En una Francia agitada por huelgas internas y en alerta ante la posibilidad de que el conflicto en Medio Oriente se importe a su suelo -en la última semana varias amenazas de bomba obligaron evacuaciones de emblemas culturales como el Museo del Louvre y el Palacio de Versalles-, la obra de Pablo Picasso, se despliega en una retrospectiva histórica en el Centro Pompidou de París, cerrando el año del centenario del nacimiento del genio español.
Cerca de mil dibujos, acuarelas y grabados de Pablo Picasso dan forma a las vasta exhibición que desde hoy y hasta el 14 de enero exhibirá el parisino Centro Pompidou, que, afectado en los últimos días por una huelga de su personal, cedió la sala número 1, la más importante, con más de 2.000 metros cuadrados para esta retrospectiva imponente, dividida en 50 recorridos, informó la agencia francesa de noticias AFP.
Se trata de una gigantesca colección gráfica proveniente del archivo picassiano depositado en el Museo Picasso de París, el Museo de Arte Moderno y el propio Centro Pompidou, explicó a la prensa Johan Popelard, curador de la muestra junto a Anne Lemonnier.
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Los recorridos refieren a tópicos como la devoción de Picasso hacia los grandes maestros y otros que aseguraban controversias varias, algunas muy encendidas, al menos antes de haberse desatado el conflicto en Medio Oriente: desde su pasión por la tauromaquia, entendida por unos como tradición y por otros como crueldad hacia los animales, hasta su relación con las mujeres, misógina, como mínimos, según nuevas y actuales lecturas sobre su figura.
La violencia de la guerra, otro de los tópicos de esta retrospectiva histórica picassiana (creador de Guernica, lienzo que supo condensar los horrores de la guerra y devino en símbolo de paz) es el recorrido más espontáneamente controversial en Francia, donde vive la tercera mayor comunidad judía del mundo -después de Israel y Estados Unidos- y la mayor de Europa, tensada tras la guerra que se desató luego de la letal ofensiva llevada a cabo por el movimiento palestino Hamas contra territorio israelí desde la Franja de Gaza.
En este contexto, en el cual las autoridades francesas elevaron el nivel de alerta pasando de un estado nacional de "riesgo de atentado" a "emergencia de atentado", la escenografía montada en el Pompidou de París invita a pasear entre hojas sueltas de un cuaderno desperdigado, homenaje a la febril producción del pintor malagueño fallecido en 1973.
En el centro de ese gran espacio pueden verse decenas de cuadernos de artista de todos los tamaños con esbozos de figuras al carboncillo y acuarelas repletas de detalles prestadas por museos franceses, italianos, alemanes y el Museo Picasso de Barcelona; y, como propuesta innovadora, un montaje visual hace desfilar las hojas de los cuadernos para "asistir al hilo del pensamiento" de Picasso, explica Popelard.
Esos cuadernos repasan la vida de Picasso desde los primeros años de aprendizaje, cuando con 11 años ingresó en una academia de arte en La Coruña (noroeste de España) y contrastan con otros videos de la exposición, que los muestran como un artista ya adulto y maduro, dibujando sin dudar enormes figuras al carbón en una pared o componiendo el retrato de sus modelos.
Retomando la polémica que la figura del artista despierta en torno a las nuevas miradas que suman en ese análisis la perspectiva de género, Lemonnier, la curadora, sumó su granito de arena al aseverar que "no se puede diferenciar la vida de la obra, en particular con Picasso".
Con información de Télam
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