(Por Mercedes Ezquiaga). Hay un relato latente en cada una de las fotografías etéreas, memorables, idílicas, conmovedoras, del famoso fotorreportero estadounidense Steve McCuryy, cuya muestra "Icons", una de las retrospectivas más completas con más de cien imágenes de gran formato -incluida la famosa niña afgana que fue tapa de National Geographic-, inaugura mañana al público en el Pabellón Frers de La Rural.
"Visité la India más de 80 veces y no creo que haya una obra arquitectónica más icónica ni una experiencia más profunda que visitar el Taj Mahal, en Agra. En cualquier época del año, con cualquier tipo de luz, es siempre una experiencia profunda. Una tarde estaba allí y crucé el río para fotografiar el templo desde la distancia. Mientras cruzábamos al barquero se le cayó algo al agua. Vadeó buscándolo. Yo creo que eran sus llaves. Y de repente surgió. Vi aquella imagen con el reflejo del Taj Mahal cubriendo el agua y este hombre agachado buscando algo en ella", cuenta McCurry sobre una de las imágenes más majestuosas de su impresionante galería, el famoso palacio funerario reflejado en el agua, la imagen invertida, tal como se escucha desde los auriculares luego de escanear el QR que acompaña la obra y que completa, así, la historia detrás de la foto.
Las luces bajas y las paredes pintadas de un sombrío tono azul dan un marco intimista y ceremonioso al momento del encuentro con las fotos, un largo recorrido por el Pabellón Frers de la Rural a través de varias salas y de los cientos de países que el estadounidense visitó y fotografió, personas, oficios, culturas, tradiciones, conflictos armados y desastres naturales, que van de Afganistán a la India, del sudeste asiático a África, de Cuba a Estados Unidos o de Brasil a Italia.
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"La muestra comienza con una galería de retratos para que veas quienes son los protagonistas de sus fotos. Pero no hay un recorrido cronológico. En el armado mezclamos lugares, personas, situaciones, diferentes proyectos, a lo largo de los diferentes años. Es una suerte de conversación de unas imágenes con otras, por su energía, por su impronta de ensueño, por lo duro del momento, por la presencia de niños. La idea es que la gente la recorra como quiera, libremente", dice a Télam la curadora de la exposición, la italiana Biba Giacchetti, quien ha realizado la curaduría de por lo menos 50 exposiciones de McCurry en todo el mundo.
No hay una única explicación posible al fascinante repertorio de imágenes de este fotógrafo estadounidense nacido en 1950 en los suburbios de Filadelfia, considerado hoy una de las voces más emblemáticas de la fotografía contemporánea: de muy joven, después de varios años trabajando como freelance, McCurry realizó el primero de sus muchos viajes a la India, una aventura que emprendió con poco más que una bolsa de ropa y unos rollos de película. Desde entonces, ha creado imágenes asombrosas en innumerables países de los siete continentes.
"Seleccionamos las fotografías más importantes de cada uno de sus muchos proyectos", relata Giacchetti sobre este derrotero visual que va de los trenes en India a los atardeceres en Brasil, que incluye un grupo de monjes en Camboya, mezquitas en Afganistán, desiertos en Jordania, cautivantes mujeres cosechando en el campo, en Yemen o un grupo de mujeres vestidas de rojo, junto a la carretera, que se protegen de una tormenta de polvo en la India, una de sus "fotos favoritas", cuenta el autor en la audioguía.
Un apartado especial se reserva para su imagen más icónica: el legendario retrato que realizó a la niña afgana de 12 años Sharbat Gula, de luminosos ojos verdes y mirada expresiva. En 1984, en Pakistán, McCurry conoció a un grupo de refugiados afganos que le ayudaron a cruzar la frontera de su país junto a ellos, justo cuando la invasión rusa estaba cerrando el país a todos los periodistas occidentales.
"Una mañana me encontré con una niña preciosa en un campo de refugiados afgano que reflejaba en su mirada, de una manera muy digna, la realidad de todo un pueblo", recordaba el autor en diálogo con Télam cuando visitó la Argentina en 2010.
Vestido con atuendo afgano, barba y la piel desgastada por el clima después de semanas conviviendo con los muyahidines, el fotógrafo ofreció al mundo las primeras imágenes del conflicto en Afganistán, poniendo un rostro humano al tema de actualidad del momento. Aquella cobertura, portada de la revista National Geographic en 1985, le valió la medalla de oro del premio Robert Capa al mejor reportaje fotográfico desde el exterior.
"Sus fotografías son sofisticadas y simples al mismo tiempo. A veces pareciera que es el retratado quien está mirándonos a nosotros, espectadores, y no al revés. El logra desaparecer en la imagen, al final los retratados ni siquiera lo notan, él ya es parte del paisaje. Y tiene un lenguaje transversal, que todo el mundo logra entender. A la vez es alguien totalmente involucrado en la fotografía y tiene una gran percepción", señala la curadora italiano, al intentar resumir la fascinación que genera este conjunto de 110 imágenes.
A lo largo de su carrera, McCurry cubrió gran cantidad de zonas en conflicto, incluyendo la guerra Irak-Irán, la desintegración de Yugoslavia, Beirut, Camboya, Filipinas, la Guerra del Golfo, China y una cobertura continua de la situación en Afganistán, tal como refleja el recorrido por la exhibición.
Su incansable archivo personal supera el millar de imágenes: "Son millones de fotografías. El ahora está en Tailandia tomando fotos. Es lo que hace todos los días. Es más que una obsesión, es su vida entera. Creo que él ni sabe cuántas fotos lleva tomadas", asegura Giacchetti.
El arco temporal que abarca la muestra va desde 1980 al 2011: un recorrido por diferentes sitios y geografías, cultos religiosos -musulmanes, hinduistas, budistas-, la vida cotidiana de esos pueblos y las costumbres pero también desastres naturales como las secuelas que dejó el tsunami de Japón, en marzo de 2011, dejando 18.000 muertos.
El 11 de septiembre de 2001 McCurry regresaba a Nueva York luego de haber estado viajando junto al Dalai Lama, registrando imágenes para su proyecto sobre el budismo. A las 6 de la mañana llegó a su estudio fotográfico en el centro de Nueva York y muy pronto comenzó a tomar imágenes desde su ventana de las dos torres gemelas que ardieron y se desplomaron. "Las tuvo muchos años guardadas sin verlas, porque resultaba muy duro para él", refiere la experta italiana sobre las imágenes incluidas en este recorrido.
La última sala ofrece un particular acercamiento a los animales en relación con los humanos, o lo que se podría considerar las mascotas más curiosas alrededor del globo: una chica en la India con dos ratones blancos, una mujer etíope abrazada a una gallina, o un europeo sentado junto a su perro.
La visita se enriquece con algunos vídeos sobre sus viajes, sus aventuras y su profesión, que revelan algunas de las claves de su vida como fotógrafo y explican cómo se captaron las imágenes y quiénes son las personas retratadas en ellas.
Steve McCurry realizó decenas de portadas de revistas y libros, más de una docena de publicaciones propias e innumerables exposiciones en todo el mundo. Su extenso trabajo -que abarca conflictos, culturas en extinción, tradiciones antiguas y sociedades contemporáneas- siempre conserva esa característica forma de capturar a las personas que hizo de su célebre fotografía de la niña afgana una imagen tan poderosa.
Con la colaboración de Sold Out y Sudest 57 y presentada en Buenos Aires por S2BN y DGE, la exposición "Steve McCurry ICONS" se puede visitar del 16 de febrero al 2 de abril en el Pabellón Frers de La Rural (Avenida Santa Fe 4363), de martes a viernes de 14 a 21 y los sábados, domingo y feriados de 12 a 21. Entradas desde $3.500 en la web
www.laruralticket.com.ar/event/steve-mccurry-icons.
Con información de Télam