.400 millones de pesos para desarrollar la industria audiovisual: en un clima de tanta recesión queremos apuntalar al sector y también desde lo simbólico nos interesa ver cómo cambiaron las miradas artísticas durante la pandemia, qué vamos a contar.
- T.: ¿Cómo avanzan las obras en el Centro Cultural Borges? ¿Cuál es el proyecto del ministerio para ese espacio?
- T.B.: Durante estos meses nos dedicamos a la puesta en valor de muchos museos y de edificios como el Cabildo. El Centro Cultural Borges estaba muy venido abajo y ahora las obras están muy avanzadas. Estimo que si todo sigue así podremos reinaugurarlo en marzo en plenitud con un espacio muy grande para la Fundación Borges y la Fundación Mercedes Sosa. También funcionará allí el Museo de Arte Oriental que no tenía sede. Queremos un centro cultural que esté en sintonía con el lugar privilegiado que tiene en la ciudad. Le dará protagonismo a la fotografía, al tango y dialogará con el Centro Cultural Kirchner.
- T.: La perspectiva de género impregnó muchas de las políticas de la gestión ¿Cómo lo van a desarrollar y continuar en 2022?
- T.B.: Muchos de los proyectos del Renacer abordan cuestiones desde la cuestión de género. Esta mirada nueva implica una transformación real, un real descubrimiento para todos que llegó para quedarse.
- T.: Desde que llegó al ministerio insiste con la necesidad de hacer una gestión federal. ¿Cómo hacer que eso no quede en una mera bandera?
- T.B.: Hace cuatro días estuve en Misiones y hace dos días, en Salta. Cuando llegamos al ministerio encontramos una estructura muy centralista donde todas las decisiones se tomaban acá. La pandemia nos ayudó en esto porque todos los procesos burocráticos y las inscripciones a las plataformas virtuales, fue un paso impresionante. También busco estar muy atento a ver las cuestiones presupuestarias y trabajo con el Consejo que reúne a todos los ministros del país. Y esto va dando resultados. Durante mi visita a Humahuaca pude ver cómo hacen producciones audiovisuales allí de forma integral: nace, concluye ahí, como en cualquier ciudad con tradición audiovisual en el mundo, y se están empezando a transmitir en Encuentro. Esto es un fenómeno nuevo que hace cinco años no existía y que tiene que ver con varios motivos. El principal, seguramente, sea la digitalización de la imagen y el sonido que facilita la circulación.
- T.: Fue funcionario durante muchos años de la gestión de Cristina Kirchner y ahora forma parte del Gabinete de Alberto Fernández ¿En qué se diferencian ambas gestiones?
T.B.: Son momentos históricos muy distintos y personalidades muy distintas. Pero los dos tienen una mirada muy sensible sobre qué es la Cultura. Cuando trabajé con Néstor primero y Cristina fue un tiempo de mucha expansión material y simbólica: hicimos Encuentro, Paka Paka, la celebración del Bicentenario, el Museo del Bicentenario, el Centro Cultural Kirchner. Ahora, en estos años de pandemia cruel, tengo mucho agradecimiento con Alberto y con Cristina porque demostraron sensibilidad frente al momento difícil que pasa la cultura. No hubo expansión, pero sí en esta etapa tan dura de tanta muerte pudimos mantener encendida la llama de la cultura y ahora espero que tengamos un horizonte más luminoso con otras posibilidades de renacimiento.
Con información de Télam